Serpientes y escaleras - El que se mueve no sale en la foto

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El que se mueve no sale en la foto

La lógica política ya cambió; la nueva regla es posicionarse para ser candidato

 

El que se mueve no sale en la foto

En el 2024 Morena cambió las reglas del juego electoral en México con las llamadas “corcholatas” y los procesos de sucesión adelantados, al institucionalizar las campañas largas. Aunque no se hizo de manera oficial, en los hechos el Movimiento de Regeneración Nacional dio rienda suelta a los aspirantes para que se movieran, se posicionaran y ganaran terreno frente a sus adversarios. A partir de ahí la costumbre se convirtió en regla: quien quiera jugar se debe mover. Excepto en Morelos, donde sigue aplicando la vieja regla de “El que se mueve no sale en la foto”.

El formato morenista de precampañas adelantadas no es producto de la casualidad, es resultado del análisis interno de los estrategas y la visión de quienes entienden que en política no se puede ser más papista que el Papa. Bajo esa norma quienes empiezan antes ganan terreno frente a sus rivales, marcan la narrativa, tejen alianzas y logran presencia más allá de las fronteras de su partido. Morena entendió a tiempo que la política moderna se disputa mucho antes de los tiempos legales.

En Morelos, empero, pareciera que ese aprendizaje no aplica; mientras a nivel nacional la presidenta Claudia Sheinbaum permite que los aspirantes a los diferentes cargos de elección popular comiencen a moverse, en la tierra de Zapata predomina la inmovilidad, emulando aquella vieja frase cetemista acuñada por Fidel Velázquez de el que se mueve no sale en la foto.

Hasta ahora todos los que aspiran, que no son pocos, se mantienen cuidadosos de no ser percibidos como precandidatos, de no hablar de sus aspiraciones, ni hacerse notar más allá de sus encargos. Salvo casos como el del senador Víctor Mercado, a quien sus relaciones federales le permiten actuar sin la necesidad de pedir permiso local, ni ocuparse de la opinión de la gobernadora, en los demás políticos la lógica es el respeto institucional, para no contravenir la línea de la líder moral morenista.

Esta regla pretende cuidar a la jefa del ejecutivo y mantener el control interno; la mayoría es respetuosa de los lineamientos de Margarita González Saravia porque saben que su opinión será sustantiva en la definición de las próximas candidaturas; sin embargo, este método en un escenario adverso puede convertirse en un grave error de cálculo.

Morena enfrenta hoy un desgaste nacional evidente; escándalos como el huachicol fiscal, las reformas aprobadas en materia tributaria, de amparo y las últimas que permiten a la autoridad tener acceso en tiempo real a todas las plataformas digitales, lo que se traduce en un acceso absoluto del gobierno a la vida pública y privada de las personas, son aspectos que indudablemente influirán en el ánimo de los votantes en el 2027, donde por cierto, el cálculo de la 4T coloca en zona de riesgo a 10 de los 17 estados donde habrá elecciones.

Eso y las novedosas fortunas patrimoniales de muchos integrantes de Morena que a diferencia del sexenio pasado, hoy gustan de presumir su vida de lujos bajo el argumento noroñista de que la austeridad debe ser en las políticas públicas y no en los gustos de los políticos. La norma de austeridad que propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador, que sigue al pie de la letra la presidenta Claudia Sheinbaum y ha sido un modelo de vida durante muchos años de la gobernadora Margarita González Saravia, no es compartido por figuras preponderantes de Morena y representan golpes constantes a la narrativa moral del partido.

Aunque la oposición partidista sigue siendo débil y muchos de sus integrantes son figuras impresentables, la inconformidad social está creciendo y se expresa en nuevas formas de organización en liderazgos locales y muchos ciudadanos que cada día dejan de creer en el discurso de que “antes estábamos peor”.

En Morelos el panorama es aún más complejo: la gobernadora Margarita González Saravia mantiene una buena imagen personal, pero su gobierno carga con la pesada losa de la inseguridad y la violencia que se ha desatado muy fuerte en las últimas semanas; estos dos aspectos se mantienen como el reclamo más persistente y doloroso de la gente.

Es la mezcla de estos factores lo que hace complejo sostener la regla de inmovilidad, porque mientras la mayoría de los actores políticos de Morena cuidan las formas y evitan adelantarse a los tiempos, los partidos opositores que gobiernan a 30 de los 36 municipios del estado andan en campaña permanente, promocionando sus figuras, haciendo valer sus posiciones y ganando terreno frente a un partido que aventaja en las encuestas, pero está paralizado en las calles.

Los adversarios a la 4T en Morelos no están de brazos cruzados: se mueven, tejen relaciones, construyen narrativas y preparan el terreno para la elección del 2027. Frente a ello la estrategia del silencio puede ser políticamente suicida, porque la contención política es válida cuando existen resultados contundentes, pero no aplica cuando el escenario es complejo y la narrativa adversa.

En esta dinámica aparece un componente emocional: el romanticismo político. La gobernadora apuesta por un estilo prudente, respetuoso de las formas, alejado del ruido político y del protagonismo, algo que sin duda es una virtud, pero en el terreno electoral abre la posibilidad de que otros saquen ventaja. En un entorno como el actual, donde a pesar de la civilidad política aparente, existe una hostilidad electoral que crecerá conforme se acerquen los tiempos de votar y la oposición utilice todos los recursos a su alcance, reales o fabricados, para ganar en las urnas.

Margarita González Saravia se mantiene fiel al guion institucional, pero sus adversarios en la oposición y dentro de Morena ya están escribiendo el libreto de la elección intermedia, pensando también en el proceso de sucesión del 2030. Cada municipio opositor, cada liderazgo regional, cada conflicto social, cada error del gobierno y todas las narrativas adversas se incorporarán como piezas de un tablero que ya se está moviendo.

