La educación especial, el trabajo educativo invisible
En opinión de Beatriz del Carmen Pérez Salgado
En México, desde 1980 existen servicios educativos destinados a favorecer las condiciones de acceso, permanencia y egreso de los estudiantes con discapacidad a las escuelas de educación básica. A pesar de ello, los profesionales de la educación especial han liderado por años, una revolución pacífica para visibilizar a los estudiantes que se encuentran en condición de discapacidad, o que presentan alguna condición que limita su acceso a la escuela y pone en riesgo su derecho a la educación.
El lenguaje utilizado en cada periodo histórico da cuenta de las ideas que prevalecen en torno al tema. En el año 2002 se comenzó a hablar de inclusión. Aunque en la mayoría de las escuelas, los colectivos docentes siguieron pensando en los estudiantes con discapacidad, Trastorno del espectro autista o Trastorno por déficit de atención, como personas que eran responsabilidad de los servicios de educación especial. Es hasta 2018 cuando se publica la estrategia para la inclusión y equidad educativa, en donde se promueve que las escuelas asuman el compromiso de educar a los estudiantes aceptando y respetando su diversidad. Esta es una disposición normativa, pero aún no se implementa en todas las escuelas.
En 2020, como una más de las lamentables consecuencias de la pandemia por COVID 19, millones de estudiantes de las escuelas de educación básica, abandonaron la escuela. La encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación del INEGI (2020) menciona que 467 mil estudiantes no concluyeron el ciclo escolar, teniendo como causas principales el COVID 19, razones económicas y falta de acceso a la escuela por medios digitales. De estas cifras, se desconoce el porcentaje de estudiantes con discapacidad y otras condiciones asociadas que han enfrentado mayores barreras para el aprendizaje y la participación. La falta de estadísticas denota esta invisibilidad de los estudiantes, al igual que de los profesionales que les atienden.
Los esfuerzos por brindar respuesta educativa adecuada a los estudiantes no han cesado, sin embargo, las condiciones de acceso a la educación que se vieron gravemente afectadas en los últimos dos años, nos obligan a ver que no hay un reconocimiento real de la diversidad cultural, étnica, ideológica, pero sobretodo, de condiciones que dificultan el acceso, el aprendizaje y la participación de todos los estudiantes mexicanos.
Es así como las USAER enfrentan uno de los mayores retos de su historia: brindar apoyo a estudiantes que son parte de las escuelas, pero que en muchos casos no han vuelto a ellas. Por su parte los Centros de Atención Múltiple se encuentran también luchando entre la responsabilidad de cuidar la integridad de sus estudiantes, y la necesidad de que éstos vuelvan a las aulas a realizar las actividades que a veces únicamente dentro de la escuela se pueden garantizar. El trabajo que los profesionales de educación especial realizan no se ha detenido, pero en el discurso oficial, se mantiene en muchos casos, invisible.