La sociedad de los POETAS EBRIOS - Castro: el obispo incómodo de Cuernavaca
En opinión de Héctor Rangel Terrazas
La de Cuernavaca nunca ha sido diócesis tranquila ni normal. Sus titulares han sido personajes destacados; algunos ejemplares y otros de vergüenza, cuya actividad ha rayado en cuestiones ILEGALES e, incluso, de PERVERSIDAD SEXUAL, pasando por MAGNICIDIOS y DELITOS ELECTORALES; todo ello, muy alejado de la labor pastoral y de evangelización a la que deberían sólo dedicarse.
No se descubrirá el hilo negro al asegurar que LA HUELLA MÁS PROFUNDA por quien se ha puesto el calzado como encargado de esta labor, en nuestra ciudad capital, fue la de don Sergio Méndez Arceo. No es el caso destacar su labor con las comunidades de base y con quienes siempre han sido los últimos de los últimos, de lo que hay mucho escrito y dicho (recomendamos "Sergio Méndez Arceo y su visión internacionalista", de la investigadora Tania Hernández Vicencio, del Instituto Nacional de Antropología e Historia). Pero no huelga recordar que el famoso prelado, conocido y criticado, entre otros motivos, por haberse atrevido a llevar el mariachi a la misa de 12 dominical, en nuestra catedral, fue mal visto y perseguido por los arzobispos primados de México, Miguel Darío Miranda y Ernesto Corripio Ahumada. Las coincidencias entre las doctrinas sociales del obispo y las de la izquierda mexicana e internacional, en plena guerra fría, le significaron acusaciones y hostigamiento.
Antes de llegar a Ramón Castro Castro, cuya INCOMODIDAD por su labor va por otra vía, podríamos destacar a un no muy recordado Francisco González Arias, quien fue el titular de esta diócesis cuernavaquense de 1931 a 1946, justo en los años cuando un joven aspirante a cura, corrido de varios seminarios en el país, se vino a refugiar al Conciliar de esta urbe: se llamaba MARCIAL MACIEL. Hace casi una década, este redactor entrevistó a Alejandro Espinosa Alcalá, autor de "El Ilusionista", texto dedicado a destacar las tempranas perversidades del fundador de los "Millonarios" de Cristo (perdón, "Legionarios"). En ese largo historial de vergüenza, donde la PEDERASTIA fue lo más escandaloso y criminal, y según Espinosa me reveló, la seducción que usó Marcial con el purpurado Francisco fue lo que impulsó al entonces seminarista (gracias a los FAVORES SEXUALES obsequiados por el joven), a concluir (en menor tiempo del exigido) la larga formación para sacerdote; ello, a la postre, fue fundamental para el inicio de la construcción del maléfico reinado, inscrito ya en las páginas negras de la iglesia católica, y que ha SACUDIDO al mismo Vaticano.
Tampoco podemos dejar de mencionar, previo a comentar sobre Castro Castro, a Jesús Posadas Ocampo, asesinado en el aeropuerto de Guadalajara en 1993, en uno de los distintos magnicidios de esa época. Fue un caso de los nunca aclarados, donde los vínculos de quien encabezó la diócesis de la capital morelense de 1983 a 1987, con las altas esferas políticas y gubernamentales del RÉGIMEN PRIISTA, e incluso con el NARCO, fueron señalados por no pocos, en aquel crimen fruto de una SUPUESTA confusión.
El actual jefe de esta diócesis también fue precedido por personajes como Luis Reynoso Cervantes (antítesis de Méndez Arceo); y Florencio Olvera Ochoa (quien erró la profesión, pues debió, en cambio, haber fungido como consejero electoral). El primero fue una mente brillante, abogado de la iglesia mexicana, pero más que proclive al conservadurismo. El otro fue el autor del "DÉCALOGO DE PECADOS ELECTORALES", receta para la feligresía de Cuernavaca, Morelos y el país, con la cual, SIN DECIRLO, se dirigía el voto católico al panismo, en detrimento de los intereses de los partidos de izquierda (las acusaciones, por la comisión de delitos electorales, jamás prosperaron ante la prominencia de los intereses políticos, por encima de los legales).
Y, finalmente, hace poco más de un sexenio, llegó el obispo Ramón. Como Florencio, el atractivo político y electoral, disfrazado de activismo contra la inseguridad, fue el canto de sirenas en que cayó el encargado de los católicos aquí. Violando el 30 constitucional, y la Ley de Asociaciones Religiosas, el prelado ha usado el púlpito para alimentar su sed de protagonismo, con la búsqueda de la paz como bandera. Con descaro, a finales del sexenio pasado, se enroló en el GRUPO DE PESO DE LOS ENEMIGOS DE GRACO, a quienes prestó apoyo especialmente moral, que en los mass media hizo crecer a esa cofradía. Vera, Blanco, Nazario, Becerra y otros eran los apellidos con los que el de sotana confabuló para atacar el contrario común.
Uno de los signos más graves de su INCOMODIDAD y PROBLEMÁTICA se materializó en mayo, ante la quinta "Marcha por la Paz". Las críticas y exigencias, ahora dirigidas a la gestión de su antiguo aliado, Cuauhtémoc, pusieron en serio brete al jefe del Ejecutivo, tradicional participante de esas caminatas, pero ahora convertido en el (doble) blanco de los dardos. Tras el anuncio de su presencia, en voz propia del americanista, y seguramente asesorado, vino el obligado anuncio que reculaba por las "amenazas" recibidas. Fue un penoso incidente para el góber, fruto del incansable perfil protagónico del purpurado.
Pero ya no será tan fácil mantener sin control a Castro. Una medida asumida por el propio Para Francisco (https://elregional.com.mx/impone-el-papa-jefe-al-obispo-ramon-castro) acaso sea la que meta el freno. Habrá "MARQUAJE" PERSONAL AL JERARCA CATÓLICO. Francisco Javier Chavolla Ramos, hasta ahora obispo de Toluca, es su nuevo jefe, y ante quien deberá reportar la actividad. Ya que la autoridad civil es tan BLANDENGUE para siquiera pensar en poner orden en la poderosa arena eclesiástica, quizá por la vía de la jerarquía católica se corrija lo descompuesto.