LA SÚPER MUJER INVISIBLE

En opinión de Denisse Molina

LA SÚPER MUJER INVISIBLE

Vivimos en un país en el que la mejor heroína es la mujer invisible, no importa si puede hacer mil cosas a la vez, si tiene la capacidad de ver mil escenarios y saberlos resolver en minutos, no importa si tiene el poder de curar sus heridas una y otra vez y levantarse y rehacer su vida, no importa si tiene el poder de crear mejores futuros para ella y para los que la rodean, el único poder que importa es la capacidad y el súper poder de ser invisible.

Mientras más calle, más oculte su identidad, más sobre lleve los retos de la vida diaria, mejor heroína para todos. Una mujer que calla, que no opina, que no responde, y sobre todo que guarda su identidad, tiene garantizado el triunfo social.

Cuando decidimos alzar la voz, acusar las injusticias que se nos generan, acusar a nuestros agresores, nos convertimos en villanas, estamos actuando en contra del régimen establecido, en contra de un patriarcado que, al parecer, por el hecho de nacer, aceptamos. Sólo por tomar nuestra primera bocanada de aire, tenemos que ser sumisas, tenemos que aceptar nuestro súper poder, como si fuéramos súper man, que tiene tiene súper fuerza, vuela y salva a la humanidad, así nacen los hombres, donde son los únicos capaces de hacer justicia, los únicos que saben lo mejor para todos y donde se espera que la súper mujer, la súper woman, se quede callada y únicamente sea invisible.

Por lo tanto, cuando decidimos lanzar nuestro látigo de la verdad y mostrar a los verdaderos criminales de lo que pasa, somos marginadas, criticadas y denigradas. Nos volvemos villanas tanto para los hombres como para las mujeres. Seguramente tenemos un interés atrás que no es la justicia, seguramente confabulamos para agredir a personas de bien, a hombres de bien que lo único que hicieron fue dar una lección a las mujeres que no acatan lo que deben, que no hacen lo que es su voluntad, que trasgreden la masculinidad por cambiar su manera de vestir, de actuar, de ser, de pensar, que afecta su pequeña e ínfima autoestima basada en un régimen machista de poder y de sumisión, donde la mujer no vale nada, donde el poder lo ostentan ellos, donde incluso ellos manejan a las mujeres que están en el poder; gracias a ellos, ellas han logrado sus cargos, ellos puede hacer lo que quieran, exigir lo que quieran, y como si fueran super héroes, las puedes castigar por no estar de acuerdo con el régimen establecido, pueden ejercer violencia y castigo.

Ante esa situación, las mujeres reaccionamos, nos inconformamos, nos manifestamos y luchamos, pero seguramente, como en todas las películas de súper héroes, ellos aseguran que hay una mente maestra que manaje a aquellas mujeres que estamos inconformes, que decidimos alzar la voz en contra de esos castigos, de esa violencia, a aquellas que alzamos la voz, nos lleva a ir en contra de nuestra naturaleza, realzamos nuestra sed de venganza, porque claro que no hay forma racional, según ellos y quienes los apoyan, que una mujer decida alzar la voz por sí misma para decir ¡YA BASTA!, ya basta de abusos, de injusticias, de violencia, de revictimización

Y pobre de aquella mujer que decida ir en contra del régimen establecido, en contra de la “justicia que marca el patriarcado”,  de no aceptar que nos merecemos ese castigo, esa denigración, esa violencia; y pobre de aquella mujer invisible que decida ser visible, que decida presentar una denuncia ante la autoridad competente manejada por los propios hombres que nos ven con desdén, de exigir que se respeten sus derechos, que nuestro violentador, EL VERDADERO VILLANO, que además es un riesgo para muchas otras mujeres, sea expuesto de manera pública, sea evidenciado por violencia de género, violencia familiar, o lo que cada entidad estipule  en su código penal, porque claro, las mujeres somos seres incapaces de racionar, de exigir nuestros derechos  humanos, de reclamar justicia, seguramente hay otro villano, que no es el agresor, el violentador, que además reclaman que es peor que ellos, que trata de destaibilizar la buena imagen tanto de él como de las personas que lo rodean, y entonces generan la pregunta ¿cómo es posible que estos seres, estas mujeres tengamos la capacidad de dejar de ser lo que somos, si nacimos con el súper poder de ser invisibles? Seguramente hay un interés atrás, y la respuesta es sencilla:

Claro que lo hay!!!!  es el interés de la justicia, de evitar que hayan más víctimas de estos villanos, de que podamos vivir tranquilas y en paz,  ya basta de impunidad, ya basta de cubrir agresores por el simple hecho de ejercer cargos públicos, ya basta de retrasar los juicios por los amiguismos y las relaciones políticas y de poder, ya basta de obligar a las víctimas a dar la cara, a exponerse, a obligarnos a hacer un escándalo para que seamos escuchadas, porque claro, cuando lo hacemos, somos agredidas y acusadas de intereses políticos, ya basta que por intereses económicos, aquellos que saben que está mal lo que el villano hizo, no lo denuncien y argumenten guerra sucia por salvaguardar sus intereses personales, les aclaro que una guerra sucia no se hace con denuncias legalmente justificadas, una guerra sucia se hace con mentiras, no con hechos.  ¡¡YA BASTA!!, YA BASTA DE JUSTIFICAR AGRESORES POR UNA CUESTIÓN POLÍTICA Y DE INTERÉS ECONÓMICO, YA BASTA DE VIVIR AÑOS Y AÑOS DE IMPUNIDAD.

HOY HICIMOS HISTORIA. Tenemos una mujer presidenta, una mujer gobernadora en Morelos, ambas de izquierda y congruentes, es claro que existe una mayoría social de personas que ya no creen en el mito de la mujer invisible, que confían en los súper poderes que cada una de ellas configuran en su esencia, que saben que cada grito, cada latigazo de verdad de las mujeres que hemos callado abusos y violencia, lo único que reclamamos es justicia.

Lo más lamentable, es que existan personas, y sobre todo mujeres, que sigan validando y exigiendo el súper poder de la invisibilidad, en donde, si el villano es de su círculo cercano, no es villano si no víctima, lo defiendan y acusen a la víctima de guerra sucia, de calumnias, cuando los hechos están judicializados, y entonces es obligación de la mujer ser invisible.

El principal reto que ahora tienen estas grandes mujeres, elegidas por una mayoría abrumadora, es garantizar el acceso a la justicia de todas y todes que hemos sido y son víctimas de todo tipo violencia de género, en donde no haya impunidad para nadie, y el reto que todos tenemos como sociedad es la obligación de recordar que es nuestro deber ser congruentes, y no porque el villano sea amigo o esté en casa, permitamos que continúen ejerciendo violencia, agrediendo y denigrando, es nuestro deber denunciar a cualquier violentador de nuestro núcleo cercano, debemos educar a nuestras familias a la cero tolerancia a la violencia, la responsabilidad no sólo es de quienes están en el poder, es de todes, y sobre todo, debemos creerle a las personas que denuncian una atrocidad aunque sea en contra de alguien cercano, NO PODEMOS ATACAR A LAS VÍCTIMAS, nos toca a todos ser súper héroes, hay que convertirnos en una súper sociedad donde la invisibilidad, en todos los sentidos, en todas las clases y en todos los géneros y preferencias dejen de ser un súper poder y se convierta en EL MAL QUE HAY QUE COMBATIR.