Individuo y sociedad

En opinión de César Daniel Nájera Collado

Individuo y sociedad

La zona fue azotada no una, ni dos, sino tres veces. Primero, un terremoto de 9.1 en la escala de Richter sacudió la isla durante aproximadamente seis minutos, para después dar paso a un tsunami de casi 14 metros de altura. El dique de contención en la costa media menos de la mitad, por lo que el agua se coló en la central nuclear Fukushima I esa misma tarde. A causa del terremoto, poco menos de una hora antes del tsunami, los reactores activos se apagaron, pero por un fallo en el suministro de la electricidad, el refrigerante usado en tales reactores siguió circulando. Para cuando se inundó la planta, ocurrieron varias fusiones nucleares y explosiones de hidrógeno, además de una liberación de grandes cantidades de agua radiactiva al Océano Pacífico.

            Ante tales catástrofes, gran parte de la cobertura telefónica en Japón cayó. Los habitantes aledaños a la zona de Fukushima solo podían contactar a sus seres queridos a través de cabinas telefónicas, por lo que rápidamente se formaron largas filas en estas. Sin embargo, y a pesar de la incipiente desesperación, todos se alinearon ordenadamente y realizaron una sola llamada antes de volver a la cola, en pos de que cada uno se comunicara al menos una vez.        

            En el Oriente hay una visión algo distinta a la que tenemos en este lado del mundo. Allá, la emoción individual se considera inseparable de los sentimientos de los otros. Los brillantes planteamientos de Foucault y Guattari fueron hechos más de mil años antes en aquella parte. Tanto en la filosofía del confucianismo como en la del taoísmo, las cuestiones ético-políticas se anteponen a las búsquedas metafísicas. El conocimiento y la verdad no solo están para ser amados, sino practicados y compartidos. Consecuentemente, existe una gran unidad y el bien común no se ve sacrificado por nada. Y si debemos aprender algo de esta pandemia, es que el bien común no está separado del bienestar individual. Si continuamos fragmentándonos, olvidando la imperante unidad, dejaremos de ser humanos para convertirnos en una subespecie.