Yo tengo otros datos - La gran oportunidad para Margarita; ¡Auxilio!, ¡auxilio!: fuego amigo

En opinión de Carlos A Galicia.

Yo tengo otros datos - La gran oportunidad para Margarita; ¡Auxilio!, ¡auxilio!: fuego amigo

Sin lugar a duda, el mejor gobernador de Morelos del siglo xx fue don Lauro Ortega. Un personaje sin igual, un hombre de la  tercera edad, producto de un régimen priista, en el cual la centralización, la verticalidad y la disciplina partidista formaban parte de la acción gubernamental. Desde luego, que este sistema operaba con la  activación de una democracia dirigida que  servía para dar legitimidad a las decisiones del gobernante en turno, esas fueron las características que reinaron en el sistema político mexicano del siglo pasado.

 “Don Laurito“, como solía llamarlo la gente, fue un personaje que algunos auguraban que no terminaría su periodo gubernamental por el simple hecho de tener una edad avanzada, otros consideraban que se iba a dejar mangonear  por sus allegados más cercanos, que incluso, por su misma  edad  no se daba cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Los escépticos no le daban ni un año como gobernador.

Sin embargo, fue todo lo contrario, su experiencia política, sus relaciones de poder, el simple hecho de conocer todo el   Estado y desde luego,  su carácter, aunque, era un hombre de carácter fuerte y de firmes convicciones, sabía tratar  muy bien a la gente, principalmente a la más vulnerable. Todos estos elementos ayudaron a que lograra modernizar a Morelos. Recorrió el territorio morelense, como pocos gobernadores lo han hecho, a los municipios  los transformó, a Cuernavaca le cambió el rostro, y a sus colaboradores los traía trabajando, no se le iba nada, sabía muy bien, quién era quién. No era fácil tomarle el pelo. En algunas comunidades de los municipios  aun lo recuerdan, como el mejor gobernador que ha tenido Morelos.

Hoy, Margarita González Saravia puede ser la mejor gobernadora del siglo XXI. De ella dependerá lograrlo. La coyuntura y las circunstancias se presentan a su favor. Simplemente, la silla presidencial será ocupada por una mujer, la conformación del  Congreso del Estado está a su favor, la representación popular  a nivel federal le favorece, son afines a su partido político. Los resultados electorales hablan de un amplio margen frente a sus opositores, prácticamente no existe una oposición combativa, contestataria, más bien se presenta como una oposición devastada y dispuesta a negociar.

Además, uno de los elementos que le ayudan  es que es una mujer que conoce los tres niveles de gobierno; federal en el cual trabajó, a nivel estatal fue funcionaria y el municipal en el cual se desempeñó en Cuernavaca. Es oportuno considerar que no formó parte del poder legislativo, no cuenta con experiencia legislativa,   Aun así, son más los factores a favor que en contra.

Habría que preguntarse si la actual gobernadora electa cuenta con un proyecto de desarrollo y crecimiento para la entidad. Y cuando nos preguntamos acerca de este documento, no nos referimos exclusivamente hacer obra pública; no se trata de combinar materiales de construcción envueltos en una cimentación de concreto. Si no a construir una sociedad que viva en armonía, con valores democráticos, de convivencia. Que los individuos logren interactuar sin violencia. No, nos estamos refiriendo a abatir la violencia, (que desde luego es potestad del Estado, resguardar el orden)  o  de la posibilidad de que haya más policías, o que cuenten con armamento más sofisticado para resguardar la seguridad pública. Nos estamos refiriendo a que existan políticas públicas, acciones que coadyuven a fortalecer los lazos de intersección entre los diversos grupos sociales, se trata de que se logre modernizar a Morelos,  o lo que ellos le llaman “trasformación”.

Es cuestión de tiempo, mientras tanto, hay ciertas decisiones que a primera vista se ven bien. La oportunidad ahí está, se trata de saberla aprovechar y de cumplir con las metas trazadas y con los objetivos. Aunque, posiblemente el pueblo que depositó su voto a favor, se haga la misma pregunta que Antón Ego (ratatouille) “¡Sorpréndeme!”… Así es, lo que espera la sociedad es algo nuevo, algo diferente a lo mismo.

 Refilón.

Lo que si causó sorpresa fueron las aprobaciones del Congreso en la última sesión del periodo legislativo,  fue como  un chubasco de agua fría, tratar de modificar la ley orgánica del Congreso del Estado “al cuarto para las doce”, fue muy perversa dicha acción. Se vio toda la intención de mermar la preminencia del partido que obtuvo mayoría de representantes populares en el recinto parlamentario. Pero lo que despierta mayor asombro fue la aprobación de la Ley de Participación Ciudadana “al último minuto de terminar el partido”, se aprobó. ¿No se supone que la promovente de dicha iniciativa está en el equipo de transición de la gobernadora electa? Este tipo de actitudes se interpreta  como si se tratara de meter una zancadilla al  gobierno entrante, precisamente por todos los mecanismos de participación que contempla la iniciativa, que hoy, ya es ley.

Desde luego, cabe señalar que es un documento que le otorga voz y voto a la ciudadanía para participar en asuntos públicos. ¿Pero por qué no haberla aprobado durante el gobierno de Cuauhtémoc Blanco, que tanta falta hacia? ¿Por qué al final de un gobierno que está por concluir  y si en cambio, se activa cuando está a punto  de estrenarse un nuevo gobierno en el mes de octubre, que además,  se supone que trae todas las expectativas para  hacer un buen gobierno?  ¿No será fuego amigo? O más bien, este episodio podría llamarse… “¿Durmiendo con el enemigo?”