¿Quién fue Sergio Cisneros “Kiskilla”?
Extecladista y acordeonista de Mago de Oz

El mundo del rock en español está de luto. En las últimas horas, se confirmó el fallecimiento de Sergio Cisneros “Kiskilla”, músico que dejó una huella imborrable en la historia de Mägo de Oz con su talento en los teclados y el acordeón.
Nacido en 1967, Kiskilla inició su camino en la música durante la década de 1980, siendo parte de bandas como Metal Cobra y el grupo de folk rock celta Labanda. Sin embargo, su vida dio un giro en el año 2000, cuando se unió a Mägo de Oz bajo la dirección de Txus Di Fellatio, participando en la grabación del icónico álbum Finisterra, uno de los más queridos por los seguidores de la banda.
A lo largo de ocho álbumes de estudio y tres en vivo, sus melodías en el piano y acordeón le dieron un toque distintivo a éxitos como Belfast, La Ciudad de los Árboles y Molinos de Viento, convirtiéndose en una pieza fundamental dentro del sonido de la banda.
En 2012, tras más de una década con Mägo de Oz, Kiskilla decidió emprender un nuevo rumbo en su carrera, colaborando con diferentes proyectos musicales. Entre ellos, trabajó junto a José Andrëa y Uróboros, además de formar parte de Casa de Fieras y Amigoz, bandas donde continuó compartiendo su talento con el mundo.
La enfermedad que marcó sus últimos años
El 6 de marzo de 2025, a los 58 años de edad, Sergio Cisneros falleció tras una larga batalla contra la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC). La noticia conmocionó a sus seguidores y colegas, quienes no tardaron en expresar su tristeza en redes sociales.
Sus excompañeros de Mägo de Oz despidieron a Kiskilla con un emotivo mensaje: "Ha dejado de sufrir y por fin ahora está donde no existe el dolor", destacando el profundo impacto que tuvo en la historia de la banda y en la vida de sus amigos.
La partida de Sergio Cisneros representa una gran pérdida para la escena del rock en español, pero su legado continuará vivo en cada una de las canciones que ayudó a crear. Su talento, pasión y creatividad seguirán resonando en los corazones de quienes crecieron con su música.
Descansa en paz, Kiskilla.