El Tercer Ojo - ¿Por qué escribo? Respuesta en un exordio y dos Poemas
En opinión de J. Enrique Álvarez Alcántara
Cierta vez, algunos alumnos que tuve durante mi práctica docente me preguntaron: ¿Por qué escribe?
En ese momento no tenía respuesta alguna creíble, verosímil, sencilla y clara, para atajar las dudas.
Tuve que esperar más de 35 años para elaborar una respuesta que, bajo mi punto de vista, fuese coherente.
Hoy, creo que la tengo, por ello escribo este breve texto que he madurado durante muchos años y espero sirva de respuesta aceptable.
EXORDIO
Para no desvanecerme,
para no vagar ingrávido y etéreo,
cual fantasma en el vacío,
escribo.
Trasvaso narraciones, cuentos, sueños,
llantos, risas y tremores,
esparciendo catárticas huehuehtlahtolli
(la antigua palabra prehispánica)
que, como canto de pájaros arrojado al viento,
ostenta el topial in tlahtolli
(el legado nuestro).
Para no perderme entre las sombras y penumbras
de una larga noche,
nadando sobre nubes de una amnesia,
canto.
Don Goyo, el tlamatini
(el que sabe algo),
con la tinta salida de sus labios,
desde que era yo pequeño,
cinceló signos y figuras,
demiurgos del amoxtli
(el códice o libro),
enseñando a mí el camino que debía seguir
(el amoxohtoca),
para desplazar los ojos y los dedos sobre amoxtli
y así transfigurar los glifos en la huehuehtlahtolli
de nuestros ancestros.
Don Goyo, el tlamatini,
arrojaba como viento fresco,
envuelta con su voz,
huehuehtlahtolli y yo, escuchando,
guardaba en mi memoria
el topial in tlahtolli
para transmutarlo un día
en palabras, en poesía, en cantos.
Escribo,
porque las palabras dichas
tienen un destino.
Hubo quienes acallarlas,
silenciarlas, sofocarlas, enterrarlas,
propusieron a sus vidas;
otros, mancillaron, encubrieron,
macularon y prostituyeron esas voces;
algunos más, sobrevivientes de los fuegos que calcinan,
cual Ave Fénix se elevaron y
llevaron consigo, ocultas en su lengua,
huehuehtlahtolli;
custodiaron en su cuerpo,
amoxtli,
y arrojaron a la tierra, como lluvia y brizna,
topial in tlahtolli.
Don Goyo, partisano heredero de los cantos,
cosechó mazorcas de maíz
regadas con la lluvia de tlamatinis
y al desgranar cada una de éstas
transformó en palabras que,
tarde tras tarde de días domingo,
me entregó generoso
y guardé en el escriño oculto del cerebro.
Así pude tornarlas, otro tiempo,
en cantos, versos y poesía.
Escribo, porque de no hacerlo,
sin legado alguno, desamparado,
sin topial in tlahtolli,
cual paria en la orfandad,
harapiento y miserable,
vagaría mi hijo por el mundo,
implorando un poco de caridad.
Para no blasfemar o maldecirme,
para caminar ligero, sin culpa alguna,
escribo.
Sería un desgraciado, infeliz o desdichado,
si no dejara nada,
absolutamente nada,
a las jóvenes generaciones;
si llevase conmigo al camposanto
el topial in tlahtolli,
vagaría por los infiernos
sin las manos de Virgilio
como guías firmes y certeras.
Escribo para salmodiar loas a la vida.
Escribo para entonar hosannas al amor.
Escribo, porque de no hacerlo,
marcharía el camino recto hacia mi propio funeral.
ESCRIBIR
I
Nuevamente escribir.
¿Por qué hacerlo cuando no se tiene el oficio?
quizás porque una fuerza interna fluye
o porque busco con ansia, como el poeta
hace, la palabra de la resurrección…
quizá persigo, sin saberlo, el camino de lo vivo
para rescatar de la muerte
los silencios envueltos en la nada
…o los pensamientos ocultos del dolor
…o los anhelos de tu ser
Nuevamente escribir.
¿Si no se tiene la virtud, por qué hacerlo?
puede ser la búsqueda perenne de la luz
o el viento que me lleve lejos, tan lejos
que a lo lejos pueda divisar tus ojos
mirando tiernamente
cómo vuelve de las sombras
la palabra vivificadora…
cómo las olas marinas devuelven a la
zona intertidal
todos los vestigios del sentido que
pensé perdido
o cómo un grito,
una sonrisa,
una lágrima no detenida en su trayecto,
un recuerdo,
nos regresa inverecundos
hacia las sombras espesas de la noche
y casi agónicos
con su significado arrancar
la luz de donde parece no existir
y romper el silencio que ahoga
y escribir…
Nuevamente escribir.
¿Si la sangre se agota con qué hacerlo?
tal vez con los retazos del deseo…
o con fragmentos de una nada
que nadie pueda asir,
dejando algunos recovecos para los
recuerdos y los sueños…
quizás tus silencios de la tinta demiúrgica…
y un leve gesto parezca reproducirla
para entonces darle vida
y nacer, como Venus, del molusco,
la palabra
el verbo,
la esperanza…
Nuevamente escribir…
EL POETA
El poeta, cuando se encuentra preso
por los extremos intangibles,
sentenció Vinicius,
es quien posee el verbo
para blasfemar y gritar
y ahogar con la voz, su voz,
ese miedo oculto
que lleva.
Cuando de pronto la luz escapa,
o parece escapar,
por la puerta de enfrente,
el poeta hace vibrar el viento
con su lengua
y la azota
impidiendo la salida.
Más no siempre está dispuesta
la elocuencia,
entonces el poeta llora
e imagina caudaloso río
que transporta su dolor al mar
y lo deja ir navegando,
a la deriva,
mirando tan sólo
cómo se aleja, lejos, muy lejos
sin esperanza de retorno.
Entonces, sin los maderos del Gólgota
camina ligero
Sonriendo, siempre sonriendo…