Escala de Grises - Alfombra roja

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Alfombra roja

El domingo 27 de marzo, en el Dolby Theatre de Los Ángeles, se realizó la 94.ª entrega de los premios Oscar. Como cada año, la atención de medios internacionales estaba enfocada en el evento organizado por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, una noche en la que se reúnen las personalidades más importantes del cine internacional.

Lo que podría parecer una noche más destinada a la farándula, la ceremonia dejó ver una serie de problemáticas que no podrían reducirse únicamente a un país como Estados Unidos o a los privilegios que poseen las llamadas estrellas de Hollywood. Los premios Oscar de éste año se convirtieron en una muestra de cuestiones que no podemos hacer a un lado.

Además de la pasarela que ocurre afuera del teatro, las expectativas sobre quiénes serían las personas que obtendrían la estatuilla fueron tendencia en plataformas digitales como Twitter, Instagram y TikTok. Regina Hall, Amy Schumer y Wanda Sykes fueron las anfitrionas del evento, situación que parecía prometedora.

Desde el inicio de la ceremonia, las actrices realizaron una serie de polémicos comentarios sobre la brecha salarial en la industria cinematográfica, el machismo reflejado en las historias que llegan a la pantalla grande, el racismo y señalaron la homofobia que se vive en Estados Unidos (y el mundo, en general).

Sin embargo, a pesar de la postura feminista que pronunciaron para inaugurar la gala, ocurrieron fallas en el discurso. Las más evidentes fueron los tocamientos sin consentimiento por parte de Regina Hall hacia Jason Momoa y Josh Brilon, así como el insulto de Amy Schumer hacia Kirsten Dunst, cuya trayectoria fue eliminada para ser nombrada “rellena asientos”.  

Como parte del protocolo ya conocido, diferentes celebridades también subieron al escenario para presentar una de las 23 categorías que conformaron los premios de este año. Quienes se colocaron frente al micrófono mencionaron la importancia del cine, algún aspecto sorprendente sobre las películas nominadas y uno que otro comentario para hacer reír a la audiencia.

Números musicales, entrega de estatuillas y emotivos discursos de agradecimiento fueron los elementos más frecuentes de la noche que, aparentemente, transcurría sin demasiada controversia… Hasta que llegó el turno de que Chris Rock tomara la palabra. El actor mencionó que “Javier Bardem y su esposa” habían sido nominades, por lo que Javier no podría ganar si “su esposa” resultaba perdedora.  

A pesar del machismo que implica reducir la carrera y profesión de Penélope Cruz para ser llamada “la esposa de”, ese no fue el acto más polémico de la noche. El comediante estadounidense pensó que era pertinente burlarse de la apariencia de Jada Pinkett Smith, quien ha estado en una lucha constante para visibilizar la alopecia.

“Jada, no puedo esperar a ver GI Jane 2” (la película en la que Demi Moore aparece con la cabeza completamente rapada. Ante la agresión directa, Jada no pudo evitar un gesto de hartazgo y, aunque la audiencia de Rock contuvo la risa, las carcajadas inundaron el teatro por un par de segundos.

El conflicto no terminó ahí. Will Smith, esposo de Jada (guiño, guiño), decidió subir al escenario para soltarle una bofetada a Chris Rock, quien no tuvo más opción que reaccionar con humor. Sin embargo, el enojo del Mejor Actor no sucumbió y, aunque regresó a su asiento, no perdió la oportunidad de gritar un par de veces: "Mantén el nombre de mi esposa fuera de tu maldita boca".

La tensión en el ambiente era palpable, incluso a través de la televisión. El momento titulado como “the slap” (bofetada/cachetada) se viralizó en plataformas digitales con diferentes opiniones por parte de la comunidad internauta. Aquí, más allá de preguntarle cómo hubiera reaccionado usted o declarar si son o no formas de solucionar los problemas, quiero poner algunas cartas sobre la mesa.

Opinar sobre el cuerpo o las características físicas de otras personas ha sido criticado por diferentes organizaciones, celebridades y personas ajenas a la farándula y la razón parece bastante simple. Lo que podría parecer un comentario inofensivo sobre un aspecto evidente sobre la apariencia de cualquier persona, independientemente de su fama, solo refleja una falta de empatía y de consideración tremenda.

Especialmente si consideramos que la actriz ha externado su sentir respecto a la enfermedad autoinmune que padece. En diversas ocasiones, Jada Pinkett Smith ha informado las dificultades a las que se ha enfrentado por perder su cabello, uno de los rasgos físicos asociados al concepto de “belleza femenina”; algo con lo que Chris Rock no parece estar familiarizado… A pesar de haber realizado un documental sobre la importancia del cabello en las mujeres afroamericanas y afrodescendientes. La ironía.

La violencia estética es un fenómeno que afecta a todas las personas, en diferente medida (como todos los tipos de violencia). Sin embargo, para las mujeres, la batalla resulta aún más difícil, pues somos nosotras quienes debemos cumplir con los estándares de belleza impuestos por una sociedad que nos ha enseñado a odiar todo aquello de nosotras que no entra en la categoría de lo perfecto.

Por otra parte, la bofetada de Will Smith hacia Chris Rock también es una muestra de lo que representa la “masculinidad tóxica”. Jada pudo haberse defendido sola o pudo pedirle a su esposo que la defendiera de alguna manera, no sabremos nunca. Lo que nos queda claro es que la acción de Will Smith para defender a su esposa no solo fue impulsiva, fue violenta desde todos los ángulos que pudiéramos mencionar.

Luego del altercado entre ambos actores, el recién nombrado Mejor Actor, subió al escenario para recibir su premio, pero también para decir que “el amor te hace cometer locuras”, lo que se interpretó como una romantización de lo ocurrido. Dicha situación que también resulta preocupante, pues forma parte de un discurso en el que la violencia se justifica hasta normalizarse.

La discusión sobre los hechos en la gala de los premios Óscar continúa. Sin embargo, no perdamos de vista que más allá de las polémicas típicas de la industria del entretenimiento, eventos como estos son una muestra clara de que la alfombra roja no es el único camino que nos falta por recorrer cuando hablamos de deconstrucción.  

And the Oscar goes to…

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