Juego de Manos - Letargo legislativo
En opinión de Diego Pacheco
La Cámara de Diputados aprobó un dictamen para reformar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con la finalidad de prohibir la producción, distribución y comercialización de vapeadores, cigarrillos electrónicos, precursores químicos y el uso ilícito de fentanilo, y drogas sintéticas no autorizadas. La minuta pasó a la Cámara alta para la continuación de su proceso legislativo.
Este podrá ser uno de los últimos paquetes legislativos que se aprueben por el Congreso de la Unión —y, posteriormente, por los Congresos estatales— durante el actual periodo de sesiones. Habiendo pasado por la Cámara de Diputados, el último paso —en el territorio federal— es la aprobación en el Senado de la República, donde las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales, Salud y Estudios Legislativos; ya han dado el visto bueno a la minuta, por lo que será presentada en el pleno para su discusión y, en su muy probable caso, aprobación.
Ahora bien, siendo este un virtual hecho en el futuro cercano ¿qué implicaciones podría tener esta reforma constitucional? Anteriormente ya se han buscado establecer medidas para el control de estos dispositivos, sin mucho éxito. Quizá, medidas más drásticas, como lo es esta modificación a nuestra Carta Magna, podrían ejercer mayor presión para sacar de circulación estos dispositivos y disminuir su consumo, pero, hablando claro, este es un escenario muy improbable.
Y es que, las restricciones sobre los vapeadores funcionan en la superficialidad, pero también empujan este mercado a la ilegalidad, dejando en manos del comercio informal e, inclusive, del crimen organizado, la distribución y venta de estos productos. Sí, al inicio podrá ser más complicado acceder a un vapeador —hasta que el mercado se estabilice nuevamente— pero ahora la comercialización de estos productos no tributará al Estado, no se contará con las medidas sanitarias necesarias para salvaguardar la salud de las y los consumidores, y los precios se acrecentarán a discreción y en beneficio exclusivo de distribuidores ilegales.
En ese sentido, la prohibición no es una solución real a la problemática, sino un curita para una herida abierta. A primera vista pareciera ser una respuesta efectiva, pero detrás de ello la problemática continúa y, con tiempo y desatención, empeora.
Es por ello que, aunado a las restricciones de su comercialización, es importante trabajar en campañas de sensibilización respecto a los perjuicios de su uso. No olvidemos que, en un inicio, los vapeadores fueron presentados al público como una alternativa al cigarro tradicional, “menos dañina”, en los casos más prudentes— o, inclusive, libre de daños a la salud —en los casos más descarados—. Ello, en un momento en el que la información era limitada, los estudios poco accesibles y el mercado estaba en su punto más rentable.
Hoy, el perjuicio de los vapeadores a la salud de las personas es innegable, aunque esta información sigue sin ser socializada con éxito. Este es un claro ejemplo de un fenómeno que se repite: los procesos normativos no han sido capaz de mantener el ritmo del desarrollo tecnológico y social. Esto lo podemos ver en este caso particular, pero también con la reciente (y tardía) legislación en torno a plataformas de servicios digitales, como las apps de delivery y transporte como Uber o Didi, o de hospedaje temporal como Airbnb.
¿Qué ocurre? Que el letargo normativo da pie a que las áreas grises sean explotadas —muchas veces en beneficio exclusivo de privados— en detrimento de la ciudadanía. La precariedad laboral de quienes laboran en estas plataformas, o la gentrificación de las ciudades en México a raíz de las plataformas de hospedaje temporal, que son una de las causantes del alza en los precios que desplaza a las y los habitantes hacia otras zonas más accesibles; son tan solo algunas consecuencias de este retraso legislativo.
Es claro que mantener a la normativa en total sincronía con los avances sociales y tecnológicos en un ideal inalcanzable, así como no podemos perder de vista que existen numerosos intereses ligados al proceso de esta y las demás materias que pasan por el Poder Legislativo. No obstante, este realismo va por ambos lados, y es un hecho que han pasado varios años desde que estos bienes y servicios llegaron a México. Debe haber un equilibrio entre la prudencia y la paciencia, y la proactividad y el progreso.
La época
Estamos en la recta final del año y, con ello, se vienen días con más calma. En general, el ritmo en el que la sociedad se mueve disminuye, al mismo tiempo que las familias y las amistades buscan hacer espacios para acercarse y convivir. Son momentos en los que buscamos alegría para los últimos días de esta vuelta al sol, y esperanza para el arranque del nuevo ciclo.
Dentro de este contexto, es importante no perderse en la celebración, festejar con medida y con responsabilidad financiera. Asimismo, es un extraordinario momento para mirar al camino recorrido, a manera de reflexión de los aciertos y los errores, sí, pero también reconociendo la distancia alcanzada hasta el momento, y el progreso para llegar (o encontrar) al destino a que nos dirigimos.
Por cierto
Hablando de la temporada de regalos, el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció el lanzamiento de dos nuevos productos: una fragancia para hombres y otra para mujeres llamadas “Fight Fight Fight”, en alusión a su llamado a pelear posterior a que sufriera un atentado en contra de su vida en Pensilvania, mientras llevaba a cabo un mitin para su candidatura a la presidencia. La fragancia, que cuesta 199 dólares, se anuncia “para patriotas que no dan un paso atrás, como el presidente Trump”
Y sí, aunque pareciera chiste, el producto es real y fue anunciado por el propio Trump a través de un video. Con ello, la rentabilidad del atentado —antes, político, ahora, económico— en contra de su vida podría alcanzar niveles risibles. Un hombre de negocios que apuesta alto y, a veces, le sale.
¿A qué huele la patria?: