Observador político - Habrá imposición en la encuesta para designar al candidato de Morena
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
Sin duda, el proceso de selección de candidatos en el partido Morena para las elecciones es un tema que merece una crítica reflexiva y contundente; la elección de Claudia Sheinbaum como candidata presidencial ya había generado controversia debido a las sospechas de un proceso amañado, y ahora vemos que esta misma sombra se cierne sobre la elección de candidatos en Morelos.
ASPIRANTES DE “CHOCOLATE”.- En teoría, Morena promete procesos democráticos, participativos e incluyentes, pero en la práctica, parece que el dedazo y las decisiones desde Palacio Nacional siguen siendo determinantes en la selección de candidatos; esto plantea serias preguntas sobre la verdadera naturaleza de la democracia interna del partido.
El hecho de que haya casi una decena de aspirantes compitiendo por la candidatura a la gubernatura de Morelos es un signo de la popularidad de Morena en la región, ya que solo el 50 por ciento podrá participa en las encuestas que van a realizar dejando en la orfandad al resto. Sin embargo, es preocupante que algunos de estos aspirantes sean "suspirantes de chocolate", es decir, polítcos sin las condiciones reales para liderar; lo que plantea interrogantes sobre la calidad de los aspirantes y si realmente se está eligiendo a la persona más adecuada para el puesto.
Es decepcionante que la elección no se base en criterios como el currículo académico, la honestidad, la trayectoria intachable o la capacidad para abordar los problemas que enfrenta Morelos; no, en lugar de eso, parece que la decisión final se toma en función de intereses políticos y no necesariamente en beneficio de la población.
El ejemplo de Claudia Sheinbaum y su elección a través del método de las encuestas, que también estuvo bajo sospecha, subraya la persistencia de prácticas opacas y la falta de transparencia en el proceso de selección de candidatos; este tipo de situaciones solo socava la confianza en el sistema político y mina la credibilidad de Morena como un partido comprometido con la transformación democrática.
En última instancia, es esencial que los partidos políticos, especialmente aquellos que se autodenominan como defensores de la democracia y la transparencia, cumplan con sus promesas y aseguren que los procesos de selección de candidatos sean realmente justos y representativos de la voluntad de la ciudadanía. En el caso de Morelos y otras regiones, esto parece estar lejos de ser una realidad.
TRIQUIÑIUELAS DE MORENA EN LA SELECCIÓN DE CANDIDATOS.- La lucha por el poder político en Morelos se está convirtiendo en una farsa digna de un guion de telenovela; sobre todo, por la manera en que el partido oficialista, Morena, está eligiendo a su candidato para la gubernatura del estado está llena de maniobras y divisiones internas que arrojan una sombra sobre la democracia interna que tanto pregonan.
La batalla está claramente dividida en dos bloques dentro del Consejo Político Estatal: por un lado, el grupo liderado por Ulises Bravo, quien aspira a mantener el control y favorece a Sandra Anaya y Víctor "El Wero" Mercado como candidatos. Por otro lado, tenemos a Rabindranath Salazar Solorio, actual coordinador general de política y gobierno de la república, que busca convertirse en el candidato y que de igual manera, respalda a la senadora Lucía Meza Guzmán.
Este enfrentamiento no solo muestra la división en el seno de Morena en Morelos, sino también resalta la falta de un proceso democrático claro y transparente; la política de cuotas de género parece prevalecer sobre la meritocracia, con candidatos siendo seleccionados en base a su género y conexiones políticas, en lugar de su capacidad y experiencia.
Margarita González Sarabia, quien aspiraba a la candidatura, se encuentra en una situación complicada al no contar con el respaldo de los consejeros estatales, de ahí que sin despeinarse mantiene su decisión firme de acudir a los órganos nacionales que ya es un indicativo de la falta de confianza en el proceso local y su deseo de buscar justicia.
Incluso algunos candidatos, como Tania Valentina, que mantiene lazos con partidos antagónicos de Morena en Morelos como ocurre con el PAN y PRI, parecen estar dispuestos a traicionar los ideales de la Cuarta Transformación sin separarse de su cargo actual para buscar la nominación del partido. Esto plantea serias dudas sobre su compromiso con los principios del partido y su lealtad a los intereses de la población.
Otro punto alarmante es la irrupción de candidatos como Brenda Espinoza, quien carece de experiencia y reconocimiento en la política local y su campaña, ahora, se basa en la promoción mediática a través de anuncios espectaculares en autopistas y carreteras, en lugar de en propuestas sólidas y experiencia gubernamental.
Por tanto, el proceso de selección de candidatos en Morelos está dejando mucho que desear; la política de cuotas y la lucha interna por el poder están eclipsando la importancia de elegir a líderes capacitados y comprometidos con el bienestar de la población. Morena necesita reflexionar sobre sus prácticas internas si realmente desea representar un cambio significativo en la política de Morelos y en México en su conjunto.
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