Serpientes y escaleras - Contrastes

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Contrastes

La del 2024 será una elección con gobiernos calificados de manera distinta.

 

Contrastes

Previo a las elecciones del 2018 la confianza de los candidatos del PRD era absoluta a pesar de lo que se escuchaba en las calles. Graco Ramírez gobernaba con mano de hierro y Rodrigo Gayosso, el abanderado oficial, había invertido mucho tiempo y recursos en la construcción de una estructura que incluía a figuras de todos los partidos y de todos los sectores sociales en todos los municipios. En el papel todo se veía bien, pero en las urnas la gente decidió lo contrario.

El desgaste de un gobierno no es poca cosa, se trata de un elemento clave en el proceso electoral y juega en contra del partido que lo abandera; en diversas ocasiones los morelenses han votado contra un partido por el desgaste de los gobiernos que lo representan: sucedió en el año dos mil, cuando la gente repudió en las urnas a la administración de Jorge Carrillo Olea, luego en el 2012, cuando el ciudadano le dio la espalda al PAN de Marco Adame Castillo y luego en el 2018 con un rechazo abrumador a la figura de Graco Ramírez Garrido.

La del 2024 será una contienda peculiar en ese sentido, porque conjugará la simpatía del presidente Andrés Manuel López Obrador y el desgaste del gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo. Los números de ambos gobiernos son contrastantes y coincidirán en el proceso de sucesión, en ese momento el ciudadano decidirá si responde al llamado presidencial de votar nuevamente en cascada por la Cuarta Transformación o valorar lo que se ha hecho a lo largo del sexenio en el estado.

No recuerdo cuándo fue la última vez que en Morelos tuvimos un escenario así, es decir, que el gobierno federal saliente mantuviera un alto nivel de aceptación al final de su periodo y el local no. En el año dos mil el PRI pagó en las urnas la crisis de inseguridad que hubo en el gobierno de Jorge Carrillo Olea y el desastre del gobierno federal luego del asesinato de Luis Donaldo Colosio y el “error de diciembre”.

Al final del sexenio de Marco Adame Castillo las cosas también fueron muy difíciles para el PAN: localmente se acumularon dos sexenios muy malos en donde la inseguridad imperó y golpeó por igual a todos los sectores de la población; la situación se agravó en el 2009 con la muerte de Arturo Beltrán Leyva y la captura del secretario estatal de seguridad por brindar protección al narcotráfico. El panorama federal no era mejor: Felipe Calderón cerraba su periodo de gobierno con un baño de sangre derivado de su declaración de guerra al narco, hecho que le habría costado la vida a dos secretarios de gobernación.

La del 2018 fue una elección que también tuvo sus particularidades: en lo federal se trataba del cierre de ciclo de un gobierno priísta sumamente corrupto, que cometió muchos errores y permitió todo tipo de abusos en los gobiernos estatales. Esta situación coincidió con el final del peor gobierno que hemos tenido en Morelos: una administración represiva, corrupta, rencorosa e ineficiente, con una pareja gobernante que descargó sus frustraciones personales en la ciudadanía e intentó heredar el poder a su hijo.

La del 2024 será una contienda distinta a las anteriores, porque veremos un contraste entre la calificación federal y estatal, pero también porque prevalece la falta de diálogo entre los candidatos del partido que lleva la delantera. En el papel la oposición local no tiene nada que hacer en un escenario que los coloca muy por debajo de las preferencias electorales, pero en los hechos el resultado podría ser distinto porque estamos ante una situación que no habíamos visto.

Veámoslo en términos de candidatos: Morena tiene ocho precandidatos, todos abanderando la cuarta transformación, algunos con más identidad partidista, pero ninguno realmente cercano al presidente o a las corcholatas de la 4T. Cada uno tiene características personales que les permiten estar sentados en la mesa de negociación sexenal, pero ninguno sobresale de los demás por algo que lo convierta en favorito o le conceda algún elemento que por sí mismo lo haga destacar. Todos están a expensas de la marca.

Históricamente Morelos se ha distinguido por ser un estado obradorista, pero a lo largo de este sexenio en la tierra de Zapata han aparecido grupos abiertamente opuestos a las políticas del presidente López Obrador, sobre todo en la clase media de la población. El voto que el Movimiento de Regeneración Nacional mantiene seguro está entre los menos favorecidos, pero se ha distanciado de los sectores productivos, de la clase media trabajadora y de muchos jóvenes.

“No importa lo que pase, Morena va a ganar el 2024 con cualquier candidato porque no hay oposición en Morelos” me dijo hace algún tiempo una de las precandidatas de la 4T a quien tampoco le preocupa la falta de diálogo entre aspirantes porque “cuando sea candidata” (sic) la suma se dará de manera natural en torno al proyecto.

La confianza de los morenistas en el triunfo electoral del 2024 se puede medir a partir de su desinterés por dialogar entre ellos: todos han acelerado el paso en su precampaña, aumentaron su promoción y sus actividades públicas, pero lo hacen por separado, sin coordinación, sin reglas y sobre todo sin considerar el efecto que puede tener este distanciamiento en el proceso electoral o el peso social que representará en las urnas la imagen del gobierno saliente.

A nadie queda duda que el presidente Andrés Manuel López Obrador apoya al gobernador Cuauhtémoc Blanco, lo mismo se puede decir del dirigente nacional de Morena Mario Delgado; la pregunta es si el obradorismo morelense y los simpatizantes de la 4T también se mantienen en la lógica de respaldar en las urnas al proyecto sin importar quien sea el candidato.

