DIALOGAR, ACODAR, TRANQUILIZAR

En opinión de Juan Salgado Brito

DIALOGAR, ACODAR, TRANQUILIZAR

No es justo que por falta de dialogo y acuerdos se exponga la tranquilidad social y la estabilidad política del Estado, sin menoscabo de privilegiar la legalidad y la aplicación del derecho es imprescindible como un deber de inteligencia y de responsabilidad hacer que prevalezca la fuerza de la política antes de llegar a la política de la fuerza,  hacer que se imponga al consenso sobre el disenso y ensamblar la fortaleza de cada uno de los poderes para responder en conjunto a los intereses de la sociedad, a lo que más le convenga al pueblo; es conjuntar la fuerza del Estado para darle tranquilidad, paz, certidumbre y seguridad a la gente.

El sobresalto y el disgusto de la ciudadanía con las autoridades son también signos de ingobernabilidad que igual significa ineficacia de muchas instancias de poder pero también falta de sensibilidad en buena  parte de los servidores públicos obligados a atender y servir a la población. El ruido medianero, los rumores y comentarios en redes o la desinformación casi siempre contribuyen a enrarecer el ambiente social y político, lo cual no ayuda a que se cumplan los fines del Estado y los objetivos del gobierno, por eso resulta inaplazable quizá la instalación de mesas para la gobernabilidad con la concurrencia y participación de representantes de cada uno de los poderes, de las distintas fuerzas políticas representadas en el Congreso para la construcción de puentes que nos lleven a un nuevo pacto de civilidad política y colaboración de poderes.

Desde luego que es saludable la división de poderes y la defensa de la soberanía y autonomía de cada uno de estos, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, siempre será conveniente para gobierno y sociedad contar con poderes fuertes para servirle al pueblo pero no es sano pretender el fortalecimiento de uno de los poderes a costa de debilitar  a otro o poner el pie a sus titulares o representantes, ninguno de los poderes instituidos tiene derecho a medir fuerza queriendo obstruir o aplastar a otro poder; por eso, por el bien de todos y de un Estado fuerte apostemos por el dialogo, los acuerdos y la conciliación.