Una aportación al problema de la inseguridad social
Alejandro Cruz Solano en Cultura
El miedo es una emoción que se construye en función de los estímulos sociales o eventos significativos que suceden dentro de una sociedad; por tanto, ya es un estado comportamental de todos los que habitamos este país, este estado y cualquiera de los municipios. El miedo a ser víctima de la inseguridad no se da por otra razón, sino por el significado geográfico donde ocurre el mayor riesgo, Morelos es un espacio geográfico donde los delitos y los riesgos son altos, de allí que, todos estamos en una zona primero, que es insegura, segundo que se percibe así y tercero que tememos ser víctimas de la inseguridad. No voy a detenerme a explicar los efectos de las emociones que experimentamos por el tema de la violencia que vivimos, pero es importante que la forma en que se dan las situaciones de la violencia puede producir un estrés traumático o un estrés postraumático, dado que se refieren a vivencias desencadenadas por la percepción de un peligro cierto o impreciso, actual o probable en el futuro. Aquí juega un papel importante la percepción; sentirse amenazado, sentirse en riesgo, sentirse vulnerable y además si uno es víctima de una circunstancia de inseguridad (robo, asalto con violencia, secuestro, golpes, amenazas, etc.), la percepción de la amenaza puede transformarse en terror o pánico, el problema es que es imposible saber si alguna vez nos puede tocar una situación así y eso lleva de manera inminente a producir la angustia. He platicado con personas que se ganan la vida trabajando en negocios de comida, de frutas, de ropa y sus comentarios están llenos de angustia, esto detona un comportamiento que se caracteriza por su innegable relación con la espera, es angustia ante algo, pero ese algo está lleno de imprecisión, incertidumbre y de sentirse desvalido ante lo que constituye un riesgo. Hemos perdido el control no solo de nosotros sino también del entorno en el que vivimos, el problema es que no solo es miedo también es enojo porque nuestra autoridad no se nota que haga algo. No quiero situarme más en el problema, pero ya en sí constituye un potencial de riesgo social y político en el sentido de que la inseguridad es un tema que ha rebasado al gobierno en lo general, este constante riesgo va a definir en el futuro no solo el tema del miedo sino también su vinculación política con cualquiera de los partidos que aspiren a ser gobierno. Es fundamental la reorganización social frente a la desorganización política, plantear objetivos que logren los consensos frente a la incapacidad gubernamental; esta último no ha comprendido la dimensión política que implica que ante mayor desorganización, mayor incremento de la inseguridad, la vulnerabilidad implica una falta de control y cohesión social, lo que es aprovechado por el crimen organizado para generar pánico. Es evidente que el rescate de los espacios públicos puede ayudar a modificar esa percepción de inseguridad, pero también el papel que el gobierno desempeña frente a la sociedad; existen estudios de que la percepción juega un papel importante en el desenlace de la emoción del miedo y la angustia; en ese sentido, modificar dos aspectos en mi opinión son importante para desencadenar otro comportamiento, el primero, hacer seguro los espacios públicos, eso nos hará sentirnos más protegidos y seguros, menos vulnerables dado que socializamos la convivencia y los lazos entre vecinos y ciudadanos; el segundo, la cooperación entre gobierno y ciudadanos que permita construir objetivos comunes y con dirección al bienestar, sin embargo esto último no sucede, sino hacemos algo pronto nos llegará el agua hasta el cuello, entonces las medidas serán más drásticas por parte de los ciudadanos y el fracaso de los próximos gobiernos.