Morena no puede darse el lujo de enfrentar la elección intermedia con la misma estrategia del 2024, ni caminar con la misma lentitud electoral que ha mostrado hasta ahora. El desgaste nacional y la falta de resultados contundentes en lo local, sobre todo en aspectos de seguridad, vuelven imprescindible un estrategia más audaz, más realista y menos romántica.

En la política moderna no basta con tener la razón, ni siquiera es suficiente tener el poder, se requiere ejercer ambos con inteligencia y oportunidad. Si el Movimiento de Regeneración Nacional sigue apostando por el silencio y la inmovilidad mientras sus adversarios ocupan el debate público, el riesgo no será solo perder la elección intermedia, sino empezar a perder la gubernatura del 2030 desde el 2027.

En política el que no se mueve, desaparece.

·         posdata

Los recientes hechos de violencia en el estado afectan a las autoridades del estado y a las del municipio, porque la primera línea de defensa la representan los gobiernos municipales.

Durante años la lógica de los alcaldes en este tipo de situaciones fue echarle la culpa al gobierno estatal porque derivado del esquema de Mando Único/Coordinado de Policía, el control de las corporaciones de seguridad lo tenía el estado y al municipio sólo le correspondía el pago de las nóminas.

Pero la historia ahora es diferente, porque con la llegada de la gobernadora Margarita González Saravia la estrategia se modificó para que los gobiernos municipales tomaran sus propias decisiones y se coordinaran con el gobierno estatal, para de manera conjunta atender el problema.

Y es que aunque este programa se estableció hace más de doce años, en el gobierno de Graco Ramírez, cuando el objeto principal del plan era manejar el dinero que la federación enviaba a los municipios para cuestiones de seguridad, nunca hubo una reforma constitucional que retirara la responsabilidad a los alcaldes, es decir, aunque perdieron el manejo operativo de sus policías y se deslindaron del tema, legalmente nunca han dejado de ser responsables de la seguridad en sus municipios.

Hoy la historia es otra: el Mando Coordinado no quita responsabilidad a los presidentes municipales, por el contrario, los involucra en cada una de las acciones y los hace coparticipes de las estrategias en las que intervienen elementos federales.

La responsabilidad es compartida, lo mismo que el desgaste, aunque en casos donde las cosas no van bien, la peor parte se la lleva el gobierno estatal.

En los últimos días la Secretaría de Seguridad Pública estatal ha dado fuertes golpes a grupos criminales a través de cateos, detenciones, incautación de drogas, desmantelamiento de laboratorios y decomiso de armas. Frente a ello la reacción de los grupos criminales ha sido el ajuste de cuentas entre grupos rivales, a veces a plena luz del día y en vías públicas y siempre de manera llamativa, causando con ello malestar y miedo entre la sociedad.

Aquí es donde las historias se cruzan: por un lado hay un trabajo muy fuerte del estado en el combate a grupos criminales, pero por otro existe un incremento de los hechos de violencia y el regreso de delitos de alto impacto que pegan de lleno en la percepción, en contra del gobierno estatal.

El tema no es sencillo, no tiene una solución definida ni existe manera de evitar, porque aunque las acciones contra grupos criminales no paran, prevenir una ejecución es prácticamente imposible.

Los efectos de la violencia son delicados y polémicos por donde se miren: recientemente el alcalde de Cuernavaca habló sobre las ejecuciones y en un arranque de honestidad contestó sin filtros, lo cual ha acarreado una crítica severa a sus palabras.

Lo que dijo José Luis Urióstegui no era lo que la prensa esperaba que dijera, se escuchó mal, pero no por ello es falso.

·         nota

La capital de Morelos será escenario de una de las contiendas electorales más llamativas del 2027; de lo que ahí suceda dependerá en gran medida lo que veremos a nivel estatal en el 2030.

Pero antes de que la competencia arranque de manera formal, al interior de los partidos también habrá jaloneos: en Morena hay muchos aspirantes esperando que les permitan comenzar a moverse, pero también figuras de otros partidos que sienten que les abrirán las puertas para alguna candidatura “porque ya se los ofreció la gobernadora”.

En Acción Nacional la historia no será diferente: la base de la campaña será el municipio, pero ahí existen dos liderazgos: el del alcalde José Luis Urióstegui y el de los hermanos Martínez Terrazas, si ambos caminan de la mano y de forma coordinada, serán un hueso duro de roer, pero si se separan, su triunfo se alejará de manera considerable.

Cuernavaca es una plataforma muy interesante en las elecciones locales, pero en este momento no hay certeza de quien pueda llevarse el triunfo: el PAN gobierna y tiene estructura, pero Morena aventaja en posicionamiento y tiene programas sociales que generan muchos votos.

·         post it

A propósito del PAN: en el relanzamiento de la imagen del partido en la CdMx no se vieron ni el alcalde de Cuernavaca José Luis Urióstegui, ni la diputada local Andrea Gordillo, ambas figuras importantes en la zona metropolitana de Morelos.

Una por otra: Urióstegui acudió a la ceremonia del Grito de Independencia con la morenista Margarita González Saravia y no fue (o no lo invitaron) al relanzamiento del PAN.

·         redes sociales

El sindicato de Salud de Morelos convoca a cierre de calles esta semana, ante la falta de respuesta de la contraloría a las denuncias presentadas por actos de corrupción.

Si todos los que esperan justicia de la contraloría bloquearan calles, Cuernavaca estaría sitiada de manera permanente.

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