Escala de Grises - Contra la ausencia

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Contra la ausencia

La noche del primero de abril, el periodista Víctor Álvarez fue reportado como desaparecido, luego de que se le viera por última vez en Acapulco. El 5 de abril, la Fiscalía General de Justicia de Guerrero reportó su desaparición.

La Asociación Mexicana de Periodistas Desplazados y Agredidos alertó sobre lo ocurrido. De igual modo, Artículo 19 detalló que el periodista había sido amenazado días antes por la delincuencia organizada, razón por la que solicitó la implementación del Protocolo Homologado de Búsqueda de Personas Desaparecidas.

El martes 8 de abril, fue localizada una extremidad cefálica y, tras realizarse los dictámenes forenses, se comprobó que correspondía con la identidad del editor y director general del medio Punto por Punto. El 11 de abril, la Fiscalía de Guerrero informó que habían encontrado los restos de Víctor Fernando Álvarez Chávez.

A poco más de una semana del asesinato de María Elena Ferral, la periodista asesinada en Veracruz, la noticia sobre un hecho sin adjetivos vuelve a inundar los medios. Durante los 15 meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, 15 periodistas han sido asesinados. Sin embargo, todavía no hay señales de que el presidente empiece a tomarse el problema en serio.

El mes pasado, durante una de sus conferencias matutinas, la periodista Isabel González solicitó al mandatario medidas de protección, luego de que uno de los asistentes a este mismo evento le dijera “ojalá te den un balazo”.

A pesar de la gravedad de la amenaza, el presidente respondió que la mejor opción sería buscar una reconciliación o acudir a las instancias judiciales: “¿Por qué no perdonarnos? Si no, vamos a seguir promoviendo este tipo de cosas que, la verdad, no son nada agradables (…) Sólo les pediría que no peleemos aquí, por respeto a la gente que nos ve”.

Del mismo modo, agregó que él espera “que se respeten, que se quieran. Amor y paz. Libertad absoluta, paz y tranquilidad, profesionalismo para informar sin censura a los ciudadanos, respeto a la gente”, dijo. ¿Qué tal? La audacia.

Perdóneme si le rompo el corazón, pero déjeme decirle que el discurso de la tranquilidad y un optimismo desmedido (sin empatía, claro está), como el de nuestro presidente, no resultan nada útiles en la cotidianidad, en la práctica.

No podemos tener “libertad absoluta” cuando el 99% de los crímenes en contra de periodistas siguen impunes y en aumento. No podemos reconciliarnos con un sistema que nos pide perdonar, pero permite que sigan callando las voces dedicadas a contar la verdad. ¿Qué más tiene que pasar para que las denuncias de las y los periodistas en el país se tomen en serio?

Tan solo con el caso de Víctor podemos encontrar aristas de diferentes problemas estructurales con los que hemos aprendido a sobrevivir. El primero engloba las diferentes amenazas bajo las que se encuentra la libertad de expresión y quienes se dedican a ella. En el segundo podríamos agrupar los huecos legales y las deficiencias en el sistema de justicia cuando se haba de crímenes como este. El tercer problema son las desapariciones forzadas y la forma en la que las autoridades proceden cuando se enfrentan a una de ellas.

En México, hay más de 40 mil personas desaparecidas y más de 26 mil cuerpos sin identificar; pero más allá de las cifras, hay madres que buscan a sus hijas e hijos desaparecidos desde hace diez años o más, hay familias incompletas, niñas y niños huérfanos, hay ausencia. Hay grupos de familiares de personas desaparecidas que se unen para buscar juntos, que se volvieron colectivos y tratan de resolver lo que el Estado no pudo; hay organizaciones civiles que les brindan apoyo y, sin embargo, no es suficiente.

Las instituciones deben responder, destinar recursos, generar y aplicar protocolos funcionales en donde se priorice y garantice la localización con vida de las personas desaparecidas; también se necesitan investigaciones, castigar a los culpables, justicia, dejar de evadir el dolor, luchar contra la ausencia.

 

#JusticiaParaAnaPaola

El pasado 2 de abril, Ana Paola, una niña de 13 años, fue asesinada dentro de su hogar en Nogales. Ocho días después, la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) informó que detuvo y logró la sentencia del culpable. Según Claudia Indira Contreras Córdova, Fiscal de Justicia en Sonora, se determinó –con pruebas científicas– que José Ramón “N”, de 32 años, es el responsable del robo en casa de Ana Paola y de su feminicidio. Se le sentenció a 70 años de prisión.

Afortunadamente, este caso no permanecerá en los estantes de la impunidad, como el 90% de los feminicidios que ocurren en el país. Este es un gran paso si hablamos de justicia para la víctima y su familia; sin embargo, todavía queda mucho por resolver.

Debemos observar cómo se abordan casos como el de Ana Paola en los medios, cómo se abordan casos como el de Mara o el de Lesvy y comprender el fondo de las diferencias. Debemos exigir a las autoridades que se resuelvan todos los crímenes de este tipo, que se capacite al personal encargado de tratarlos.

Debemos prestar atención a la forma en la que concebimos la violencia de género, ver con ojos críticos nuestras acciones, nuestros pensamientos, nuestras opiniones. Tenemos mucho camino por delante de forma individual y colectiva, pero ya empezamos a caminar y no podemos dar ni un paso atrás. Debemos dejar de guardar silencio.

 

Posdata

Me tomé el atrevimiento de robarle un subtítulo a Serpientes y escaleras para recordarle que, aunque así parezca, el mundo no se ha detenido. Con un ojo en la pandemia y otro en los problemas que siguen latentes y pendientes por resolver.

Ya que hablamos de la pandemia, permítame recordarle las medidas sanitarias pertinentes: Lávese las manos constantemente, estornude o tosa en la parte interna de su brazo, mantenga la sana distancia, desinfecte las superficies y, de ser posible, quédese en casa. Salga sólo si es indispensable y manténgase informado con fuentes confiables que cuenten con datos verificados.

 

La recomendación: Si busca la etiqueta #microcuentena en Twitter, podrá encontrar una iniciativa en la que usuarios y usuarias de esta plataforma compartimos microcuentos e ilustraciones con tópicos diferentes todos los días.

 

Las letras –también– nos salvan:

arendy.avalos@gmail.com

@Arendy_Avalos en Twitter