Dignidad y olvido

En opinión de César Daniel Nájera Collado

Dignidad y olvido

 

El tema respectivo a la interrupción del embarazo será, al menos por bastante tiempo, algo que generará polémica y enfrentamiento de opiniones. Unos optan por buscar su despenalización, opción cada vez más apoyada y convertida en realidad, tanto en nuestro país como en diversas naciones alrededor del mundo. Sin embargo, existe todavía una facción bastante grande que defiende a ultranza la prohibición del aborto. Ante argumentos como el embarazo no deseado producto de una violación, con la futura madre estando claramente poco preparada para la crianza, he observado y escuchado en varias ocasiones una respuesta parecida a esto: “que tenga al bebé, y si no puede hacerse cargo, que lo de en adopción para que lo cuide quien sí pueda".

Considero este comentario como algo lleno de desinformación. Claro, sería increíble que todos los niños que no puedan ser criados por sus padres biológicos obtengan un nuevo hogar que cubra sus necesidades y les procure una vida digna, pero sin duda, al menos en México, no es el caso. Mientras para los comentaristas es muy fácil intentar forzar la concepción, la situación de los pequeños se les olvida una vez nacidos.

El INEGI contabilizó que, para 2019, 30,000 niños esperaban ser adoptados en nuestro país. Sin embargo, según cifras del DIF, ese año se registró la adopción de tan solo siete menores de edad. Siete. Y si bien afortunadamente en 2020 ascendieron a 12, incluso aunque hubieran sido 1,200 continuaría siendo una cifra muy baja para la gran cantidad de niños que probablemente jamás tendrán hogar.

Es por lo anterior que, antes de emitir un juicio sobre las decisiones y circunstancias de una persona, es importante tomar a consideración todo lo implicado en su situación. Y también recordar lo importante que es el hecho de que una mujer sea capaz de decidir sobre su cuerpo. No es precisamente estar a favor de abortar, sino de que simplemente una persona no se convierta en una criminal por decidir sobre su vida, e intentar no exponer a alguien más a una existencia sin dignidad.