Serpientes y escaleras - Prueba de fuego

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Prueba de fuego

La inseguridad no solo mata, también desgasta, deslegitima y derrumba gobiernos.

 

Prueba de fuego

La inseguridad se ha convertido en el mayor desafío para el gobierno de Margarita González Saravia. El que padecemos no es un problema nuevo, persiste en Morelos desde hace al menos dos décadas, sus efectos han marcado la percepción pública y definido el destino político de sus autoridades. Cada administración que llega promete mejorar las cosas y hasta ahora todas han fracasado; Morena ofreció resolver la crisis y está luchando para lograrlo. De sus resultados en materia de seguridad, dependerá el destino de la administración.

Los hechos delictivos y de violencia son, sin duda alguna, los que más afectan la imagen de las autoridades, pero también los de más difícil manejo mediático, por el enfado colectivo y la sensibilidad que provoca en los funcionarios.

Hasta ahora todos los gobiernos anteriores han fracasado en su lucha contra la inseguridad porque algunos de sus integrantes se coludieron con grupos criminales o porque fueron incapaces de establecer una estrategia funcional para enfrentar el problema. Nadie hasta ahora ha logrado revertir la percepción de miedo y desconfianza que domina las calles, los datos pueden mostrar ligeras mejoras, pero el ciudadano no mide su seguridad en porcentajes, sino en su capacidad de salir a las calles sin temor a ser asaltado o agredido.

El gobierno de Margarita González Saravia enfrenta un enorme reto al ser el primer gobierno encabezado por una mujer, porque genera esperanza, pero también una enorme expectativa. Margarita llegó al poder con una trayectoria limpia y una imagen de integridad que es poco común en la política local.

Pero la historia nos ha demostrado que la legitimidad moral no basta cuando el entorno se mina por sospechas y complicidades; los señalamientos, los rumores y los incidentes, aún sin pruebas, lastiman la imagen del gobierno y ponen en tela de juicio el discurso oficial; dada la historia de las últimas administraciones estatales, hoy la sola insinuación de vínculos delictivos pesa más que cualquier desmentido oficial. Por eso se debe ser muy cuidadoso en el manejo de la información.

A diferencia de autoridades del pasado, Margarita González Saravia no tiene nada que ocultar, ni tampoco nadie a quien proteger, la suya es una administración limpia, pero como todas, sometida de manera permanente al escrutinio público y vulnerable a ataques y/o coyunturas, cuando estos no son bien atendidos.

El riesgo para cualquier gobernante es permanente en este tipo de temas: si la autoridad reacciona con negación o se mueve en el discurso tecnocrático de las cifras, repetirá el error de sus antecesores. La gente no quiere escuchar las mismas explicaciones de siempre, espera señales de autoridad y quiere que se eleve la sensación de paz.

En este punto es importante destacar que, en materia de seguridad, desde el ángulo de la percepción, la violencia no se enfrenta solo con policías y fiscalías, se requiere liderazgo político, capacidad de comunicación, empatía y decisión. Lo ocurrido en Patios de la Estación es un ejemplo claro de ello: se trató de un hecho terrible, pero coyuntural, se detuvo de inmediato al agresor, pero no se comunicó la historia de manera adecuada.

Este tipo de problemas, además, no se limitan a los hechos delictivos: a la violencia y la inseguridad se suma el interés de algunos actores de poder por politizar las historias y de grupos “ciudadanos” vinculados a estructuras delictivas que aprovechan los momentos de crisis para proteger socialmente la operación de las células criminales.

Esto último debe entrar en el cálculo político del gobierno, porque aunque se trata de temas distintos, todos confluyen en un mismo lugar y generan presión a las autoridades del estado; la operación de los grupos criminales, el miedo de la gente y las complicidades políticas con organizaciones delictivas vuelven mucho más compleja la tarea de recuperar el control y la confianza.

Margarita González Saravia tiene una ventaja que no tuvieron sus antecesores: su credibilidad personal. Si la jefa del ejecutivo mantiene ese valor agregado podría transformar esa confianza en una narrativa política firme que reconozca el miedo ciudadano sin rendirse ante él y al hacerlo marcaría una diferencia real en la percepción colectiva.

Reducir la estrategia a la administración del conflicto y esperar a que las cifras “hablen por si solas” no es viable, porque esa vía terminará por agobiar todo el trabajo de las autoridades y el desencanto social la alcanzará, como les sucedió a todos sus antecesores.

La credibilidad en tiempos de violencia es un recurso tan escaso como la seguridad misma; anticipar su desgaste exige más que una estrategia de comunicación, implica abrir las puertas y los oídos a todos, escuchar incluso lo que resulta incómodo, depurar sin titubeos y no proteger a nadie por lealtades políticas.

Todas las estrategias de seguridad y comunicación de los gobiernos pasados fracasaron, en buena medida porque nunca consideraron la importancia de transmitir a la sociedad las acciones institucionales, ni abonar a la percepción pública sobre el trabajo de la policía; en todos los casos se centraron en el trabajo de campo, en la estadística y al final eso no fue suficiente, porque aunque en algunos momentos hubo resultados favorables, la gente nunca los percibió y consecuentemente jamás los tomó como ciertos.

Hoy la gobernadora tiene margen para hacer algo distinto, su historia de vida, su pasado intachable y su infranqueable barrera personal contra la corrupción son garantía de que Morelos está en buenas manos y no veremos casos de funcionarios vinculados a grupos criminales. Bajo esta lógica su línea de trabajo debe ser la transparencia, por una vigilancia interna real y una narrativa pública que reconozca los errores y destaque los avances, para que la confianza pública que la llevó al poder se mantenga.

