Serpientes y escaleras - ¿A quienes están matando?

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - ¿A quienes están matando?

No te preocupes, se están matando entre ellos. ¿Atekai?

 

¿A quienes están matando?

Hace un par de años la imagen de un bebé de dos meses de edad con un orificio de bala en la sien dio la vuelta al mundo y mostró la manera como la delincuencia rompió sus propios códigos. Antes los grupos delictivos tenían reglas y respetaban a los menores de edad y a las familias de los delincuentes, incluso había lugares y horas en las que actuaban; todo ha cambiado. Hoy las mujeres y los niños también son blanco de la delincuencia y eso tiene que ver, dicen los especialistas, con el hecho de que los cárteles los reclutan para que realicen diferentes actividades delictivas. Ahora cualquiera puede ser víctima de la violencia.

Morelos cerró el año 2018 con un registro de 855 ejecuciones, la cifra más alta registrada en los últimos años en el estado, convirtiendo el último año del gobierno del perredista Graco Luis Ramírez Garrido Abreu en el más violento de la historia. Este fin de semana Morelos alcanzó las 858 ejecuciones.

Junio, según cifras proporcionadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, se ha convertido en el mes más violento de la historia de México con 3 mil 080 víctimas de homicidios dolosos, lo que representa un nuevo pico en la administración que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

Los datos representan un aumento del 3.45 por ciento respecto a mayo, que se había considerado el mes más violento del nuevo sexenio; la marca significó una alza del 8.38 por ciento respecto a junio del 2018, cuando se registraron 2 mil 769 víctimas. Hasta junio del 2019 el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reporta 20 mil 32 víctimas.

Según el SESNSP en los meses de la administración de López Obrador los números son los siguientes: 2 mil 894 víctimas de homicidios dolosos en diciembre; 2 mil 849 en enero; 2 mil 804 en febrero; 2 mil 854 en marzo; 2 mil 729 en abril y 2 mil 901 en mayo; y las entidades más violentas de México son Guanajuato, Estado  de México, Chihuahua, Jalisco, Guerrero, Veracruz, Ciudad de México, Michoacán y Colima.

Pero más allá de números la pregunta de fondo es ¿Qué está pasando en México?

En Morelos las estadísticas marcan una alza permanente en la cifra de homicidios dolosos o ejecuciones desde hace varios sexenios y el argumento que dan los gobiernos desde hace años es que se trata del ajuste de cuentas entre bandas o grupos delictivos. “Se están matando entre ellos” dicen los gobernantes como una manera de justificar el baño de sangre. ¿Es cierto?

Según el informe Violencia, niñez y crimen organizado publicado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), “En México hay por lo menos 30 mil niños y adolescentes menores de 18 años que cooperan activamente con la delincuencia organizada en actividades que van desde la extorsión y el tráfico de personas, hasta la piratería y el narcotráfico".

Según el documento, entre los 9 y 10 años de edad los niños empiezan a tener actividades criminales como traficantes de drogas o armas pequeñas, o de personas. También son usados para realizar asaltos, agresiones y secuestros.

En el caso del tráfico de personas, cuando tienen esa edad los niños son los encargados de informar a los grupos criminales sobre los movimientos de la policía fronteriza y el número de migrantes que viajan en los trenes que los llevan a distintos puntos de cruce. Desde los 12 años son usados para cuidar las casas de seguridad y a partir de los 16 años se les encomiendan tareas más violentas, como secuestros y asesinatos.

También destaca su participación en el enganchamiento para la trata y pornografía de niñas y adolescentes a través de redes sociales o para buscar compañía a los jefes de los cárteles. Los menores se encargan de identificar niñas de su edad a través de redes sociales para realizar "la selección de chicas por catálogo en Facebook". Después del tráfico de migrantes y de drogas, el tráfico de mujeres y jóvenes es lo más lucrativo para los grupos delictivos. Pero regresemos a Morelos.

La ola de violencia en la tierra de Zapata ha venido a la alza año con año desde el gobierno de Jorge Carrillo Olea; a pesar de que hemos tenido algunos espacios de aparente tranquilidad, la delincuencia no ha dado tregua al estado, no ha permitido que las estrategias de seguridad pública funcionen, ni que las autoridades logren buenos resultados en esta lucha.

Hay algunos argumentos que llaman la atención, como la multiplicación de las muertes de mujeres y niños; en algún momento se dijo que eran casos aislados, que se trataba del error o la confusión entre criminales y hasta los grupos de derechos humanos consideraron que eran víctimas inocentes de la guerra entre bandas. Pero ¿Lo fueron?

Conforme pasa el tiempo la muerte de niños y mujeres se ha incrementado y esto llama la atención por la manera en que suceden los decesos; en algunos casos, cuando se trata de niños pequeños o bebés, destaca la crueldad de los grupos criminales ante la inocencia; no hay forma de que ellos formaran parte de la cadena delictiva, más bien fueron víctimas directas de la venganza entre cárteles de la droga.

En el caso de las mujeres también es significativo el aumento de las agresiones: hay damas a las que se les asesina junto con sus parejas en diferentes circunstancias, pero también hay registro de asesinatos de mujeres con señales de tortura, con el cuerpo mutilado y mensajes sobre su cuerpo. Pareciera que en ninguno de estos casos se trata de errores.

Es complicado entender el funcionamiento de la mente de los grupos delictivos, pero sobre todo es difícil aceptar que ya no existen códigos ni respeto entre criminales. Hasta hace algunos años los especialistas hablaban de códigos no escritos entre delincuentes que se referían al respeto de las familias, de los niños y de ciertos lugares considerados como zonas neutras, en donde nadie alteraba el orden ni rompía la paz; hoy eso ya no existe y todos en cualquier momento y lugar pueden ser víctimas de la violencia. Pero… ¿Todos?

