Concepto Social de la Discapacidad - Inclusión Educativa, entre la “corriente principal” y las modalidades alternativas de la Educación Básica

En opinión de Eliseo Guajardo Garza

Concepto Social de la Discapacidad - Inclusión Educativa, entre la “corriente principal” y las modalidades alternativas de la  Educación Básica

“Corriente principal” en la educación básica de los países anglosajones es la traducción más cercana a “Mainstream” que se refiera a las prácticas enfoques y metodologías que son ampliamente aceptados y utilizados en el sistema educativo general. Esto incluye currículos, métodos de enseñanza y estrategias de evaluación que son estándar y que buscan proporcionar una educación equitativa y de calidad para todos los estudiantes.

Las modalidades alternativas de la Educación Básica son la Escuela Multigrado, CONAFE, Telesecundaria, INEA (Educación Básica para Adultos). Y, a estas modalidades debiera pertenecer el Centro de Atención Múltiple (CAM) porque se pretende que obtengan su educación básica algunos de los alumnos con discapacidad. De esto volveremos más adelante.

En la historia de Educación Especial, en todos los países, la primera beneficiaria fue la Educación Básica regular o mainstream. Porque los alumnos con dificultades los separaban del grupo y el maestro del grupo podía avanzar sin contratiempos. Nació así, una especialidad docente, el maestro especialista. Surgió con gran prestigio porque se hacía cargo de los alumnos difíciles, incluso, percibía mejor remuneración. Así ocurrió en México. El maestro especialista era un posgrado después de ser profesor de Primaria o de Preescolar estudiaban la especialidad. Cuando concluían, se les cambiaba su plaza por la de especialista y ganaban más que los maestros regulares. Así ocurría con los profesores de Secundaria, porque estudiaban en la Normal Superior, posterior a la de Primaria.

El currículo de Educación Especial era diferenciado del de regular. Incluso, se le llegó a denominar también Educación Diferencial, como sinónimo de Especial. Estaba fuera este currículo de la “corriente principal” o “mainstream”. Se llegó tener tantos currículos como especialidades había en la Normal de Especialización o de Educación Especial. Para “Deficientes Mentales”; para Ciegos; para Sordos; etcétera. Los de Problemas del Aparato Locomotor o de Motricidad seguían los mismos Planes y Programas, pero recibían además fisioterapias, según la dificultad motriz de la que se trataba. Hasta los de “Problemas de Aprendizaje” de Grupos Integrados, llevaban otro currículo, aunque fuera por un año. Esto es, Lecto-escritura y Matemáticas, a modo de reforzamiento.

Para el caso de México, la Reforma de la Ley General de Educación de 1993, en la que aparece el Artículo 41, se consideraba que los alumnos con discapacidad adquirieron el Derecho a la Educación Básica, a través de la Integración Educativa, con apoyo, a través de las Unidades de Apoyo a la Educación Regular (USAER). Quienes optaban por Educación Especial, en lugar que la Escuela Regular, asistirían a un Centro de Atención Múltiple (CAM). Ya no a una Escuela Especial o específica de alguna discapacidad. Pero, en ese CAM se llevaba el mismo currículo que en la Educación Regular, con “adecuaciones curriculares” (pero no con “recortes curriculares”), por ello, ya no recibían una constancia de Primaria Especial, sino el mismo Certificado de Primaria que los de la Educación Regular.

La opción de la Integración Educativa era diferente a antes del Artículo 41 (LGE, 1993). Ya que antes, existía un Centro de Orientación e Integración Educativa (COIE), que evaluaba quién de los alumnos de Educación Especial ya estaba preparado para la integración. Y le daba seguimiento, una vez integrado, por si permanecía en la Escuela Regular, o regresaba a Educación Especial. Esto es, no tenía derecho a la educación básica, sino que demostraría que estaba apto para ello. Y con el Articulo 41, quien lo deseara podía optar, independientemente de alguna evaluación. No estaba condicionado su ingreso. La decisión, no era de los profesionales de la Educación Especial, ni de los de Educación Preescolar o Primaria, sino de los padres y madres de familia que optaran por la Escuela Regular. En ambos espacios se llevaría el mismo currículo de la Educación Básica. Las adecuaciones curriculares se harían tanto en la Escuela regular, asesorados por las USAER, como en el CAM.