Los morelenses ya no esperamos milagros de quienes nos gobiernan, queremos verdad, coherencia y liderazgo. Margarita González Saravia tiene los tres elementos como parte de su vida y esas tres virtudes deben ser su brújula para evitar que cualquier crisis de inseguridad se transforme en una crisis de credibilidad.

El miedo no debe normalizarse como parte de la vida de Morelos.

·         posdata

Lo ocurrido la semana pasada en la colonia Patios de la Estación, cuando un joven perdió la vida a causa de un disparo en la cabeza sigue siendo un tema delicado, aunque algunos funcionarios no lo quieran ver así.

Defender la historia bajo el argumento de que la persona que perdió la vida tendría vínculos con algún grupo delictivo es absurdo, porque más allá del perfil de la víctima, el hecho es gravísimo, pudo ser accidental, pero eso no justifica lo ocurrido.

Defender lo indefendible es una costumbre de quienes gobiernan y algo muy arraigado en quienes están encargados de la seguridad; la manta colocada un día después del bloqueo de calles que hicieron vecinos de Patios de la Estación, señalando a la víctima como parte de un grupo delictivo, no resuelve el problema, ni quita gravedad a los hechos.

El secretario estatal de seguridad ha hecho un buen trabajo al frente de la dependencia, es un hombre dedicado y conocedor, sin vínculos extraños como sus antecesores, ni protagonismo político. Aún así lo ocurrido lo lastima, porque quien disparó forma parte de su corporación y como responsable de las policías, le toca asumir las consecuencias.

Lo peor que puede hacer Miguel Ángel Urrutia es tratar de desviar la atención del hecho, lo que se demanda de él y de la gobernadora es firmeza en sus actos y congruencia en las decisiones que toman. Ir en un camino distinto lo único que provocará es que esta historia se contamine y el tema quede como una marca indeleble para este gobierno.

Lo que es, es: Urrutia ha dado muy buenos golpes a la delincuencia organizada y avanzado de manera importante en la tarea de pacificación, pero lo de Patios de la Estación fue algo terrible, no importa los antecedentes de la víctima.

·         nota

Escucho la declaración de un supuesto líder de la colonia Patios de la Estación advirtiendo que esa colonia podría adoptar el modelo de usos y costumbres del poblado de Ocotepec y Ahuatepec en lo que respecta a la autoregulación en materia de seguridad, es decir, que la policía no podría entrar a su comunidad.

El argumento del vecino se basa en lo ocurrido la semana pasada, cuando un joven fue privado de la vida por un elemento de la policía estatal cuando grababa con su teléfono celular; “No vamos a dejar meter a la policía” insistía Samuel Jaramillo.

Pero aunque el caso es terrible, no han posibilidad de que esa postura prospere, porque ningún civil puede limitar la acción de las autoridades, ni asumir como propia la seguridad en una zona pública.

El gobierno estatal y el secretario deben ser cuidadoso con este grupo de personas, para no caer en provocaciones, ni dar pie a una movilización social que afecte a la ciudad, como ocurrió la semana pasada.

Again: el policía ya fue detenido y está bajo proceso, las autoridades actuaron de manera inmediata, pero hasta ahora su capacidad para comunicar el tema ha sido muy limitado, de ahí que el problema sigue generando polémica.

Miguel Ángel Urrutia no puede volverse rehén de ningún grupo social, pero tampoco puede meterse a un pleito personal con nadie, particularmente con ciudadanos organizados, porque mediáticamente saldría perdiendo.

Item más: la gobernadora no puede abrir su agenda a este tipo de temas, porque en el futuro todos querrán que sea ella quien resuelva personalmente las crisis; la jefa del ejecutivo no debe ausentarse del discurso de seguridad, ni puede pasarse de largo cuando hay problemas de violencia, pero tampoco puede abaratar su encargo, ni meterse en reuniones donde queda expuesta y hay mucho que perder.

Este tipo de conflictos se deben atender en el área política antes de que se conviertan en crisis.

·         post it

Los tiempos se acercan y Morena deberá comenzar a trabajar en la selección de candidatos a las presidencias municipales antes de que las ambiciones personales de los aspirantes se desborden.

Los militantes de la 4T tendrán más candados que los políticos de otros partidos, porque aunque la reforma de no reelección y contra el nepotismo aplicará constitucionalmente hasta el 2030, en Morena está la línea mandatada por la presidenta Claudia Sheinbaum para que la regla aplique desde el 2027.

En todos los casos la base de las candidaturas será la encuesta y ello obliga a los aspirantes a posicionarse, algo que no pueden hacer aún los integrantes del gabinete estatal porque la gobernadora ha dicho que aún no son los tiempos.

La que viene será una elección complicada para los morenistas; la victoria en los municipios y los distritos no es imposible, pero será más difícil que en el 2024. Primero deben ganar la candidatura y luego la elección; ninguna de las dos es una tarea sencilla.

·         redes sociales

Los congresos locales han sido, desde hace años, tumba política de sus integrantes. ¿Quiénes trascenderán a la legislatura?

Comentarios para una columna optimista: eolopacheco@elregional.com.mx

X: @eolopacheco

Threads: eolopacheco

Facebook: eolopacheco

Instagram: eolopacheco