Juego de Manos - Fosfito

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - Fosfito

Para sorpresa de pocas personas, la pareja fosfo-fosfo que encabeza el Ejecutivo de Nuevo León, Samuel García y Mariana Rodríguez, protagonizaron una nueva polémica nacional luego de haber sacado a un niño de 5 meses con discapacidad del DIF, de viernes a domingo, a través de un permiso de convivencia familiar.

Lo que, en un momento, se pudo haber tratado de una estrategia de comunicación emotiva, con la finalidad de crecer la simpatía hacia la pareja en la gubernatura de Nuevo León: Samuel García y Mariana Rodríguez; se tornó en un debate nacional en torno al uso de la niñez como herramienta política, el sistema de adopción y los derechos humanos.

Y es que, aunque el argumento de quienes protagonizaron este escándalo es que se trató de un gesto de bondad honesta, una acción filantrópica, la opinión social se dividió entre quienes mostraron su apoyo a la pareja y quienes condenaron los actos tachándolos de un abuso a los derechos y la privacidad bebé, llegando incluso a traer desde su tumba a Blockbuster para señalar que, contrario a lo que ocurría en el difunto videoclub, el DIF no es un espacio de libre alquiler. Recordemos que, aunque un público se mueve a través de emociones, estas deben ser potenciadas a partir de un sustento firme para los resultados sean, en su mayoría, positivos.

Y es que en este caso el interés superior de la niñez fue subordinado a la rentabilidad política, dado que —más allá de hacer una acción social en beneficio de un bebé huérfano— se llevó a cabo una campaña en redes sociales donde se documentó la vivencia del menor de edad y, a su vez, se romantizó su cuidado como bebé de reciente nacimiento y como persona con discapacidad; pues, más allá del cariño que se tenga, hay que tener muy claro que el cuidado de una persona requiere de un esfuerzo y un sacrificio que pocas familias en México tienen la capacidad de dar con tanta facilidad. Con amor no se compran pañales, medicinas ni tiempo.

Hasta donde se puede observar, el beneficio único fue para la pareja gobernante, dada la apreciable visibilidad que se les dio (independientemente de las opiniones encontradas que generó). Habría que preguntarse, entonces, en qué medida se benefició al bebé, para justificar la supuesta voluntad de generar un resultado positivo para la niñez.

He ahí, también, la diferencia entre la teoría y la práctica (o la teoría puesta en mala práctica). Esta pudo bien ser una acción de promoción de la adopción, así como de concientización sobre las medidas necesarias para llevar a cabo una adopción y las muchas responsabilidades que conlleva hacerse cargo de un ser humano. No obstante, al centrarse exclusivamente en la parte emocional, se banalizó el tema y, lógicamente, llevó a que un número importante de personas tacharan el acto como intento bajo de ganar simpatía política a costa de la dignidad y la privacidad de un bebé recién nacido.

Ojo, recordemos que esta no es la primera ocasión en que una figura política mexicana hace uso de una persona menor de edad. Manteniéndonos en el partido del gobernador podemos observar la participación de Yuawi, quien en las pasadas elecciones presidenciales hizo su debut público con la canción “Movimiento naranja” y que, en estas elecciones intermedias, regresó a la escena para acompañar el jingle del entonces candidato, Samuel García, “Ponte nuevo, Nuevo León”.

Las y los representantes populares tienen una responsabilidad social de dar el ejemplo, la promoción debe ser acompañada de información oportuna y verídica, mientras que las acciones que se llevan a cabo deben corresponder con las capacidades que se tienen. En este sentido,  valdría la pena que, con la maquinaria institucional que tienen como respaldo, se consideraran otras maneras de incrementar el número de adopciones en la entidad como, por ejemplo, considerar la adopción para familias no tradicionales (llámense homoparentales, de personas solteras, etc).

Si se tiene como finalidad beneficiar a la niñez y a sus intereses, qué mejor que comenzar abriéndoles las puertas (a través de criterios estrictos de elegibilidad y filtros suficientes) a espacios donde se les pueda brindar el amor, la compañía y las condiciones necesarias para satisfacer sus necesidades básicas y promover su desarrollo.

 

Política en tiempo de redes sociales

 

A raíz de este caso podemos rescatar una serie de preguntas apropiadas para esta nueva (o, quizá, no tan nueva) forma de hacer política. A partir de la representación casi biográfica que se hace a través de redes sociales, ¿en qué momento podemos diferenciar la narrativa mercadológica o política de la crónica personal, separada de la personalidad pública (si es que esto es posible)?

Esta virtual distinción entre la persona y el personaje ha sido motivo de debate y herramienta discursiva constantemente. Como ejemplo, podemos ver al Presidente de la República quien, argumentando una posición ciudadana ajena a la figura presidencial, emite opiniones y señalamientos que serían inviables desde la posición de poder que ocupa. Dicho de manera metafórica: como si la banda presidencial tuviera un velcro que permitiera quitarla y ponerla a conveniencia.

No obstante, la realidad es más compleja y este proceso, aunque en teoría podría parecer factible, es prácticamente imposible. Las acciones tienen consecuencias que el discurso no puede contener y la Banda Presidencial de México no atiende a instrucciones (y, si no me crees, pregúntale a Peña Nieto).

 

Por cierto

 

En la caseta de cobro de Las Américas, que se encuentra dentro del Circuito Exterior Mexiquense, se instaló un sistema de prevención y reacción en contra de las y los conductores que decidan pasarse sin pagar. El llamado “Sistema Ponchallantas” consiste en una serie de ganchos con puntas de acero que se colocaron a unos metros de distancia de las plumas, y que se activan cuando una persona conductora decide no pagar la cuota correspondiente.

Esta medida generó gran enfado en algunos sectores, protestas en la caseta y, finalmente, el descubrimiento de una manera de evadir este sistema. Somos una sociedad inteligente que se adapta a los obstáculos, solo resta hacer un mayor uso de estas grandes habilidades para un bien común y no para un beneficio personal.

No te pases:

diegopachecowil@gmail.com