Serpientes y escaleras - Peleando entre nosotros

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Peleando entre nosotros

En cuestiones de inseguridad hay un enemigo común, pero no nos damos cuenta.

 

Peleando entre nosotros

En materia de seguridad no estamos bien, aunque el delegado federal diga lo contrario. La violencia que azota al estado no es nueva, ni culpa de esta administración, pero tampoco puede ser minimizada o maquillada. El problema es grave y va más allá de la disputa entre grupos delictivos, como sostienen las autoridades estatales; la situación es compleja porque no solo se trata de homicidios y secuestros, también han repuntado las extorsiones, el cobro de piso y los robos en sus distintas modalidades. El gobierno puede decir que vamos bien, pero la gente no se siente segura.

En esta como en muchas historias de la vida pública el debate político deja de lado los problemas de fondo; las últimas semanas hemos escuchado a diversos funcionarios excusar, minimizar o focalizar el problema delictivo de Morelos, ubicarlo en un plano de lucha entre delincuentes sin afectaciones para la ciudadanía o simplemente como un hecho natural o “no tan grave” como sucede en otras entidades del país.

Pero aunque se argumente que la estrategia y la actuación gubernamental es buena, el problema sigue ahí junto con sus consecuencias y las afectaciones que provoca al estado, a los ciudadanos y a la calidad de vida de quienes habitamos en la entidad. A propósito, o circunstancialmente el gobierno se ha colocado a la defensiva, sin aceptar la gravedad de la situación y asumiendo que el enemigo es quien cuestiona, no quien comete los ilícitos.

Esta actitud tampoco es distinta a lo que hemos observado desde hace varios sexenios: cada gobierno le pone su sello y afirma que son “unas cuantas voces” las que hablan de la inseguridad, que se trata de “un grupo minoritario” el que exige resultados, que los inconformes son “enemigos políticos ”o que simple y llanamente se trata de “un problema de percepción”.

Una y otra vez los gobiernos, como los avestruces, esconden la cabeza para no ser criticados, pero al hacerlo lo único que logran es mostrar su trasero.

Es tiempo de que las autoridades cambien de estilo y de actitud, modifiquen su actitud y entiendan que aunque el problema delictivo está en todo el país, en el caso de Morelos es su responsabilidad atenderlo y para que las cosas mejoren es necesario el apoyo de la sociedad. La clase gobernante debe entender y tolerar la crítica que surge en materia delictiva, porque el problema es real, está ahí y le duele mucho a la sociedad.

Mientras los gobiernícolas no entiendan que el reclamo es legítimo y que el problema es verdadero, poco o nada avanzaremos en la solución. Item más: la lucha contra la delincuencia debe incluir todos los ángulos, desde la estrategia policial donde se integra la prevención, la investigación y la persecución del delito, hasta el manejo de la información, la socialización de los temas, la vinculación con todos los sectores y la participación ciudadana a través de los distintos espacios físicos y virtuales. Todo llega a un aspecto sustantivo para que cualquier estrategia funcione: confianza.

El punto es uno y es básico: los morelenses tenemos que dejar de pelearnos entre nosotros, debemos dar paso a un espacio de conciliación que nos permita enfrentar juntos un escenario tan complicado como el que estamos viviendo, en donde la mayor parte del territorio estatal está subyugado a uno o varios grupos delictivos y la economía se encuentra contraída como consecuencia del problema se inseguridad y la falta de inversión privada.

No tengo duda que existen figuras de la vida pública que utilizan la problemática de violencia e inseguridad como un arma política con la intención de golpear y desestabilizar al gobierno del estado, pero estoy convencido que más allá de eso la mayoría de las voces que hablan sobre el tema lo hacen de manera legítima, con el deseo de que se haga algo para que la situación mejore.

Recordemos que tanto el gobernador como varios integrantes de su equipo (incluyendo al delegado federal) son personas que no tienen arraigo en el estado y que muy probablemente se irán de aquí en cuanto termine su encomienda; ese factor también pega en la percepción y la confianza pública, porque al primer círculo de gobierno no le ha interesado echar raíces en esta tierra, ni tampoco se ha preocupado por relacionarse con la comunidad. Ahí radica el primer elemento que hace difícil el entendimiento entre sociedad y gobierno.

Más allá de las estadísticas y el discurso oficial, más allá de cuál fue el momento y quien originó el problema, más allá de que para algunos se trate de un asunto menor al de otros estados o mayor a lo que habíamos visto en el pasado, lo de fondo es que sociedad y gobierno se pongan de acuerdo, le bajen tres rayitas a su reclamo y entiendan que los enemigos no son unos ni otros, sino aquellos que se mueven al margen de la ley y lucran con el dolor de los demás.

Mientras la lucha contra la inseguridad se dé de forma separada entre ciudadanos e instituciones es imposible que obtengamos buenos resultados

Para que las cosas mejoren, primero hay que dejar de pelear entre nosotros.

  • posdata

Las manifestaciones ciudadanas por la falta de agua se están multiplicando y con razón; la problemática que provoca la falta de suministro del vital líquido es enorme y tiene que ver con muchos aspectos de la vida cotidiana de los ciudadanos.

El tema es muy delicado para ambas partes: para los ciudadanos que puntualmente pagan su recibo y a pesar de ello no reciben agua y para las autoridades, que no tienen la solvencia económica suficiente para saldar el multimillonario adeudo con la Comisión Federal de Electricidad.

La situación es muy (muy) complicada para todos, porque las personas no pueden llevar una vida normal sin agua (la necesitamos en casi todos los aspectos de nuestra vida cotidiana) y las autoridades no pueden resolver social o políticamente un conflicto que requiere de dinero, mucho dinero.

