Juego de Manos - Depresión y pandemia

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - Depresión y pandemia

Desde el inicio de la pandemia, la agenda ha estado repleta de noticias y análisis referentes a las consecuencias que ha tenido este virus en nuestra vida y nuestra sociedad. En su mayoría, el estudio de la pandemia se ha realizado desde una óptica económica: las afectaciones en el valor de las monedas, los negocios que suspendieron o dieron por terminadas sus actividades, la reducción de la clientela consecuencia de las medidas de sanidad; entre otros puntos.

También, en menor medida, se comunica sobre los cambios dentro de nuestra cotidianidad, las actividades normales que pasaron a ser riesgosas, los espacios seguros que se convirtieron en puntos de contagio, las puertas que cerraron y no volvieron a abrir.

A pesar de lo anterior, fallamos en incluir dentro de los impactos graves de la pandemia el golpe grandísimo que ha tenido sobre la salud mental de las personas, desde las secuelas psicológicas que deja el haberse infectado de covid, hasta el incremento en los casos de depresión que se han generado a partir de esta crisis mundial.

Y es que, aunque suelen subestimarse, las afectaciones mentales que se han derivado de la pandemia son sumamente preocupantes. De acuerdo con cifras del INEGI, el año 2020 —que, recordemos, fue cuando inició la pandemia en Mexico y se llevaron a cabo las medidas sanitarias más radicales y restrictivas— fue el año con más suicidios en nuestro país en los últimos 10 años, con un total de 7,869. Con ello, no debemos olvidar que el descuido de la salud mental, como el de la física, puede ser letal.

Precisamente, el pasado 13 se conmemoró a nivel mundial el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, fecha que tiene como objetivo visibilizar las causas, síntomas y consecuencias de esta enfermedad, así como abrir la conversación en torno al tema para que, así, podamos derribar estigmas e ideas erróneas que se generan a partir de ella. Este es un problema que puede afectar a cualquier persona, independientemente de si cuenta con antecedentes familiares o no o de las características socio demográficas.

Existe un estudio interesante realizado por la Organización Panamericana de la Salud, titulado “The COVID-19 HEalth caRe wOrkErs Study (HEROES). Informe Regional de las Américas”, que se realizó dentro de 11 países latinoamericanos (el nuestro incluido) y hace un análisis de las afectaciones de la pandemia sobre la salud mental del personal de salud.

Respecto a nuestro país, la primera encuesta realizó a mediados del 2021, con una participación de 2585 profesionales de la salud. Los resultados en torno a las afectaciones a la salud mental arrojaron que los síntomas más frecuentes fueron una menor capacidad para disfrutar de las actividades normales (60.7%), el agotamiento constante (59.9%), la pérdida del sueño (51.6%), la disminución en la concentración (39.9%) y sentirse poco feliz o deprimida o deprimido en (39.3%)

Respecto a la severidad de los síntomas depresivos, se reportó que un 59.6% tuvo síntomas en el rango de depresión leve, 24.0% síntomas moderados, 10.6% síntomas de depresión moderada-grave y 5.7% síntomas graves. Asimismo, un 6.2% presentó ideas o pensamientos suicidas fue de 6.2% (64).

Por otro lado, el 8.1% mencionó haber tomado antidepresivos o ansiolíticos en las últimas dos semanas y, —quizá uno de los descubrimientos más importantes— el 24.2% del personal de salud dijo haber necesitado algún tipo de apoyo psicológico; no obstante, solo el 8.5% lo recibió.

Como lo podemos entender a través de las cifras, el marco de la emergencia presente esta charla cobra especial importancia, puesto que la depresión es otra pandemia silenciosa que afecta y, en ocasiones, cobra la vida de miles de personas sin que los ojos se enfoquen en ella.

En este sentido, es de suma importancia —tanto para quienes padecen de esta enfermedad, como de quienes forman parte de su círculo de apoyo o se encuentran en la posibilidad de ayudar a una persona que lo necesita— conocer los diferentes síntomas a través de los cuales se manifiesta la depresión: si bien se tiene comúnmente entendido que la depresión se observa como una tristeza profunda, la realidad es que puede manifestarse también como una pérdida de interés o la motivación, de apetito o de sueño; así como en la presencia de pensamientos personales negativos.

De igual manera, como sociedad debemos dejar en el pasado los prejuicios en torno a la depresión, proceso que parte desde la propia comprensión de este padecimiento como lo que es, una enfermedad. De esta manera, la banalización de ella como una gran tristeza o de su solución el esfuerzo y el optimismo podrán quedar en el pasado. Lamentablemente, las ganas son insuficientes para poder hacer frente a la depresión. Se necesita más, mucho más.

Debemos enseñarnos a pedir ayuda y a darla. A conocer los límites personales para enfrentar padecimientos propios y ajenos. Porque, aunque lo queramos con toda nuestra fuerza, no podemos con todo. Extender la mano tiene un costo y recibirla conlleva un esfuerzo, pero ambas acciones pueden salvar vidas.

 

 

Por cierto:

 

A partir de las cifras de contagios en México, se estima que la mitad de la población mexicana se contagiará de covid-19 en las próximas semanas, en gran medida a partir del alto nivel de contagiosidad que presenta la ya no tan nueva variante del virus: Ómicron; así como consecuencia del descuido de las medidas de sanidad durante el cierre del año pasado.

Durante este arranque de año, se ha roto récord tras récord en el número de contagios por días registrados en el país. El más reciente “logro” se alcanzó el sábado 15, con un total de 47 mil 113 casos en 24 horas.  

Este virus afecta a todas las personas sin distinción, aunque la gravedad de la infección se reduce cuando se cuenta con el esquema de vacunación completo y, cuando sea el caso, actualizado. El riesgo actual se encuentra en el colapso del sistema hospitalario, dada la limitada capacidad de atención y la muy acelerada ola de contagios. Como ya se había advertido durante las olas previas, lo importante es que el virus no nos dé a todas y a todos al mismo tiempo.

 

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