Serpientes y escaleras - Morena, esperanza sin cabeza

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Morena, esperanza sin cabeza

Las dirigencias del Morena en Morelos han sido inexistentes; eso debe cambiar.

 

Morena, esperanza sin cabeza

La falta de conducción partidista ha convertido a Morena en un fantasma político, un ente que existe, pero no influye ni importa a nadie. A pesar de ser la primera fuerza política en Morelos desde hace seis años, el Movimiento de Regeneración Nacional carece de representatividad, liderazgo y fuerza. La gobernadora necesita una dirigencia fuerte que le ayude a transformar la entidad.

Desde su fundación Morena ha carecido de presencia institucional en la tierra de Zapata; ciertamente existe una fuerte simpatía obradorista y una enorme identidad con el presidente Andrés Manuel López Obrador, a pesar de ello la estructura partidista es escasa y las dirigencias nunca han influido en la agenda del estado o en las decisiones ni en la conducta de sus representantes. Menos en la sociedad.

Al iniciar este sexenio Morena se auto asumió como oposición a pesar de que promovieron la candidatura de Cuauhtémoc Blanco; las razones de distanciamiento con el ejecutivo fueron simples: los morenistas se sintieron traicionados porque a pesar de que prestaron sus siglas y promovieron el voto en favor del futbolista, ninguno fue convidado a participar del gobierno. Perdieron ganando.

La falta de liderazgo partidista genera problemas porque nadie toma en cuenta a la institución, porque está ajena a la agenda del estado y distante de las necesidades sociales. Los presidentes del partido han sido figuras sin personalidad, sin carisma y sin representatividad; como si se tratara de un movimiento clandestino, los consejeros estatales solo se conocen entre ellos y cada tres años se reparten las posiciones seguras.

Institucionalmente Morena ha sido el negocio de unos cuantos; hasta hace poco la voz cantante del partido la llevaba Rabindranath Salazar Solorio y su familia; eran ellos, empezando por la mamá, quienes decidían quién entraba y quién no, a quien se le impulsaba a un cargo de elección popular y quienes quedaban fuera de todo. La mandamás de la 4T era Doña Rufi y cuando la hicieron a un lado se fue a apoyar a Lucía Meza.

El liderazgo de Rabindratah Salazar en Morena fue perdiéndose por los abusos de su madre y los excesos de su familia; el control institucional era uno cuando vivía Radamés Salazar, pero fue otro en su ausencia y con la reaparición de Miguel Lucia. La derrota en la elección del consejo estatal no fue casualidad: los rabinistas abusaron, se confiaron y cuando quisieron reaccionar ya habían perdido.

La expulsión del rabinato en Morena no significó una mejora para el partido, fue simplemente un cambio de personajes. Sin militancia, convicciones ni identidad, pero con mucho dinero, operadores del gobierno estatal y con el apoyo de la dirigencia de Mario Delgado, el hermano del gobernador tomó por asalto el partido a pesar de que un tribunal lo inhabilitó como consejero.

La renovación del consejo estatal del Movimiento de Regeneración Nacional hundió más a la dirigencia porque desdibujó el rostro del partido; el formato para renovar a los consejeros permitió la inscripción de nuevos militantes y por ese camino Ulises Bravo pasó a la gente del PES a Morena y con ellos ganó la elección. Lo que se quedó el hermano del gobernador, empero, fue un cascarón sin valor, porque el morenismo se hizo a un lado, lo dejó solo y se apartó de la institución, no así de la causa.

Ni los anteriores presidentes del partido ni el nuevo delegado en funciones de dirigente lograron influir en sus representantes populares: los diputados de las últimas dos legislaturas se han movido con agenda propia, privilegiando sus intereses económicos y contraviniendo las indicaciones de las dirigencias estatal y nacional.

En más de una ocasión el propio Mario Delgado dio indicaciones directas a sus diputados locales para que dejaran de apoyar al fiscal, para que se separaran del bloque opositor y atendieran la línea partidista; el mensaje nunca fue escuchado porque la cartera de los diputados pesa más que su ideología.

En esta nueva etapa los gobernadores nombrarán de manera directa a los dirigentes estatales hasta que el próximo año se renueve democráticamente el partido tanto en lo nacional como en los estados. La medida apuesta a unificar criterios en torno a los gobernadores de la 4T, para que no se repitan escenarios como el de Morelos, pero sobre todo para que se siga una misma línea.

El relevo en la dirigencia de Morena en Morelos es importante porque ello influirá en el escenario político que tendrá la gobernadora; por el momento Margarita González Saravia se está reuniendo con todos, recibiendo felicitaciones y escuchando aplausos; a partir de octubre la narrativa será otra muy distinta, sobre todo porque, cuentan, la línea del gobierno saliente es acabarse el dinero para que la nueva administración no tenga margen de maniobra.

La operación política que se haga desde el gabinete debe ir de la mano de lo que se mueva en el congreso estatal y es ahí donde debe aparecer una dirigencia renovada, distinta y dispuesta a apoyar al nuevo gobierno.

Las señales de alerta en torno a la próxima administración están a la vista y se notan en el golpeteo que hay contra algunos de los futuros integrantes del gabinete; en algunos casos los golpes surgen desde el equipo de la gobernadora. También está la tensión en el congreso de cara a la conformación de un bloque mayoritario y la incertidumbre que provoca el hecho que habrá dos cabezas políticas en el gabinete.

