Columna Desde la Torre - Desesperanza
En opinión de Roberto Enrique Rodríguez Guerrero
Diferentes Publicaciones hacen referencia sobre la sorna que Andrés Manuel López Obrador, inventa del concepto felicidad, en sus mañaneras manifiesta que el pueblo bueno y sabio de México, es feliz, feliz, feliz. Una cruel falacia diarreica del presidente de la República, la desesperanza azota en todo el territorio nacional, no existe lugar alguno en que no se escuche voces de angustia ante la impotencia por salir del atolladero en el que nos metieron las elecciones del 2018. El discurso que trazó AMLO, era alentador, propugnaba cambiar el modelo neoliberal, a un socialismo, que empoderaría a los integrantes de todos los sectores, tener un sistema digno y justo para todos. Una vil mentira de López Obrador, en cuatro años de infortunio, escuchar diariamente las quejas, difamaciones, agresiones, se convirtió en un círculo vicioso de quien indiscutiblemente es capaz de llenar la misma plaza de la Constitución de la CDMX., un extraordinario activista, atributos que de nada sirven cuando hay que desempeñarse como estadista, un mentiroso, desgraciadamente no es capaz de llenar la silla presidencial, personaje incapaz de detener los agravios que durante décadas se sufrió.
No hay mal que dure seis años ni tonto que los aguante, la izquierda rabiosa, radical e ineficaz de López Obrador y su pandilla, se va por la puerta de atrás de la democracia, la simulación, el doble discurso, la corrupción rapaz , de quienes nunca tuvieron lo necesario para vivir dignamente porque todos ellos se distinguieron por vivir como rémoras pegados al presupuesto, extorsionando a los gobernantes en turno, cada día adquirieron innovadoras estrategias para engañar, diciéndose puros, y arribando estrepitosamente en las primeras ligas de la política nacional, el resultado, funesto, gobernantes y funcionarios se desconectaron de la realidad. No previeron que, actuando en contubernio con el crimen organizado, su caída sería más rápida de lo que se esperaba. Ya nadie cree en López Obrador, es una figura desprestigiada, sostenido por su clientela electoral; la gente de bien, no lo puede escuchar, les da asco.
Cada acción que lleva a cabo, es una derrota anunciada, quiso imponer en la Suprema Corte de Justicia de la Nación a Yasmín Esquivel, pseudo profesionista que es la ministra que sin rubor continúa ostentando el cargo sin tener los preceptos constitucionales, de igual forma López Obrador impone a Guadalupe Taddei Zavala, como presidente del Instituto Nacional Electoral, otra impostora, que presentó la cédula profesional 036713, que coincide con la registrada para la ciudadana Victoria Rivera Vallejo en 1952. Se trata de una profesora en Educación Primaria por la Benemérita Escuela Nacional de Maestros en Ciudad de México.
La pretensión del presidente de la República, es tan burda que, en un descuido, la hará efectiva, no porque sea el más inteligente de 130 millones de mexicanos, lo logrará por la traición de los diferentes actores y partidos políticos, parasitarios del sistema, nada les importa la sociedad mexicana, estos traidores a la patria, son serviles de López Obrador. La incógnita que nadie se atreve a contestar, si la sociedad mexicana, continuará dormida, apática ante los graves acontecimientos que se avecinan que destruirá la incipiente democracia mexicana y por ende la libertad de todos los habitantes del territorio nacional.
En lugar de personalidades honorables en los tres niveles de gobierno, se tiene a botargas, que ocultan irrisoriamente los latrocinios que se cometen a lo largo y ancho de la nación. Lo único palpable es que se van como los Bandidos de Río, llenando las alforjas de dinero, para emprender la huida, para evitar que el brazo de la ley los alcance.
Los crímenes de lesa humanidad cometidos en esta administración rebasan cualquier genocidio de una república bananera, la estrategia malsana de cometer homicidios para acallar las voces de quienes no acatan la titularidad de los negocios ilícitos, valga recordar el homicidio de 137 huachicoleros, aquel 18 de enero de 2019, en Tlahuelilpan, Hidalgo, se registró la expulsión descontrolada de gasolina en el kilómetro 226 del oleoducto que corre del puerto veracruzano de Tuxpan a la ciudad de Tula. Todo estaba fríamente maquinado por la cúpula militar, ubicando a los soldados a 800 metros del crimen fraguado desde el palacio nacional. La muerte sufrida por 26 personas por el desplome de la estructura que conectaba las estaciones Olivos y Tezonco de la línea 12 del Metro de la CDMX. Los 700 mil mexicanos que fallecieron a causa de la mala gestión del COVID; los 2000 niños con cáncer, fallecieron por la falta de atención y medicamentos. Para poner la cereza en el pastel la muerte de 39 inmigrantes en Ciudad Juárez, al encontrase encerrados en un centro de detención que se incendió.
La última y nos vamos: El temor está arrastrando a un final apocalíptico, Andrés Manuel López Obrador, que soñó en pasar como el mejor presidente de México, el mesías, que se comparaba con Jesucristo, y que en lo único similar era que, López Obrador se rodeó de prostitutas y delincuentes, que, a diferencia de Jesucristo, que los liberaba de sus pecados y los cambiaba para ser gente de bien, AMLO, los hizo funcionarios, ahora parte de su familia, otros despachan como gobernadores, que a lo único que se están dedicando es al saqueo y destrucción de nuestro país.