Y cuando esto acabe, ¿seremos mejores personas? Lecciones para el poder y la justicia.
En opinión de Aura Hernández
“La injusticia en cualquier lugar constituye una amenaza a la justicia en todas partes. Estamos inmersos en una red indestructible de relaciones mutuas, atados a un mismo destino. Lo que afecta a uno directamente, afecta a todos directamente”.
Martin Luther King.
Si alguna lección nos debe dejar esta pandemia, es el valor de la humildad y la certeza de la igualdad de los seres humanos. La certeza de que, como bien lo ha señalado el ex Presidente de Uruguay, José Múgica, es mejor ir por la vida ligero de equipaje.
Pienso por ejemplo, en los magnates del mundo, tan vulnerables ante la incertidumbre que para nuestra existencia representa la epidemia de Covid 19, los imagino en confinados en sus mansiones, inermes a pesar de sus ventajas de clase privilegiada.
Imagino a los políticos, muchos de ellos responsables de decisiones que nos afectan a millones de personas, vulnerables, limitadas sus posibilidades para el protagonismo, y sin embargo conspirando por el poder como si esta ruleta rusa del coronavirus no les pudiera tocar.
Pero ¿realmente hemos aprendido las lecciones? o ¿no tenemos remedio como especie humana? ¿nos ha enseñado la pandemia el verdadero sentido de nuestra existencia? ¿Seremos mejores ciudadanos cuando todo termine? ¿nos atreveremos a vivir en la solidaridad? ¿A cumplir la ley? ¿A ser honestos y desinteresados? Llegado el momento lo veremos, aunque ahora los indicios no nos alientan al optimismo.
En Morelos particularmente, la clase política no ha dado muestras de que esta etapa de confinamiento, sea el preludio de una transformación de las relaciones de sus principales protagonistas. Tenemos por un lado el comportamiento inercial de todo el aparato burocrático del Ejecutivo que poco ha aportado en esta situación de crisis en un estado, que ocupa el tercer lugar en el índice de letalidad de la pandemia de Covid 19.
Tenemos por otro lado un poder legislativo de vacaciones, una representación popular que cómodamente se replegó a su cuarentena y que ni es popular y difícilmente representa a los ciudadanos, pero sale muy oneroso a los bolsillos ciudadanos. Los diputados, son los grandes ausentes en todo este periplo.
Y tenemos como caso muy especial, al poder judicial del estado de Morelos, que vaya que ha tenido protagonismo. Un protagonismo lamentable y que ha afectado muy seriamente la credibilidad del sistema de impartición de justicia del estado. Un protagonismo, que ha privilegiado el ejercicio del poder, por encima del deber que les impone el ejercicio de su cargo.
Un protagonismo de algunos juzgadores que nos hace dudar de todos. Un protagonismo en el que un grupo ha aprovechado las condiciones precarias de la justicia durante la pandemia para sacar raja política y tomar el poder sin consenso, sin diálogo y mostrando un desprecio profundo por la ley. Un protagonismo que nos ha lastimado a todos.
Un protagonismo que llevó a la contraparte, de quienes tienen ahora el poder por obra y gracia de una interpretación dudosa de la legislación, a desconocer a la titular saliente, lo mismo que al titular designado el pasado cinco de mayo por nueve de sus pares.
En esta vorágine, cuatro juzgadores interpusieron una denuncia penal contra la ya ex titular, y quien asumió el poder realizó de inmediato designaciones administrativas que incomodaron a sus pares inconformes. Enmedio de la pandemia se acrecienta el encono.
El añejo y constante conflicto dentro del Poder Judicial por quien ocupa su Presidencia, se recrudeció desde que la alternancia en el poder dificultara a los Gobernadores operar esta designación como ocurría durante la época del control hegemónico de un solo partido político, lo que es un indicativo de que debe modificarse este procedimiento.
Sobre la designación de juzgadores, el sociólogo y abogado argentino Roberto Gargarella, quien representa a una nueva generación de constitucionalistas, influyente en su país y en América Latina, sostiene que no hay ninguna duda de que hay nombramientos irregulares jueces.
Por ello es fundamental que le legislativo sea sensible a ellos y proponer el cambio de modelo de selección de jueces y también de los cargos de representación en la magistratura, para abonar en el tránsito a la normalidad en los relevos de poder en los sistemas de justicia. Sin duda será una tarea impostergable para el regreso de vacaciones, perdón de la cuarentena, de los miembros de la legislatura del estado de Morelos.
Termino citando a Gargarella sobre los conflictos de poder en los sistemas de justicia, “pero uno le sirve en bandeja a la corporación judicial y a quien sea este tipo de reacción, cuando todas las evidencias que dejan en el camino muestran que lo que se pretende, no es limpiar la forma de nombramiento ni democratizar la justicia, sino tomar el control sobre jueces disidentes. Uno crea la propia resistencia”.