Punto Kairo - Migración

En opinión de Juan Salvador Nambo

Punto Kairo - Migración

Hace algunos días entrevisté a una mujer que fue secuestrada en la frontera, para sobrevivir tuvo que ser parte de sus captores, ella revisaba a todas las víctimas que llegaban a un lugar inmundo y les quitaba hasta los dientes de oro; se sentía culpable, pero era la forma de sobrevivir… hasta que pagaron su rescate.

De acuerdo con su testimonio, podían, antes del incidente, tanto ella como su hermanita de seis años, pasar de manera legal a Estados Unidos, ya que su familia, la cual tiene ciudadanía estadounidense, tramitó su asilo político por las condiciones de violencia que se viven en el Estado de Morelos. Por lo tanto, el año pasado gestionaron lo necesario y se dirigieron a la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, con la intención de cruzar a Texas.

La niña pasó sin problema, pero la mujer no, ya que desde hace años se identifica como mujer trans. Los argumentos fueron diversos, desde que tenía que someterse a diversos exámenes médicos, así como el riesgo de que fuera dedicarse al sexoservicio. Al parecer, la promiscuidad es un riesgo para el país vecino.

Al final, la niña fue entregada a sus familiares en USA y la mujer de quien les hablo y de quien omitimos su nombre por obvias razones, decidió regresar a Morelos, así que tomó un taxi por aplicación para ir a un hotel y después al aeropuerto, con lo que comenzó el infierno. La escena era típica: el taxi fue interceptado por sujetos armados, ordenaron al chofer ir a una casa de seguridad y ahí fue donde nuestra entrevistada permaneció durante varias semanas.

“Había inmigrantes de varias partes, algunos no hablaban español, otros decían que eran de Venezuela, Colombia, Cuba, el Salvador, Bolivia. Por supuesto había muchos mexicanos. En donde estábamos había unas 30 personas. A los hombres los golpeaban todo el tiempo. Había mujeres con bebé en brazos. Yo pude tener la confianza de algunos de mis secuestradores, pero me obligaron a quitarle hasta los dientes de oro de quienes llegaban. Eso es lo que más recuerdo y me hace sentir mal. Me hicieron sentir que ya era parte de ellos”, destacó.

En todos los casos los captores llamaban a familiares cercanos a los migrantes para advertir de la situación, si contestaban pronto y depositaban lo solicitado, la estrategia era pedir más y más hasta que se cercioraban que, en efecto, ya no tenían más dinero. Lo mismo le pasó a la mujer que protagonizó los eventos que se describen en esta columna: su padre, un comerciante de Morelos, desembolsó casi 200 mil pesos.

Ella afirmó no haber sido testigo de algún homicidio, así como tampoco si se trataba de algún cartel, pero sí de golpizas y constantes maltratos a los migrantes. Cuando fue liberada, sin nada más que un número de teléfono en su memoria, logró pedir ayuda y regresar a la entidad morelense con su familia, donde la pensaban muerta ya que no se supo nada después de varios días de haberse pagado el rescate. Agradecida de que sobrevivió, no denunció nada, trata de salir adelante pese a la discriminación que padece al momento que las personas se enteran que es transexual, trabajando en centros nocturnos y limpiando casas.

Hannah Arendt, una de las pensadoras más influyentes del siglo XX, quien en su obra aborda temas como el totalitarismo, la condición humana y la naturaleza del mal, afirma que la maldad se da pese a que no se haga patente la intención o las consecuencias morales. Se actúa sin reflexionar y se destruye todo tipo de pensamiento crítico y responsabilidad individual.

Ahora, con las redadas del gobierno que encabeza Donald Trump contra la comunidad migrante y que destroza familias completas, a trabajadores honestos, activistas y promueve discursos de odio, se suma una situación más contra dicha comunidad que, pese a todo, no deja de seguir su objetivo de llegar al país del sueño americano, es el caso de los migrantes del sur del continente, quienes son afectados por otros grupos del crimen organizado y la migra mexicana.

Por lo tanto ¿Qué podemos hacer ante dichas situaciones? ¿Cómo podemos hablar de paz ante tanta maldad? ¿Hacemos como que no pasa nada? ¿Nos mantenemos inmunes? ¿Cómo a mí no me pasa no me preocupa? Afortunadamente hay iniciativas de todo tipo que desde la individualidad y desde grupos interesados en poner su granito de arena como es el caso de las Universidades, por ejemplo, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos encabeza espacios importantes para promover la paz y la no violencia.

En este sentido, el gobierno mexicano ha tomado medidas como la activación de mecanismos de asistencia consular. Y para el caso específico de Morelos, la dirección del Migrante enfrenta grandes desafíos en la atención a repatriados y aquellos que quedan varados en la frontera norte. Lo que ocurre en Estados Unidos con las redadas contra migrantes, apenas es una muestra de lo que pasa en una realidad que nos rebasa, no es ni la punta del iceberg y tenemos, en primera instancia que informarnos y hacer lo que nos corresponde desde nuestra responsabilidad individual.