Serpientes y escaleras - ¿A quién afecta la inseguridad?
En opinión de Eolo Pacheco
La violencia se ha convertido en algo natural en Morelos; ya nada nos sorprende.
¿A quién afecta la inseguridad?
Lo más democrático que tenemos en Morelos es la inseguridad, que lo mismo pega a ricos que a pobres, a gente del campo y de la ciudad, hombres y mujeres, niños y adultos, políticos y empresarios, ciudadanos o periodistas. La promesa de regresar la paz a la entidad se hace cada elección desde hace cuatro sexenios, todos los políticos que aspiran a un cargo aseguran tener la solución y culpan al de enfrente de las fallas. Al final todo queda en discurso y la situación en lugar de mejorar, empeora.
Tanto en lo federal como en lo estatal el discurso de campaña gira en torno a la violencia y la inseguridad, así ha sido desde hace un cuarto de siglo cuando los panistas acusaban al PRI del desastre, luego fueron los priístas quienes culparon al PAN del mar de sangre que provocó la guerra contra el narco, la retórica no cambió con Morena, que responsabilizó al PRI de romper el récord de asesinatos en México y no se modifica ahora que la oposición le recuerda a la 4T que encabeza el sexenio más violento de la historia.
Comparado con otros estados Morelos no está tan mal, pero eso no significa que estemos bien; tu estado, me dice un general, no es inseguro, sino violento. Y me explica: “Morelos se encuentra por debajo de la media nacional en la comisión de delitos, pero ocupa una de las primeras diez posiciones en cuanto a violencia se refiere; pareciera que se trata de la misma cosa, pero no es así: la inseguridad afecta al ciudadano común y puede tocar a cualquiera, mientras que la violencia representa una acción dirigida contra alguien o algo en particular”.
Pero aunque en la teoría se nos explique que son cosas distintas, en los hechos la sensación de miedo entre los ciudadanos es enorme y se refleja desde hace años en las encuestas que realiza el INEGI; en Cuernavaca, por ejemplo, el 85 por ciento de las personas se sienten inseguras y consideran que pueden ser víctimas de algún delito o hecho de violencia en cualquier momento, aún dentro de sus viviendas. Los índices delictivos son menores a ese porcentaje, pero eso nada cambia la sensación de temor entre la gente.
El fracaso de la estrategia de seguridad es evidente desde lo nacional hasta lo municipal, incluyendo el trabajo de las policías en todos los estados; en Morelos la situación ha ido de mal en peor desde hace años, de ahí que los hechos y actos de violencia se multiplicaron y ya no respetan lugares, horarios ni población. Lo único peor que la violencia que vemos y vivimos todos los días los morelenses es la impunidad con la que actúan los grupos criminales.
Pongámoslo de esta manera: hace algunos años las balaceras, los levantones, las ejecuciones los secuestros y cualquier delito de alto impacto ocurrían en lugares poco concurridos, casi siempre lejos de las zonas urbanas y fuera de la capital; se trataba de acciones dirigidas en donde los perpetradores consideraban el entorno, cuidaban que no hubiera gente alrededor y actuaban lejos de cámaras o de policías, para evitar ser vistos y atrapados.
Ahora los hechos de violencia se presentan a todas horas y en cualquier lado, ocurren en las calles de la capital, a plena luz del día, dentro de una plaza comercial o hasta dentro de un hospital, como sucedió esta semana. Nada ni nadie puede estar seguro porque en los últimos cinco años hemos visto todo tipo de víctimas: ciudadanos, empresarios, comerciantes, amas de casa, menores de edad, políticos, periodistas, sacerdotes… Y nada pasa.
La constante es la impunidad, ya no importa de quien se trate, al final todo queda en un escándalo mediático que en muchos casos va acompañado de la doble victimización de los heridos. Este sexenio la delincuencia ha tocado a sectores que antes parecían blindados ante este tipo de situaciones y personas que nunca se habría pensado que podrían ser objetivo de los criminales.
En los últimos dos años ejecutaron a una diputada, a un regidor y en Xoxocotla asesinaron a un alcalde y otros miembros de su ayuntamiento; los criminales ya no respetan personas ni lugares, no les preocupan los horarios ni se inquietan porque los vean. Ahora hay víctimas de todo tipo: mujeres, niños, adultos mayores… nadie está a salvo.
El secuestro y muerte de Roberto Carlos Figueroa ha generado una enorme indignación en el gremio periodístico, pero no es distinta a la molestia que hay en todos los casos en donde gente inocente es privada de la vida. Este caso en particular ha obligado a las autoridades a ser cuidadosas de sus expresiones porque los periodistas así lo han exigido; de no haber presionado es altamente probable que, como siempre, las autoridades trataran de relacionar la muerte del compañero con algún hecho delictivo.
El problema de seguridad y violencia en el estado es grave, como lo es también el hecho que el tema se ha convertido en herramienta política que actores de poder y partidos utilizan de manera indiscriminada, sin considerar los efectos que ello trae para la sociedad.
La impunidad de Morelos es consecuencia de todos estos factores: una estrategia fallida, trabajo de prevención ineficiente, colusión con grupos criminales, politización de la seguridad… y todo lo que se acumula en un entorno donde la lucha por el poder no para, no tiene fronteras, ni distingue moral.
En el terreno político todo se vale, incluido lucrar con el dolor de la gente.
