Juego de Manos - ¿Aborto legal?
En opinión de Diego Pacheco
Esta semana fue una con buenas noticias. Por primera vez en la historia de nuestro país —y por decisión unánime— el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró inconstitucional la criminalización total del aborto, ello, dentro del análisis del Código Penal de Coahuila. Este es un logro histórico en materia de derechos humanos para nuestro país, una fecha para celebrar.
Ahora bien ¿en qué consiste esta decisión? Grosso modo, esta se puede dividir en 3 puntos. Primero, que los ordenamientos legales que penalizan a las mujeres que aborten voluntariamente vulneran el derecho de la mujer y de las personas gestantes a decidir. Segundo, que la protección del producto de gestación no puede desconocer los derechos de las mujeres y personas gestantes a la libertad reproductiva. Finalmente, que son inválidos los ordenamientos que prohíben que la mujer sea asistida por personal sanitario en un aborto voluntario.
Ahora, esto no significa que el aborto se ha legalizado en México, pero sí implica que todas y todos los jueces del país, al resolver casos futuros, deberán considerar que son inconstitucionales las normas penales de las entidades federativas que criminalicen el aborto de manera absoluta.
Es decir, esta resolución impacta únicamente a Coahuila (ya que la decisión se hace en torno a las leyes de este estado) pero sienta un precedente que permitirá que las mujeres y personas gestantes puedan presentar un recurso legal que las proteja si deciden practicar un aborto. Al momento, solo 4 entidades federativas han legalizado esta práctica, resta la adecuación de las leyes locales de los otros 28 estados y, también, establecer las medidas y mecanismos necesarios para que este derecho sea accesible y seguro para quienes decidan ejercerlo. Solo así podremos asegurar que se ha legalizado el aborto en México.
El aborto ha sido reconocido como un derecho de las mujeres por instancias nacionales e internacionales. Ejemplo de ello son la Comisión Nacional de los Derechos humanos, que se ha pronunciado por respetar el derecho de las mujeres a decidir sobre su vida sexual/reproductiva y de garantizarles acceso al aborto legal; y la ONU, que desde el 2005 reconoció la interrupción del embarazo como un derecho humano (en el caso de KL vs. Perú) y declaró a Argentina como un ejemplo para América Latina y más allá, cuando a finales del año pasado tomó la decisión histórica de despenalizar el aborto.
El año pasado te escribí sobre otro momento en el que la Suprema Corte discutía un proyecto que obligaba al Congreso de Veracruz a derogar el aborto como delito, bajo el argumento de que ello representaba una violación a los derechos humanos. El organismo consideró que el formato con el que se presentó este amparo no fue el adecuado y, a partir de ello, el contenido ni siquiera fue abordado con profundidad, por lo que se solicitó una reformulación del proyecto.
En esa ocasión, hubo dos reflexiones. Primero, que aunque en ese momento no fue, la despenalización del aborto sería una realidad que llegaría tarde o temprano. Después, que la discusión en torno a la penalización del aborto no debía entenderse como una sobre al aumento o reducción de los abortos en el país ,ya que, a pesar de las restricciones, los abortos clandestinos ocurren de manera cotidiana. En este sentido, habría que preguntarse ¿cuántas vidas de mujeres habrán de perderse para que se reconozcan sus derechos?
Enhorabuena porque el paso en la dirección correcta se dio más temprano que tarde y, hoy, podemos tener por seguro que se ha avanzado como nación para alcanzar un mayor respeto para los derechos de las mujeres. Debemos seguir caminando por este camino.
Licencias de paternidad
Más buenas noticias. El Poder Judicial de la Federación otorgará licencias de paternidad para sus miembros. Las licencias serán de tres meses con goce de sueldo y podrán ser solicitadas en un periodo de hasta 9 meses a partir del nacimiento o la adopción del niño o la niña.
Esta medida tiene dos grandes efectos positivos. En primer lugar, permitirá que los hombres puedan disfrutar de su paternidad de manera plena y; por otro lado, enfrenta la expectativa social caduca de que el cuidado de las y los niños es responsabilidad exclusiva de las mujeres y, por ende, las licencias para su cuidado se entregaban únicamente a las madres. El machismo impacta a la totalidad de nuestra sociedad, por ello, avances como este son trascendentes. Debemos combatir este mal nacional (e internacional) desde todos los frentes.
Por cierto:
La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México anunció que la estatua de Cristóbal Colón —ubicada en el Paseo de la Reforma— será sustituida por un monumento a la mujer indígena, para destacar las contribuciones de los pueblos originarios del país. Esta decisión puede observarse de dos maneras: como un cambio en la narrativa histórica o como acción sin trascendencia. Vamos por partes.
La historia la escriben quienes ganan, pero las narrativas siempre están sujetas a una reinterpretación. A pesar de que desde niños y niñas se nos enseñó el “Descubrimiento de América” de Cristóbal Colón como parte de nuestra historia, ese discurso está equivocado en más de un punto. Es un error declarar el descubrimiento de un continente que ya estaba habitado, las culturas prehispánicas vivieron y se desarrollaron en este espacio mucho antes de la llegada del explorador genovés que, por cierto, no fue la primera persona intercontinental en llegar a nuestro continente.
La narrativa histórica eurocentrista está siendo enfrentada (en México y en América Latina) con un enfoque en la riqueza cultural indígena y el papel de los pueblos originarios. Esto no significa que se nieguen los capítulos de nuestra historia que tienen que ver con la conquista y el imperialismo, pero sí es una transición hacia una mayor representación de nuestras raíces indígenas que, hasta el momento, siguen siendo vistas con ojos juzgones.
Por otro lado, sin ánimos de demeritar lo anterior, hay que tener presente que las poblaciones indígenas del presente también requieren de mayor representación e inclusión. La discriminación hacia las comunidades y los rasgos indígenas es una realidad en México, producto de un clasismo generalizado y una visión eurocentrista. Modificar la concepción del pasado es sencillo, los monumentos se mantienen, se desplazan o se destruyen. El verdadero reto está en modificar nuestro presente y mejorar las expectativas para el futuro. Las personas siempre serán más importantes que los objetos.
No existen verdades absolutas: