Serpientes y escaleras - Dilema estratégico
En opinión de Eolo Pacheco

¡Muévanse! es la línea nacional en Morena; “El que se mueve no sale en la foto”, la orden local
Dilema estratégico
La línea política mandatada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a todos aquellos que desean participar en una candidatura es simple: muévanse. La indicación va en sincronía con la regla de postular a las y los mejor posicionados, a quienes ganen las encuestas y tengan más rentabilidad electoral. En Morelos la norma no es clara y mientras más pasa el tiempo, mayor ventaja tiene la oposición.
Aunque hablamos del mismo partido, las condiciones para competir bajo las siglas de Morena no son iguales en todos lados; en algunas entidades donde la 4T no ha gobernado o lo ha hecho con buenos resultados, el empuje de la marca es fuerte, suficiente para que casi cualquier personaje avalado por el movimiento gane; la situación es distinta en lugares donde la 4T ya ha sido gobierno y el cambio prometido no llegó o se quedó corto.
Morelos es un estado con características particulares que derivan de dos aspectos que distinguen a su población: existe un alto nivel de información y una gran politización en la mayoría de los ciudadanos; al morelense lo han gobernado todos los partidos grandes, ha probado con gobiernos de derecha y de izquierda, con gobernantes ciudadanos, partidos locales, de reciente creación y hasta ayuntamientos indígenas que se manejan por usos y costumbres. Y ninguno ha logrado consolidarse.
Hasta antes del año dos mil la hegemonía fue tricolor, luego vinieron doce años de administraciones panistas, seis de izquierda y seis de ocurrencias con una figura cobijada por Morena, aunque para muchos no representó la esencia de la 4T. Esto último provoca desconcierto y genera polémica, porque los morenistas no reconocen a Cuauhtémoc Blanco como representante de los gobiernos de Morena y la oposición, a sabiendas del desastre que fue su administración, asegura que fue un régimen de la 4T.
La del 2027 en la tierra de Zapata será una contienda distinta a las últimas dos porque Morena llegará en desventaja: perdió 30 de los 36 municipios y en la zona metropolitana enfrentará a gobiernos municipales cuyos titulares defenderán sus espacios con toda la fuerza que les otorga el manejo de los ayuntamientos.
El riesgo de mantener la línea de que nadie se mueve antes de tiempo es que la oposición llegue más fuerte al 2027, con candidatos mejor posicionados y una estructura lista para competir. Si eso ocurre la gobernadora verá en la boleta electoral a figuras poco cercanas a su proyecto, que deberán hacer campaña con sus propios medios y tendrán enfrente a adversarios fuertes, con recursos económicos y mucha ayuda de parte de los gobiernos de oposición.
El dilema que enfrenta Morena y la gobernadora es estratégico: mantenerse en la línea escrupulosa de separar el trabajo gubernamental del proyecto político y al hacerlo ceder terreno a sus adversarios o flexibilizar la postura y dejar actuar a los aspirantes de la misma manera que se hace en lo federal, cuidando las formas y sin salirse del marco legal, pero preparando el terreno para una competencia electoral que no será sencilla para nadie y cuyos resultados serán determinantes para la segunda mitad del sexenio.
Margarita González Saravia no solo es la gobernadora de Morelos, es a la vez la jefa política de Morena y líder moral de un movimiento político que busca una transformación de fondo en el gobierno estatal, pero enfrenta muchas resistencias y una lucha feroz de los cotos de poder reales y fácticos que no quieren que las cosas cambien.
Si la mandataria aplica con dureza en sus colaboradores la regla de no distraerse en política, terminaría debilitando a su partido de cara a la elección del 2027 frente a los alcaldes opositores que desde ahora ya andan en precampaña electoral; pero dar rienda suelta sin reglas a todos los aspirantes también pondría en un predicamento a su régimen, porque abriría la puerta a cuestionamientos y en algunos casos podría afectar el desempeño de la administración, que desde el ángulo que se vea será la base del discurso en la siguiente elección.
Al interior del gobierno de Margarita González Saravia hay figuras que podrían competir en el 2027 porque tienen capital político, experiencia electoral y proyección mediática, pero sobre todo que forman parte de su proyecto. Dejarlos fuera implica que la siguiente legislatura esté representada por morenistas de otras corrientes o en el peor de los casos, que veamos un congreso de mayoría opositora que hará todo lo posible para que la gubernatura del 2030 sea para ellos.
La indicación al equipo, para que se concentren en su labor y no se distraigan en temas electorales es válida, representa un principio de orden y disciplina, pero en los hechos coloca a Morena en desventaja porque del lado opuesto la dinámica es distinta y los alcaldes, sabedores de que llevan mano en las candidaturas, ya se están moviendo y construyendo el andamiaje para competir.
Los funcionarios de la 4T que tienen aspiraciones deben ser discretos en sus movimientos, cuidadosos de no generar la impresión de que se promueven y enfocar sus esfuerzos al trabajo de sus áreas; eso está bien, pero entonces pierden presencia, estructura, proyección y apoyo, lo que los coloca en desventaja frente a los presidentes municipales. Están en un callejón sin salida: si se mueven los regañan, pero si no lo hacen pierden.
En este punto Margarita González Saravia deberá decidir si actúa como jefa de estado o como jefa política; la disciplina es valiosa, pero en política la rigidez puede ser suicida. Si Morena no resuelve pronto este dilema, llegará a la elección intermedia enarbolando la bandera de la moralidad, pero también con la imagen de una derrota anunciada.
