Repaso
En opinión de Carlos Gallardo Sánchez
- El IEBEM o como masca la iguana
La frase “como masca la iguana” tiene varias aplicaciones. Se utiliza, sobre todo, para expresar el conocimiento que se tiene sobre algo. Decir “ahora vamos a saber de qué lado masca la iguana” se entiende como la oportunidad de convencer alguien sobre cómo suceden verdaderamente los hechos, los acontecimientos, las actitudes.
De entrada, según lo expresó un conocedor, las iguanas no mascan. En una entrevista que se le hizo para una página de Internet denominada “Chilango”, dijo:
“—Así es, mira, te explico. Lástima que esto es por teléfono o si no te traía una de mis iguanas para que veas de que te hablo. Las iguanas, por la manera en que están dispuestas sus mandíbulas y por la forma de sus dientes, no pueden mascar. Las iguanas utilizan sus dientes no para masticar, sino para trocear su alimento: arrancan pedazos de alimento a un tamaño al que lo puedan tragar.”
Establecido el contexto semántico de esa expresión, me atrevo a emplearla para abordar un tema fundamental relacionado con el Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM): la corrupción.
Dos acontecimientos me sirven de referente: el cambio de institución bancaria para el pago de la nómina a los miles de docentes y otros trabajadores de ese organismo, y la firma de los directivos de algo llamado “Código de Ética”.
Acerca del primer tema, en noviembre del 2013 se publicaba en los medios que el banco Santander había donado al IEBEM 12 automóviles modelo matiz para amarrar el convenio que tenían respecto del manejo de aproximadamente 30 mil cuentas de sus empleados. La entonces directora general del IEBEM, Marina Aragón Celis, aclaró que esas unidades se entregaban a algunos funcionarios del sector y que ese acuerdo con Santander provenía de la administración panista anterior que condujo Marco Adame Castillo. Lo que no se informó fue desde cuándo se establecían esos convenios y cuántas donaciones, incluidos los autos, se habían recibido por esa causa.
Finalmente, en la gestión gubernamental de Graco Ramírez, se avaló el cambio de institución bancaria y se convino que fuera Banorte. En la circular 014/2013, firmada por Aragón Celis, se les comunicaba a los trabajadores de la educación del nivel básico lo siguiente:
“La Dirección General les informa del cambio de Institución Bancaria para el pago de la nómina a los trabajadores de este Instituto, en cumplimiento del acuerdo JG0450/03/2013 de la H Junta de Gobierno, órgano superior de este descentralizado.”
Luego se refería a una serie de ventajas para los trabajadores que ofrecía Banorte, pero en ningún momento se dijo si había un convenio para que ese banco entregase algún pago en especie a las autoridades educativas, en correspondencia por convenio establecido. Vayan ustedes a saber lo que ocurrió.
Sucede ahora que el cambio de nómina volvió a darse. El argumento justificativo del actual director general del IEBEM, Eliacín Salgado de la Paz, fue el siguiente:
“Con el propósito de buscar mejores condiciones prestacionales para la base trabajadora de educación básica en la entidad, el director general del IEBEM [,,,] dio a conocer que a partir de la quincena 13-15/2019, las percepciones económicas a favor de los trabajadores serán realizadas a través de la institución financiera Citibanamex.”
Se repite el discurso de hacer los cambios en beneficio de la base trabajadora, como aquello de “buscar mejores condiciones prestacionales”, pero no se habla de otros puntos del convenio establecido, es decir, de esos acuerdos tal vez no escritos, en donde la institución bancaria, en correspondencia al favor recibido, entregue algún pago en especie o, quizá, en efectivo. Ojalá y que se aclarasen las cosas. Para qué abonarles a las sospechas de que todavía por allí hay vivillos dados a obtener privilegios deshonrosos.
Muchos de los docentes saben cómo masca la iguana en el IEBEM; no sólo ellos, otros ciudadanos y, desde luego los comunicadores. Es difícil aceptar que, en estos días, en ese organismo, suceda todo con honradez y transparencia. Si hay, desde estas fechas, acciones irregulares e incluso delictivas, tarde o temprano se sabrá.
Yo, en lo particular dudo que la corrupción esté erradicada del IEBEM. En fecha próxima me referiré al segundo tema que intenté abordar en esta columna, el de la firma del “Código de Ética”, acto que se difundió periodísticamente en los siguientes términos:
“El compromiso fue suscrito por 56 servidores públicos, desde jefes de departamento hasta directores…” El asunto da para comentarlo en demasía. Sobre todo, porque con actos corruptos se anula toda congruencia moral y ética.
Y, lo repito, en tanto que sé cómo masca la iguana en el IEBEM, por ahí se aprecian personajes en cargos directivos con trayectorias poco recomendables dentro del sector. Tengo algunos datos sobre posibles actos de corrupción que se cometen en algunas áreas estratégicas del IEBEM. Espero obtener otros para referirme a ellos posteriormente en este mismo espacio.
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