Escala de Grises - Paternidad sin impunidad
En opinión de Arendy Ávalos
Astrid Yáñez, una mujer de 26 años, y su hijo Dante, un niño de seis años, vivían en Culiacán, Sinaloa. La familia estaba conformada únicamente por ellos dos, pues tal como ocurre con más del 20% de los hogares en México, la figura paterna en el hogar estaba completamente ausente.
Consciente de las responsabilidades que correspondían al padre de Dante, Astrid decidió demandarlo por ser un deudor alimentario. Sin embargo, contrario a las expectativas, en lugar de los pagos correspondientes, la respuesta por parte de Jesús Fernando “N” sólo fueron amenazas que se prolongaron por meses.
Como si su paternidad ausente e irresponsable con Dante no fuera suficiente, Jesús Fernando “N” también tenía una hija de ocho años con otra mujer. Por supuesto, tampoco se hizo cargo de la menor de edad como correspondía.
La información comenzó a viralizarse y a difundirse en Sinaloa gracias al apoyo de la colectiva Ley Sabina vs Deudores Alimentarios Sinaloa. El contexto particular de Jesús “N” y la aprobación del Registro Nacional de Deudores Alimentarios le impidió acceder a un cargo público en Sinaloa.
La noche del 28 de diciembre, el hombre en cuestión ingresó a la casa donde se encontraban Astrid y su hijo, los apuñaló y culminó el crimen prendiéndole fuego al inmueble con la intención de borrar los rastros de ambos homicidios. Las autoridades fueron alertadas por los vecinos la mañana del día siguiente.
A pesar de que la hipótesis principal consideraba los acontecimientos un delito más relacionado con el crimen organizado (dado el contexto de inseguridad y violencia bajo el que se encuentra el estado desde hace un par de meses), las indagaciones se realizaron según el protocolo.
Esas mismas investigaciones dieron paso a la apertura de una carpeta de investigación por feminicidio y homicidio agravado. Cuatro días después del incidente, Jesús Fernando “N” fue identificado y pudo ser detenido. De acuerdo con información de El País, actualmente se encuentra en prisión preventiva.
Organizaciones de la sociedad civil y mujeres activistas han exigido a las autoridades no sólo esclarecer los hechos, sino también garantizar justicia para que el caso de Astrid y Dante no quede impune. Y es que, resulta casi imposible de creer que en México resulte más fácil asesinar a una mujer y a un niño en lugar de pagar una pensión alimenticia (o dos).
¿En qué momento cometer un feminicidio y un homicidio resulta más sencillo que asumir la responsabilidad de ser padre? ¿Por qué es más fácil asesinar a un niño que garantizar sus derechos? ¿Por qué fue una opción más viable para Jesús “N”? Porque en este país la impunidad puede más.
A pesar de los múltiples avances que hemos atestiguado en materia de género, la violencia machista sigue sin disminuir y, por supuesto, sin erradicarse. En México, once mujeres son asesinadas todos los días por el simple hecho de serlo y el 95% de esos casos permanece sin sentencia alguna. ¿Cuál es la respuesta de las autoridades?
La creación del Registro Nacional de Deudores Alimentarios es un primer paso para fomentar una paternidad responsable, pero no es un recurso suficiente. El caso de Astrid es una muestra del grado al que puede llegar la violencia de género en Sinaloa o en cualquier estado de la República.
¿Cómo se puede prevenir y evitar que los padres continúen evadiendo sus obligaciones? ¿Cuáles son las estrategias que garantizan, además de la pensión alimentaria, la seguridad e integridad para las madres y las infancias que la exigen?
Resulta indignante que en nuestro país sea una mejor opción asesinar a una madre y a su hijo que la posibilidad de ejercer la paternidad de manera responsable. Resulta urgente que se planteen campañas de concientización sobre lo que implica la responsabilidad de convertirse en padre, especialmente en el país donde (parafraseando a Alma Delia Murillo) hay tantos hijos de Pedro Páramo.
Hablar de este tema es una forma de visibilizarlo, pero se necesita mucho más para prevenir que ocurra de nuevo, en Sinaloa o en cualquier otro lugar de México. Las madres y las infancias no pueden ni deben soportar más negligencia por parte de sus exparejas, las instituciones o las autoridades. Basta ya.
Nuestro sexenio
Hace seis años, cerca de esta fecha, comencé a escribir la Escala de Grises con la intención de expresar mi opinión sobre los diferentes temas que en ese entonces me importaban, de poner a prueba mis aprendizajes durante la universidad, de pertenecer a un espacio del que me emocionaba formar parte no sólo como lectora o correctora de estilo ocasional (y amateur, he de confesar), sino como una voz que se escuchara (leyera) cada semana.
Gracias a la confianza que tres personas depositaron en mí y me abrieron la puerta entonces, hoy puedo celebrar un aniversario más como columnista, con el orgullo de saber que he puesto todo mi cariño y mi compromiso en estas letras. El tiempo ha pasado y el mundo se ha puesto de cabeza, pero aquí seguimos (usted, que me lee y yo, que hago el intento por seguir escribiendo).
Como cada año, no tengo nada más que un profundo agradecimiento de poder tener este espacio que me sigue enseñando cosas nuevas todos los días. Me siento inmensamente privilegiada. Muchas gracias por leerme, ojalá sean muchas palabras más.
¡Felices seis años!
@Arendy_Avalos en X y Threads