La falta de agua en varias colonias de la capital ha comenzado a provocar inconformidad pública y bloqueo de calles y avenidas; hasta ahora los cierres de vialidades no han causado más que molestias y congestionamientos, pero si la situación se prolonga, seguramente veremos que las acciones se multiplicarán y subirán de tono.

Algo tiene que hacer Antonio Villalobos para atender de inmediato este problema urgente, algo que vaya más allá de la retórica y echar culpas al pasado; el problema es real, es muy grave y necesita una solución inmediata.

Es evidente que la comuna no cuenta con los más de 100 millones de pesos que adeuda el sistema de agua capitalino, por eso el edil tiene que buscar ayuda a otro nivel acompañado de representantes populares y del propio gobernador.

Para enfrentar la crisis financiera que ahoga al Sapac y que tiene secos a miles de ciudadanos Antonio Villalobos tiene que despojarse de posiciones políticas o enconos personales, debe actuar como el Presidente Municipal de todos y entender que la crisis de agua pronto se volverá un severo problema social y sanitario.

En la manifestación de ayer ya hubo conato de bronca y reportan que una persona fue atropellada por un conductor que se desesperó por los bloqueos. Si no hay una respuesta pronta a la crisis, la violencia va a aparecer entre los inconformes.

  • nota

En reiteradas ocasiones el gobierno estatal ha dicho que combatirá la corrupción, que no solapará actos cometidos fuera de la ley y que castigará a quienes cometan o hayan cometido algún tipo de daño al estado.

La Fiscalía Anticorrupción y el asesor anticorrupción del gobierno estatal han señalado a distintos personajes del gobierno anterior, principalmente en el área de obras públicas, en salud, en turismo en seguridad, en algunos fideicomisos y hasta en el sistema DIF Morelos.

Pero a donde nunca ha volteado el gobierno de Cuauhtémoc Blanco es hacia el IEBEM. Ahí, cuentan los que saben, ocurrieron muchas cosas; desde ese Instituto se desviaron recursos millonarios, se manipuló el dinero de los trabajadores y más de uno se enriqueció con dinero público.

Y no es para menos: por el Instituto de Educación Básica del Estado de Morelos pasaron miles de millones de pesos que fueron botín de los directores, de los titulares de finanzas y de la gente cercana al gobernador Graco Ramírez.

Poco a poco comienzan a contarse y a documentarse lo ocurrido en el sexenio pasado, ahora en las oficinas del IEBEM; son historias que hablan de la forma como se manejaban los recursos, se manipulaban las nóminas, se metían aviadores y en general, como se utilizaba el dinero de la educación para otros fines.

Igual que en el área de Obras, en Salud y en Turismo, en el IEBEM hubo acciones irregulares que ameritan una investigación seria de parte de los encargados de las áreas anticorrupción del estado. Dicen que del IEBEM, además, salieron varios millones de pesos para apuntalar las campañas del PRD, en particular la de Rodrigo Gayosso.

Ante la conflictividad social que deja el problema de inseguridad que azota al estado desde hace varios años, actuar en contra de los corruptos es una opción natural para el gobierno.

No está en manos del estado acabar con la violencia, pero si puede acabar con la impunidad.

Es cosa que quieran hacerlo.

  • post it

La política, como la vida, es una rueda de la fortuna.

Y no dura para siempre.

  • redes sociales

Me llega a través de las redes sociales y lo comparto tal cual, sin ánimo de ofender a nadie, solo por el placer de reír:

¿Alguien sabe que sucede cuando un Ingeniero fallece?

Se murió un ingeniero y se fue a las puertas del Cielo. Sabido es que los ingenieros por su honestidad siempre van al cielo. San Pedro buscó en su archivo, pero últimamente andaba un poco desorganizado y no lo encontró en la maraña de papeles, así que le dijo:

- Lo lamento, no estás en listas…

Así las cosas, el ingeniero se fue a la puerta del infierno y le dieron albergue y alojamiento inmediatamente. Poco tiempo pasó y el ingeniero se cansó de padecer las miserias del infierno y se puso a diseñar y construir mejoras. Con el paso del tiempo ya tenían ISO 9000, sistema de monitoreo de cenizas, aire acondicionado, inodoros con drenaje, escaleras eléctricas, equipos electrónicos, redes de telecomunicaciones, programas de mantenimiento predictivo, sistemas de control visual, sistemas de detección de incendios, termostatos digitales, etc, etc, etc... y el "Inge" se hizo de muy buena reputación.

Un día Dios llamó al Diablo por teléfono y con tono de sospecha le preguntó:

- ¿Y que... cómo te va en el infierno?

- ¡Estamos de la PTM! Tenemos ISO 9000, sistema de monitoreo de cenizas, aire acondicionado, inodoros con drenaje, escaleras eléctricas, equipos electrónicos, Internet, circuito cerrado, etc. Oye, apúntate mi dirección de mail, es: eldiablofeliz@infierno.comY no sé cuál será la próxima sorpresa del ingeniero.

- ¿Qué? ¡¿QUÉ?! ¿Tenéis un ingeniero allí??

Eso es un error, nunca debió haber llegado ahí un ingeniero. Los ingenieros siempre van al cielo, eso está escrito y resuelto ya. ¡Me lo mandas inmediatamente!

- ¡Ni loco! Me gusta tener un ingeniero en la organización... y me voy a quedar con él eternamente.

- Mándamelo o... ¡¡TE DEMANDARÉ!!

- El Diablo, con absoluta desfachatez y carcajeándose le contestó a Dios:

- ¿Ah Sí? y por curiosidad... ¿DE DÓNDE VAS A SACAR UN ABOGADO?

 

Comentarios para una columna optimista:

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