Escala de Grises - Lo más importante
En opinión de Arendy Ávalos
La mañana del 21 de julio, Milton Morales Figueroa se encontraba fuera de servicio como coordinador general de la Unidad de Estrategia, Táctica y Operaciones Especiales. De acuerdo con medios de comunicación como El País, el funcionario estaba por terminar sus vacaciones.
Sin embargo, fue asesinado frente a un negocio de Coacalco, un municipio del Estado de México. Según las primeras investigaciones y las imágenes obtenidas gracias a una cámara de seguridad, el comisario iba en camino hacia su casa cuando una persona armada se aproximó a él y le disparó en la cabeza.
La Secretaría de Seguridad de la Ciudad de México difundió una tarjeta informativa en la que aseguraba que paramédicos habían acudido al lugar de los hechos para atender al funcionario. A pesar de sus esfuerzos, el hombre ya no presentaba signos vitales por la herida ocasionada por el arma de fuego.
Dadas las características del delito, personal del Ministerio Público y autoridades correspondientes iniciaron los servicios periciales y las averiguaciones correspondientes. Por supuesto, la noticia se difundió rápidamente. Pablo Vázquez, titular de la SSC-CDMX, compartió en plataformas digitales que no habría impunidad en el caso.
Por su parte, Omar García Harfuch, compartió en plataformas digitales sus condolencias por el asesinato del “extraordinario investigador y gran amigo” que había sido Milton y se comprometió a dar con las personas responsables del crimen: “como siempre lo hemos hecho”, sentenció.
Y es que el comisario se había convertido en una de las piezas más importantes para desarrollar la estrategia de seguridad de la Ciudad de México. Desde liderar operativos para decomisos de droga hasta investigaciones de atentados contra personajes como Ciro Gómez Leyva o el feminicidio de Ariadna López, las habilidades del policía lo habían llevado a convertirse en uno de los elementos más cercanos a García Harfuch.
Rosa Icela Rodríguez, como titular de la Secretaría de Seguridad a nivel federal, indicó en conferencia de prensa que la investigación sobre el caso no sólo estaba en manos de su dependencia, sino también del Centro Nacional de Inteligencia. De acuerdo con ella, “lo más importante es que no haya impunidad”.
Este suceso, además de ser alarmante por las características del delito, resulta inquietante por las implicaciones que tiene para el equipo de seguridad en la Ciudad de México y en el país completo. ¿Cuál es la efectividad de la estrategia de protección ciudadana si uno de sus elementos fue asesinado?
¿Cuáles son las razones que había para perpetrar un acto de esa magnitud? ¿Con qué medidas de protección contaba Milton Morales Figueroa y por qué no fueron suficientes para prevenir el ataque?
Las autoridades han asegurado que no habrá lugar para la impunidad en el caso. Sin embargo, basta con conocer las cifras más recientes de impunidad en el país para notar que, de cada 100 delitos que se denuncian formalmente, sólo 14 se resuelven. Ojalá que el caso de Milton sea uno de ellos.
Lo que no podemos perder de vista es que el asesinato del policía, además de ser preocupante, lanza un mensaje claro para quienes pretenden seguir sus pasos… Ya sea ocupando el cargo que quedó vacante, investigando los mismos temas o involucrándose de la misma manera.
La Secretaría de Seguridad de la Ciudad de México y del país entero tienen la obligación no sólo de garantizar justicia para Milton, sino también de asegurarse de que no vuelva a ocurrir un atentado similar en contra de ningún miembro de su equipo, presente o futuro. ¿Tendrán la disposición de asumir la responsabilidad?
Ya veremos:
@Arendy_Avalos en X y Threads