Justicia y Perspectiva de Genero
En opinión de Hertino Avilés
Ante la reforma constitucional del año 2011 en materia de Derechos Humanos, han existido una serie de cambios a nivel institucional, los cuales han obligado a la sociedad civil, a los abogados, estudiantes de derecho y a impartidores de justicia a tomar un rol moldeable, el cual los obliga a mantenerse actualizados en temas de interés social.
Entre los cambios más relevantes se encuentra el uso de estándares internacionales, aplicación de principios y la visibilización de los sujetos en los procesos judiciales. Lo anterior surge de los mandatos consagrados en el artículo 1º de la Constitución respecto a las obligaciones de investigación, sanción y reparación de daños; lo cual al verse relacionado con los señalamientos de tribunales internacionales obliga al juez nacional a tener un enfoque diferencial.
Cabe destacar que la perspectiva de género no representa un punto de protección hacia el género femenino, o una mera visión feminista, si no que representa el deber de un Estado de tomar en cuenta las particularidades de hombres y mujeres, que en determinados escenarios los colocan en un plano de desprotección.
Con la inclusión de juzgar con perspectiva de género, también se busca erradicar los roles de género, que hemos venido arrastrando de generación en generación; tales como pensar que la mujer debe desarrollar un papel de cuidado de los hijos y su esposo, o que el hombre es el único encargado de llevar el sustento a sus hogares.
Si bien es cierto, los roles de género son difíciles de quitar en nuestra sociedad, no podemos dejar pasar por alto que a lo largo de los años, estos se han ido cambiando y adaptándose a nueva realidad.
Por otra parte, no podemos dejar pasar por alto que han sido muchos los temas y los casos que han representado un mensaje a los impartidores de justicia para la aplicación de la perspectiva de género; tal es el caso de la señora Alejandra Cuevas y su señora madre.
Claro está, que la inserción de la perspectiva de género en la impartición de justicia se ha convertido en un reto para los juzgadores, ya que han enfrentado un choque cultural y jurídico; en primer lugar, este choque cultural surgen ante una sociedad mexicana con una visión arraigada de desigualdad histórica, por lo que muy pocos jueces se atreven a resolver con parámetros contrarios a la visión de la población, aun cuando estos valores puedan ser contrarios a la dignidad humana.
La realidad es que la dinámica social exige una mayor apertura y la utilización de la perspectiva de género.