El optimismo por el inicio de la nueva administración con una dama honesta al frente del ejecutivo no está exenta de las presiones inherentes al estado y la evidente grilla que hay dentro de su equipo; como ha sucedido con otros gobernantes ya hay grupos dentro del mismo proyecto, figuras que avasallan, que imponen, que amedrentan y que hacen compromisos a nombre de la gobernadora; y como ha sucedido antes, eso inevitablemente provocará problemas, mala imagen y escisiones.

La buena voluntad de Margarita González Saravia es importante, pero no suficiente para sacar adelante al estado; la gobernadora necesita un equipo confiable, capaz y unificado que, además, reciba el apoyo de su representación parlamentaria y del partido, porque el reto que tiene enfrente no es nada sencillo.

A dos meses de que inicie una nueva historia gubernamental en Morelos los signos de alerta están encendidos porque la administración que concluye deja muchos problemas sin resolver y el golpeteo en el gabinete que viene es notorio.

El partido es un espacio clave para la gobernabilidad de la siguiente administración.

·         posdata

La gobernadora ha puesto fecha: el 15 de agosto presentará a los integrantes de su gabinete. Serán gente honesta, con experiencia, con perfil y comprometidos con el proyecto, dice.

En las últimas semanas la futura jefa del ejecutivo mostró a los personajes que estarían con ella en el gobierno, provocando reacciones sociales que evidentemente son observadas y tomadas en cuenta para la decisión final.

Juan Salgado Brito se ganó las palmas generalizadas, es un hombre de estado, de probada experiencia y buena imagen pública que sin duda enriquecerá al gabinete; buenos comentarios provocan también Margarita Estrada, Edgar Maldonado y Luis Machuca, a quienes se les identifica con el proyecto y con la gobernadora. Casos opuestos son los de Jaime Juárez y Jorge Hinojosa, figuras cuestionadas, relacionadas con actos de corrupción y generadores de fuego amigo.

La voluntad de González Saravia para sacar adelante a Morelos es la mitad de lo que se necesita para lograr el objetivo; la otra mitad es el equipo que la acompañe.

·         nota

La formación de grupos dentro de un mismo equipo de gobierno es algo común, no por ello bueno; ocurrió en el gobierno de Antonio Riva Palacio, también en el de Jorge Carrillo Olea, en el de Jorge Morales Barud, en el de Sergio Estrada Cajigal, con Marco Adame Castillo, con Graco Ramírez, con Cuauhtémoc Blanco y también sucede con el de Margarita González Saravia.

En todos los casos el último en enterarse fue el propio gobernador y siempre que hubo llamados a la unidad interna y a dejar de lado los intereses personales, lo que ocurrió es que las posiciones se radicalizaron más.

Hablar de grupos dentro de un gobierno no es extraño, lo sería que no hubiera; este tipo de situaciones impacta la marcha de las administraciones y dependiendo de los intereses en juego, más afecta al gobierno y a su titular.

Otro fenómeno común en las administraciones estatales es que su titular comienza a aislarse de la realidad, a dejar de escuchar, de reflexionar con los suyos y de ver lo que le resulta incómodo. Es tanto lo que hay sobre el escritorio de un gobernante que la presión lo agobia y sin darse cuenta comienza a cambiar y a motivar cambios en su gente: quienes antes le hablaban con la verdad y le decían las cosas sin filtros comienzan a callar para no incomodar al jefe y para que no los hagan a un lado; es silencio por convicción o autocensura. Ahí se comienza a formar la burbuja del gobernante.

Margarita González Saravia es una dama de primera, con valores y convicciones muy claras, pero no está libre de este tipo de riesgos; de hecho, dicen, los primeros signos de estas situaciones ya aparecieron.

El tiempo dirá hasta dónde llega esta historia y en qué momento comienza a pedir ayuda.

·         post it

El almirante José Antonio Ortiz Guarneros le puso el cascabel al gato cuando sugirió que el próximo encargado de la Comisión Estatal de Seguridad fuera alguien que ya estuviera en la CES, “Para darle continuidad al trabajo”. La respuesta de la gobernadora a los dichos del comisionado fue inmediata: no.

Esto dijo el marino:

“La señora gobernadora ya dijo que el mando coordinado va a continuar y yo creo que, si el mando coordinado va a continuar, espero y son mis mejores deseos que también haya continuidad con la conducción de la Comisión Estatal a través de alguna de las personas que han estado los seis años conmigo… Creo que vale la pena que haya continuidad, definitivamente no hay una estrategia que dé resultado si no se tiene el suficiente personal para poder llevar a cabo para lo que le corresponde a esta comisión que es la prevención del delito. La prevención del delito se hace con personal que ande patrullando, si no vemos tantas patrullas en la calle definitivamente no estamos haciendo una prevención del delito”

·         redes sociales

El fuego amigo en el equipo de la gobernadora está a la orden del día y el sexenio ni siquiera ha iniciado.

Lo bueno es que todos comparten la misma visión. ¿¡Imagínense si no la compartieran!?

Comentarios para una columna optimista: eolopacheco@elregional.com.mx

X: @eolopacheco

Threads: eolopachecomx

Instagram: eolopachecomx

Facebook: eolopacheco