· posdata
La desaparición momentánea del obispo emérito de Chilpancingo volvió los ojos del país a Morelos por otro tema de inseguridad. Y no era para menos, el prelado es una figura muy importante en la iglesia católica en México, fue ubicado el fin de semana en el municipio de Jiutepec y por varias horas se perdió comunicación con él, por lo cual el Episcopado Mexicano emitió una alerta pública.
El domingo por la noche el obispo Salvador Rangel fue internado en el hospital general de Cuernavaca, hasta donde llegó el fiscal general de Morelos Uriel Carmona para luego declarar que el obispo había sido víctima de un secuestro exprés.
Esta declaración dio paso a un intenso golpeteo contra el gobierno estatal, quien aún no se reponía del secuestro y asesinato de un periodista. Ayer por la mañana luego de mucha presión y diversas filtraciones periodísticas que referían que el obispo se había encontrado drogado en un motel de Ocotepec, el comisionado estatal de seguridad José Antonio Ortiz Guarneros habló del tema y esto fue lo que dijo:
“Ellos (la Fiscalía General del Estado) fueron los que lo encontraron y los que hicieron algunas declaraciones de que fue un secuestro exprés; nosotros pensamos que no, pero el fiscal tendrá que demostrar porque sí fue un secuestro exprés y en base a que lo dijo. El tema seguirá dando que decir y volvemos a lo mismo, porque los que están en la política están aprovechando este tema para denostar el actuar de la seguridad.
- ¿Por qué considera que no fue un secuestro exprés?
Por las evidencias que hay; ya se las dimos a la fiscalía
- ¿Las imágenes (del motel) demuestran que el obispo iba forzado o iba por su propia voluntad?
Hasta donde sabemos entro voluntariamente al motel con una persona del mismo sexo y después esa persona se retiró; es todo lo que sabemos, fuimos a pedir información, pero ya había llegado la fiscalía y no nos lo permitieron”.
El gobierno estatal tenía dos opciones: 1. Reservarse esta información para cuidar la imagen del obispo y aguantar el golpeteo político mediático o 2- Dar a conocer los hechos, lo que finalmente hizo el comisionado Guarneros.
Como dijo Lord Peña ¿Y ustedes qué hubieran hecho?
· nota
Como era de esperarse, hace unos días el exgobernador y ahora candidato a diputado federal Sergio Estrada Cajigal fue abordado por reporteros para cuestionarlo sobre las acusaciones que pesan en su contra por, supuestamente, haber agredido físicamente a varias mujeres.
El aludido negó los dichos, los consideró un ataque político y un intento de extorsión porque, afirmó, le querían sacar dinero.
No es la primera vez que Sergio Estrada Cajigal está relacionado con este tipo de información: cuando fue gobernador se dijo que había golpeado a su esposa, luego vino su divorcio y la salida del estado de Mónica Bartning; sucedió lo mismo en su segundo matrimonio, donde su exesposa presentó una denuncia por agresiones acompañada de imágenes en donde se observan golpes en el rostro y distintas partes del cuerpo.
La más reciente historia la cuenta su expareja sentimental, la acompaña de videos e imágenes, además de documentos en los que afirma haber procedido legalmente en su contra. Aún sin conocimiento de los hechos, lo que se puede observar aquí es un patrón de actuación o al menos una serie de historias similares que involucran al ahora aspirante a una diputación federal.
Esto dijo en su defensa Sergio Estrada Cajigal:
“Hay un golpeteo, pero está basado en mentiras y de eso yo tengo todos los elementos legales y ya habrá momento de aclararlo; sin embargo yo creo que no está penetrando como aquella parte quisiera, obviamente conozco que hay un financiamiento e interés político y conozco que también hay interés de algunas personas pues para tratar de bajarme de la candidatura, pero es un interés político… me quieren bajar porque ven que vamos fuerte y vamos seguros a ganar la diputación federal..,
- ¿Son falsos los señalamientos de violencia de que lo acusan?
Absolutamente y llegará el momento en que haga una rueda de prensa y les de detalle por detalle, se darán cuenta ustedes que es por un lado interés de obtener un beneficio económico y por otro lado el interés político… Desgraciadamente quienes la están publicando y quienes las están repitiendo (la información y la antiboleta electoral) no tienen conocimiento del caso, ni siquiera ha iniciado un juicio ante esas acusaciones falsas ¿por qué? Porque no tienen elementos para probarlo. En el juzgado quieren que iniciemos un juicio con eso, lleva dos años y medio con este tema, con esa acusación que obviamente empezó pidiéndome dinero, pero no vamos a caer en ese juego”
¿Cuándo será el “momento” de aclarar?
· post it
Dicen algunos que en Cuernavaca hay tiro, es decir, que la victoria de José Luis Urióstegui no es tan segura como parece.
Viendo la propuesta de Morena en la capital, Sandra Anaya, Alejandra Flores, Sergio Pérez y Patricia Torres, cuesta trabajo creerlo. No hay uno bueno.
Claro, enfrente está Sergio Estrada, Daniel Martínez y Andrea Gordillo, quienes son tanto o más malos que los morenistas.
Los capitalinos tendremos que elegir entre lo menos peor. Esa es la propuesta de los partidos.
· redes sociales
La campaña de Lucía Meza no solo es agresiva, también es ingeniosa; su último promocional de fútbol es llamativo.
Del lado de Morena no meten ni las manos y su estrategia comunicación no es mala, es inexistente.
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