Según datos que proporcionan autoridades de los tres niveles de gobierno, la mayoría de las víctimas de la violencia son personas con antecedentes criminales, que han estado sujetas a proceso penal o sentenciados a cumplir una pena corporal por delitos relacionados con la delincuencia organizada; también hay un porcentaje alto que se considera parte de la red criminal, a quienes se le asocia con algún grupo delictivo o tienen nexos en la operación delictiva. La mayoría de los asesinados, dicen los funcionarios, son personas que forman parte de la estructura de operación criminal y mueren en la lucha por el territorio o como represalia.

Hay muchas forma de explicar el porque del incremento de las muertes violentas de mujeres y niños en México, existen diferentes argumentos, estadísticas y análisis para comprender el porqué de las cosas, lo que no hay manera de concebir es lo que está pasando, aceptar que la ola delictiva nos ha rebasado y peor: que poco a poco la violencia se normaliza y convierte en algo común entre nosotros.

El punto no es si se están matando entre ellos (los delincuentes), sino porqué ocurre lo que está ocurriendo, porqué la muerte se ha vuelto algo cotidiano y el hecho sólo se explica con cifras.

Pero lo que más nos debe llamar la atención a todos, es porqué este fenómeno ha dejado de sorprendernos y nos ha deshumanizado.

Si la violencia se normaliza, hemos perdido la batalla.

  • posdata

Jorge Argüelles presidirá el Partido Encuentro Social. Ex priísta, gente de Manlio Fabio Beltrones y actual diputado federal, Argüelles Victorero encabezará los trabajos de un partido que perdió el registro nacional y carece de estructura y presencia social en el estado.

Su llegada a la presidencia estatal es una decisión cupular; su primer reto como líder de ese partido será evitar su desaparición en las próximas elecciones, lo cual sólo podría lograrse con un buena alianza electoral con Morena, partido que los arrastró electoralmente en las elecciones del 2018.

Será interesante ver lo que Jorge Argüelles hace por el PES, toda vez que carece de capital social, conocimiento político y representatividad en el estado. Lo único que tiene es dinero y el único trabajo político que ha hecho en Morelos es colgarse de los eventos y la imagen del gobernador Cuauhtémoc Blanco.

Impulsar a Jorge Argüelles Victorero como dirigente del PES derivará en la desaparición de ese partido en el estado.

  • nota

Para entender el problema hay que observar los números: por cada 100 casos de asesinato en México, solo en cinco se condena a un responsable. Las razones que explican la alta impunidad son varias y los errores y deficiencias suceden en todos los eslabones de la investigación.

Hay estados donde el dinero no llega o no alcanza, donde faltan desde ambulancias forenses para trasladar cuerpos, hasta morgues y laboratorios para estudiarlos. En los lugares a los que sí llega el dinero cotidianamente se desperdicia en comprar equipos que no se utilizan porque el personal no sabe cómo funcionan.

La capacitación de policías y agentes también es prácticamente nula y la mitad de los estados no tiene fiscalías especializadas para investigar homicidios. Peor: hay casos que sí se investigan, pero más que buscar la verdad, lo que les importa es tener un detenido, aunque no sea culpable.

La tasa de sentencias en México es de 5 por cada 100 víctimas de homicidio, cuando en el continente americano la tasa promedio es de 24 por cada 100. En Asia son 48 y en Europa 81, según datos de la ONU. El proceso para investigar un homicidio en México involucra a policías preventivos, de investigación, peritos y agentes del ministerio público, pero en todos los niveles hay sobrecarga de trabajo.

Pero el problema no es solo el número de policías y fiscales, también lo es su capacitación. Una gran parte del personal no tiene conocimientos básicos y eso tiene consecuencias muy graves: los elementos que se recogen en la escena son declarados prueba ilícita y no sirven para ser invocados en un juicio; la gravedad de que el primer respondiente no sepa actuar conforme a estos estándares que marca la ley es que echa a perder todo el caso desde el inicio.

El problema de inseguridad y violencia en México tiene muchos rostros y todos inciden en el resultado. Para salir adelante se necesita un plan de largo plazo que atienda los problemas de fondo, como dice el presidente de México, pero también una estrategia mediática que corra de manera paralela, para atajar los conflictos de cada día y disminuir las muertes. No puede ir una sin la otra.

  • post it

Con pocos recursos y casi sin apoyo, pero Juan Ángel Flores está haciendo un buen trabajo en Jojutla, Zona Cero del sismo del 2017 y lugar asediado por la delincuencia.

En unos meses el alcalde y su equipo han ido cambiando la imagen del municipio, no sólo en materia de infraestructura y servicios, también en seguridad.

Jojutla aún está lejos de recuperarse de los estragos del movimiento telúrico del 19 de septiembre y le falta un largo camino por recorrer para considerarlo un territorio de paz, pero a diferencia de otras zonas del estado, el cambio comienza a notarse como consecuencia de la disciplina financiera en el ayuntamiento y las gestiones personales del alcalde.

No es fácil sacar adelante un municipio con tantas necesidades, con una población doblemente lastimada por el terremoto y la inseguridad y un gobierno quebrado, consecuencia de la mala y fraudulenta administración anterior.

Lo que está haciendo Juan Ángel en Jojutla merece ser replicado en otros municipios; el trabajo institucional es serio y la actuación personal del presidente municipal es responsable.

  • redes sociales

La publicidad en redes sociales no genera capital político ni representatividad social.

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