La matemática de esta elección parte de una pregunta ¿Qué figura pesará más en la contienda del 2024 en Morelos, la de AMLO o la Cuauhtémoc Blanco?

·         posdata

Jorge Carrillo Olea no solo fue el último gobernador del PRI en Morelos, también fue el último gobernador militar que ha habido en México. Tras su separación del cargo por el grave problema de seguridad que vivió el estado bajo su mando, la vinculación de funcionarios de su administración con el crimen organizado y la descomposición del ambiente político, ningún otro elemento castrense ha llegado nuevamente a un gobierno estatal.

Al respecto la semana pasada Pascal Beltrán escribió en su columna un artículo que refiere este tema y señala que Morelos podría volver a ser gobernado por un militar en el 2024. Esto escribió el columnista:

“…Los últimos dos militares en recibir dicho beneficio (una gubernatura) fueron el chiapaneco Absalón Castellanos (1982-1988) y el morelense Jorge Carrillo Olea (1994-1998).

Después que éste pidió licencia al cargo, en mayo de 1998, en medio de un escándalo de seguridad pública y confrontado con el presidente Ernesto Zedillo, ningún integrante de las Fuerzas Armadas ha llegado a un gobierno estatal. Sin embargo, un cuarto de siglo después de la defenestración de Carrillo Olea, se abre la posibilidad de que un militar vuelva a ser gobernador… y justamente en Morelos.

El general de división (retirado) Alfonso Duarte Múgica –quien fungió tres veces como comandante de región y llegó a ser mencionado como potencial secretario de la Defensa Nacional– ha estado explorando la posibilidad de ser nominado candidato a la gubernatura de la Alianza por México.  

Originario de Puente de Ixtla, el general Duarte ha conversado con los dirigentes del PRI, PAN y PRD en Morelos y ya tuvo una reunión en la capital del país con el dirigente nacional de un partido de la Alianza, de acuerdo con fuentes que pidieron el anonimato. A todos les ha dicho que ya informó de sus aspiraciones políticas al alto mando del Ejército y Fuerza Aérea, y que éste le dio su visto bueno para contender.

“Duarte ha vuelto a vivir en su natal Puente de Ixtla, donde hace ejercicio y nada todas las mañanas; también es ejidatario cañero, y atiende su huerta, que es su orgullo”. A lo largo de casi medio siglo de carrera militar el general comandó las regiones militares Segunda (Sonora y las Baja Californias), Tercera (Sinaloa y Durango) y Octava (Oaxaca). Entre 2006 y 2008, encabezó la Primera Zona cuando el general Salvador Cienfuegos comandaba la Primera Región. En 2012 fue ascendido a divisionario, cuando apenas tenía 57 años de edad.

En diversas ocasiones, Duarte llegó a ser noticia nacional. A partir de 2008, como comandante de la Segunda Zona (Tijuana), encabezó el combate a las células delictivas de los Arellano Félix y el Cártel de Sinaloa, que se peleaban la plaza. “Nuevos traidores a la patria”, llamó a los criminales. En septiembre de 2011, durante el Grito de Independencia, acusó al entonces secretario de Gobierno de Baja California de ser “grosero, borracho, confianzudo e irrespetuoso”, frente al gobernador José Guadalupe Osuna Millán.

En septiembre de 2016, denunció que los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán habían sido los responsables de una emboscada contra una unidad militar realizada en Culiacán, en la que murieron cinco soldados y resultaron heridos diez más.

Experto en seguridad pública, Duarte podría convertirse en un candidato crucial de la oposición, en momentos en que Morelos vive una ola de violencia criminal. Por supuesto, no faltará quien diga que con su interés en la postulación del general, los aliancistas están promoviendo la militarización que tanto condenan, aunque, en sus pláticas con ellos, él les ha asegurado que en caso de llegar al cargo será escrupuloso en el cumplimiento de la Constitución.”

·         nota

El secretario de gobierno Samuel Sotelo se dijo confiado de que a la brevedad la suprema corte de justicia de la nación resuelva el fondo de la controversia que el ejecutivo interpuso en contra de algunos puntos del presupuesto 2023 aprobado por el congreso local.

No conocemos las consideraciones de fondo, dice, pero una vez que se nos notifique sabremos lo que debemos hacer o, en su caso, qué deben hacer los diputados. “Hay algunos asuntos que se resuelven hasta final de año, pero nosotros esperamos que esta se pueda resolver entre junio y julio, para que los recursos puedan ser utilizados en obras”.

Lo que determine la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre el tema no solo afectará los proyectos de obra que tienen los municipios, como lo ha aceptado el alcalde de la capital, también pegará en los planes de los diputados para el cierre de su periodo, porque precisamente de ese fondo se allegarían muchos millones de pesos que utilizarán para campaña o abultarían sus cuentas bancarias.

Veremos en qué concluye esta historia.

·         post it

Las encuestas se multiplican en este tiempo; todos son ganadores según sus propios estudios. La única coincidencia en los levantamientos que hacen unos y otros es que Morena lleva la delantera y hay un sector ámplio de ciudadanos indecisos.

·         redes sociales

¿Quién puede ser el candidato de Morena a la presidencia municipal de Cuernavaca en el 2024?

¿Ahora sí le dejarán la posición a algún verdadero morenista?

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