Si lo último sucede, la segunda mitad del sexenio será muy duro para la gobernadora.
· posdata
La baraja política con la que podría jugar Morena en Cuernavaca en el 2027 está a la vista: el aspirante más fuerte en este momento es Víctor Mercado, porque es el único que no ha dejado de hacer campaña en todo el estado, particularmente en la capital; el senador se está moviendo sin necesidad de pedir permiso a nadie, tiene estructura propia y presencia en todas las colonias de la ciudad. La suya es una campaña en solitario y por ese camino no habrá quien le gane la encuesta.
Mientras otros están en espera de que les autoricen moverse o lo hacen de manera muy discreta y con recursos limitados, la de Víctor Mercado es una precampaña sólida que incluye el proceso de afiliación de nuevos militantes, triunfo en los procesos internos del partido y alianzas sociales, políticas y con medios de comunicación. Si no aparece pronto una figura que haga contrapeso a su trabajo, será imposible que cualquier otro aspirante lo alcance en posicionamiento.
Luego están los dos diputados federales: Juan Ángel Flores y Meggie Salgado, el primero con mucha experiencia electoral, relaciones en distintas colonias de la ciudad y apoyos que parecen firmes, pero que no se harán notar hasta el proyecto se consolide. Meggie Salgado se promueve a su estilo, con política de café, de pasillo y presencia mediática en redes sociales; la diputada es la mujer mejor posicionada de Morena en Cuernavaca, pero sin la rentabilidad electoral necesaria para ganar ni un distrito local.
En paralelo está Luis Machuca, representante de la secretaria de bienestar en Morelos y cercano a la gobernadora; el funcionario federal acompaña a la jefa del ejecutivo en las últimas semanas, participa en múltiples eventos y construye una red de apoyo en colonias y distintos espacios de Morena. Machuca está ganando presencia, pero le falta apoyo para tener un repunte que lo meta a la pelea por la candidatura.
En el gabinete hay varios personajes a los cuales se debe observar, el primero es Javier Bolaños, el de mayor rentabilidad electoral dentro del equipo de la gobernadora. Bolaños tiene experiencia política, ha hecho campaña en Cuernavaca y goza de la doble ventaja que le genera tener identidad y simpatía entre militantes de Morena y del PAN; Javier podría construir una candidatura sólida en Morena y a la vez atraer votos panistas, de quienes no simpatizan con los hermanos Martínez Terrazas, pero su quiere ser candidato se debe comenzar a mover ya.
Otras dos figuras que están armando su equipo de campaña son las titulares de Educación y Contraloría, Karla Herrera y Alejandra Pani, ambas con entusiasmo, pero sin mucha rentabilidad política en las urnas. Herrera Alonso presume el apoyo del SNTE, antepone su interés electoral por encima de su encomienda institucional y en su inocencia supone que con la fuerza del magisterio puede ganar. Políticamente hablando el apoyo del sindicato es importante, pero en términos electorales la representación docente no ayuda mucho.
La baraja política de la 4T está a la vista, con muchos aspirantes deseosos, pero pocos competidores rentables. El tiempo de precampaña es un factor clave para que Morena pueda recuperar la capital.
· nota
En 1997 el PAN en Morelos era un partido de oposición con pocos recursos, que no ganaba elecciones importantes y nadie tomaba en cuenta en municipios sobresalientes. Entonces sucedió algo:
La dirigencia estatal decidió poner todo su esfuerzo en la capital, para construir desde ahí su ascenso. Y lo lograron.
Ahora el PRI tratará de hacer lo mismo: sabe que no es competitivo en ningún municipio importante y apostará por Cuernavaca, con una candidata que puede partir en tres la elección y aún sin ganar, les dará muchos votos.
La figura con la que jugará el Revolucionario Institucional en la capital es Lucía Meza y si son inteligentes el acuerdo es simple: darle todas las posiciones, es decir, planilla completa en el municipio, las cuatro diputaciones locales y la federal, para que arme un trabuco a su gusto y construya una campaña en donde todos los participantes le sumen votos.
¿Y qué gana el PRI? Mantener el registro y votos que se traducirán en prerrogativas. Nada más, pero nada menos.
· post it
Pensándolo con más tiempo, creo que presentar denuncia por el narcovideo no fue la mejor decisión de Javier García; al hacerlo avivó la polémica y el hecho de solicitar seguridad extra lo único que genera es la suspicacia de que “algo hay”. Peor: su denuncia y discurso se mimetizó con la reacción de Agustín Alonso, Francisco Sánchez Zavala y Jesús Corona.
Tras platicar con un amigo sobre el tema, su comentario me dejó pensando: “Si a mí me acusaran de eso me daría risa, respondería que quien conoce mi vida sabe que es falso; ¿Para qué denunciar si es una mentira? ¿Para qué pedir protección si no le debo nada a nadie? Yo no había visto el video hasta que vi la declaración de Javier, entonces busqué la grabación y me llamó la atención que lo ponen al lado de personajes que sí generan sospecha”
Cada cabeza es un mundo.
· redes sociales
La gobernadora Margarita González Saravia habló sobre el narcovideo en su conferencia de prensa de los lunes; puntual y sin sobresaltos dijo que las autoridades deben investigar la grabación y rechazó que su gobierno tenga vínculos con la delincuencia organizada. Mi absoluto respeto a la libertad de expresión dijo la mandataria.
Así se debió atender el tema desde el principio. Una vez más es ella quien les corrige la plana a sus colaboradores.
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