Repaso - Golpes por el basurero en Loma de Mejía
En opinión de Carlos Gallardo Sánchez
Sólo eso faltaba: que el gris gobierno municipal encabezado por el alcalde Francisco Villalobos Adán, conocido como “Lobito”, decidiera sigilosamente reabrir el tiradero de Loma de Mejía, soslayando autoritariamente la opinión de los ciudadanos del rumbo que de inmediato empezaron a movilizarse. “Al fin que ya me voy”, ha de pensar, después de su inútil intento por reelegirse al amparo del Partido del Trabajo.
El tufo represor que en otro tiempo caracterizó a la administración panista dirigida por Jesús Giles Sánchez, parece haber reencarnado. Fue lamentable que el día de ayer lunes, sujetos presuntamente empleados del servicio de limpia, golpearan vilmente a quienes se manifestaban en la primera glorieta de la Subida a Chalma, sin importarles la edad avanzada de muchos.
La experiencia nos dice que, seguramente, desde los sótanos del ayuntamiento se dio la orden de agredir a los manifestantes que impedían el paso de los camiones recolectores. En uno de los videos que se difunden en las redes, se da cuenta del zafarrancho. No debe olvidarse que este servicio está concesionado a una o varias empresas particulares, de modo que si sus trabajadores tomaron la iniciativa para actuar violentamente en contra de las personas ahí reunidas, la autoridad deberá tomar cartas en el asunto. Pero si la violencia fue promovida o amparada por los funcionarios de medio pelo del ayuntamiento, con la anuencia del pésimo alcalde que desgobierna la capital morelense, entonces la complicidad institucional cobra mayores dimensiones.
Para los inconformes, tanto aquéllos que hace como 15 años se opusieron al tiradero y al paso de los camiones recolectores, como los de ahora, los efectos de esa medida son nocivos, así para el tráfico vehicular, como para la salud y la conservación ambiental. Sus razones no son poca cosa.
Refiriéndose al problema potencial, Juanita del Pilar Ochoa Chi, en su tesis para obtener el doctorado en Ciencias Políticas y Sociales, por parte de la UNAM (2014), a la que tituló “Los tiraderos y sus impactos socioambientales. El caso del tiradero de Tetlama, en el Estado de Morelos, ” al comentar el relleno instalado en Lomas de Mejía, apuntó:
“…pero las autoridades responsables del estado y la empresa haciendo oídos sordos no prestaron atención a la voz de los especialistas, pues para ellos resolver el problema de la basura en Morelos era políticamente prioritario y aparentemente con Loma de Mejía, a pesar de no ser un área apropiada para ello y sobre todo del gran riesgo hidrológico que representaba para la región, el problema de los desechos quedaba aparentemente resuelto”.
“Desde el mes de agosto del 2007, la sociedad civil, distintas ONGS, investigadores universitario y habitantes y ejidatarios de Pueblo Viejo y de Temixco (cuyos pozos de agua se alimentan del acuífero sobre el que se localiza Loma de Mejía y que abastecen a 100 mil habitantes) se manifestaron en contra de dicho relleno. La respuesta del estado fue como ellos mismos lo expresaron, de oídos sordos y hostigamiento policíaco”.
“Así fue como el inminente riesgo ambiental quedó subordinado a los intereses políticos, económicos de la empresa y del gobierno estatal y municipal”.
“Hoy, Loma de Mejía, a pesar de estar temporalmente en desuso representa por los depósitos arrojados en el sitio, un problema ambiental mayor y no contribuyó realmente a resolver la crisis de residuos en Cuernavaca.
Estamos, pues, ante un nuevo capítulo protagonizado desde los espacios institucionales ocupados por bárbaros y trogloditas, a quienes poco importa resolver con juicio y fundamento los problemas a los que están obligados atender. Es lamentable que un individuo a quien le tocó de rebote la presidencia municipal de Cuernavaca y que para abultar su ya enorme desprestigio, haya permitido, a costa de lo que fuese, incluso mediante la violencia, reabrir un relleno sanitario cuestionado desde años atrás.
Francisco Villalobos Adán será responsable de lo que en estos días suceda, si se empeña en mantener esa decisión que protege la economía de los concesionarios del servicio de recolección y menosprecia las reacciones de protesta, en este caso legítimas, de ciudadanos de una parte sana y bella de Cuernavaca.
De refilón
¿Y qué tal si diariamente los vecinos afectados depositan basura frente a la sede del ayuntamiento o frente a la casa del alcalde? Ya lo han hecho otros. Por ejemplo, los comerciantes del ALM. El riesgo es que se desborde el carácter represivo de Villalobos Adán.
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