Si advertimos, en ese tiempo de la “Reorientación de los Servicios de Educación Especial”, de un Modelo Médico a un Modelo Educativo, los CAM eran una modalidad de la Educación Básica. Se ingresó así a la “Corriente Principal o Mainstream”, de la Educación a través del currículo básico o de Educación Básica”. De hecho, el CAM podía ser temporal, porque quien estaba en un CAM podía en cualquier momento que lo decidiera ingresar a la Escuela Regular, con apoyo de USAER, ya que se llevaba el mismo currículo. De hecho, el CAM no era ni de Preescolar, ni de Primaria, ni de Secundaria, era un CAM de Básica. Lo que se requiriera podía dar ese servicio.

El” Mainstream o Corriente Principal”, es un consenso entre los profesionales de la educación. Es como un gran acuerdo del gremio profesional, y se constituye en el paradigma establecido al que se responde desde la actividad profesional. La inclusión de los alumnos y alumnas con discapacidad en las escuelas regulares representa un cambio de Paradigma, porque ya existía uno anterior en el cual el consenso era, precisamente, que los alumnos y alumnas con dificultades eran población segregada por Educación Especial. Este cambio de paradigma con la integración ocurrió en Educación Especial, pero no sucedió en la Escuela Regular de Educación Básica. Y podemos decir, que sigue sin ocurrir.

Todos los eventos para promover Integración Educativa y ahora la Educación Inclusiva se han hecho con el personal profesional de Educación Especial, pero no para los profesionales de la Educación Básica regular. Esto es, fueron y son eventos para convencer a los ya convencidos de la inclusión. Mientras el Mainstream de la Educación Básica no cambie, de la segregación a la inclusión de las y los alumnos con discapacidad como parte de su población, la inclusión no ocurrirá satisfactoriamente.

Y no es que la integración-inclusión se haya detenido o congelado en el tiempo, es dinámica y se sigue movilizando. Pero no necesariamente hacia adelante. Puede ser que se haya movido hacia el Paradigma anterior. Lo que significa que la Educación Especial, es muy probable que se haya regresado al Paradigma del Modelo Médico. Prueba de ello, es que, si bien antes la población se clasificaba en cerca de ocho especialidades de discapacidad y servicios complementarios, como terapias de aprendizaje, de lenguaje y de fisioterapias, ahora la población se está dividiendo en dos: las alumnas y alumnos con discapacidades leves y con discapacidades severas. En las cuales los leves van a la escuela regular y las severas van al CAM. Esta clasificación es Modelo Médico. Porque la ONU, en 1993, un año antes de la Conferencia Mundial sobre las Necesidades Educativas Especiales, Acceso y Calidad, en Salamanca, España, en 1994, se expidieron Las Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad, en las que se estipulaba que no se hicieran clasificaciones dicotómicas entre poblaciones con y sin discapacidad, ni ningunas otras. Clasificar a la población entre leves y severas es regresar a antes de 1992.

Pero la segregación de una parte de la población con discapacidad en los CAM por motivos de “discapacidad severa” y que, además, no lleven el currículo básico, sino uno paralelo y especial completa la segregación. Pero no es la más grave, ya que de acuerdo al diagnóstico que contiene Estrategia Nacional de Educación Inclusiva, de 2018, identificó que el 24.7% de las niñas y los niños con discapacidad de 3 a 17 años no asiste a la escuela. Entonces, contamos con una división de la población total de las y los niños con discapacidad: los que no asisten a la escuela; los que asisten, pero no ejercen su derecho a una educación básica para todos; y, los que sí ejercen su derecho a una educación básica.

No es sólo cuestión de las autoridades de Educación Especial y de Educación Regular, es un asunto de consenso general de todo el gremio profesional de la educación quienes configuran el paradigma o “mainstream” o “corriente principal” de la educación básica en México.

¿Qué hacer mientras se propicia este cambio de paradigma? Que el CAM vuelva a ser una modalidad de la Educación Básica y forme parte de una más de las alternativas de dicho Paradigma. Y que exista una libre circulación entre la población de CAM con la escuela regular a través de las USAER. Trasformar el Paradigma desde la población con discapacidad que ya existe en el Mainstream. Influir con los ejemplos existentes, a modo de efecto demostrativo, de estudiantes con discapacidad que han ingresado, permanecido y egresado con éxito en las universidades autónomas, tecnológicas, politécnicas, en fin, de la Educación Superior para elevar la expectativa de alumnos y padres y madres de familia con hijos con discapacidad en las escuelas regulares y especiales de CAM. Asumir una autentica concepción social de la discapacidad y no regresarse al modelo médico. Desarrollar y promover una Teoría Científica de la Discapacidad. Pero de esto hablaremos en la próxima entrega.

 

¡Enhorabuena por la Concepción Social de la Discapacidad y la Educación Inclusiva!

Educacioninclusiva.egr@gmail.com