Serpientes y escaleras - ¿Qué pasa en Cuernavaca?

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - ¿Qué pasa en Cuernavaca?

A José Luis Urióstegui se le está yendo de las manos la capital

 

¿Qué pasa en Cuernavaca?

Los problemas se han multiplicado aceleradamente en la capital de Morelos; problemas financieros, jurídicos, de operación, de corrupción, de resultados, de comunicación, de política interna, de eficiencia operativa, de servicios, de planeación, ambientales, de obra y por supuesto, de seguridad. A José Luis Urióstegui se le ha está yendo de las manos el manejo de la ciudad, se nota desorientado, solo, triste y si capacidad de tomar decisiones. Entes de cumplirse el primer año el barco ha comenzado a hacer agua.

José Luis Urióstegui Salgado es un buen hombre, tiene identidad, se le guarda respeto por su trayectoria profesional y al menos hasta antes de asumir el cargo, tenía fama de honesto. Su triunfo en las elecciones del 2021 fue resultado de diferentes factores, principalmente de la decisión ciudadana de darle un giro al rumbo que seguía la ciudad bajo el terrible gobierno de Antonio Villalobos. En resumen: no ganó el PAN, perdió Morena.

A pesar de no ser un hombre carismático ni tener experiencia en la administración pública, su llegada al gobierno de la capital despertó una enorme expectativa ciudadana: José Luis es un hombre de aquí, conocido, reconocido, apreciado, respetado y con una enorme solvencia moral. Un buen hombre. ¿Qué podía salir mal?

Los problemas del abogado comenzaron casi de inmediato, se vieron en la actitud que asumió una vez que las autoridades electorales confirmaron su triunfo. En lugar de ponerse a trabajar en la planeación de su gobierno, en conformar un buen equipo y empaparse de la situación en la que se encontraba la capital, lo que hizo fue prolongar su campaña y dedicar su tiempo a reuniones insulsas y fiestas inservibles que alimentaban su ego y le brindaban un apapacho permanente.

El Urióstegui abogado y el Urióstegui alcalde no son el mismo, los rasgos de quien hoy encabeza el destino de Cuernavaca no tienen nada que ver con el hombre que se ganó el respeto y reconocimiento de propios y extraños por su capacidad, su dedicación y seria manera de trabajar. Poco o nada queda de aquel personaje ciudadano que exponía ideas claras de cómo debía ser la ciudad y demostraba conocimiento de los temas; lo que vemos hoy es un político que utiliza las mismas excusas de sus antecesores, rodeado de personajes de la misma o peor calaña que los del gobierno anterior.

La novel administración capitalina se precipitó junto con el puente colgante del paseo ribereño; a partir de ahí los problemas del ayuntamiento comenzaron a hacerse más evidentes, a multiplicarse y a generar una mala percepción del gobernante. Urióstegui pudo aprovechar ese terrible momento para replantear las cosas en su gobierno, pero en lugar de ello se enredó en sus compromisos políticos, protegió a los culpables y pasó de víctima a cómplice.

Son varias oficinas del gobierno municipal las que visiblemente no están haciendo su trabajo; los propios funcionarios municipales reconocen las fallas y entienden que por ese camino la situación en lugar de mejorar va a empeorar. “Están tan mal las cosas al interior, que los Terrazas han dejado de ser el mayor mal del ayuntamiento” me comenta un personaje cercano al presidente municipal.  

La semana pasada fue particularmente compleja para Cuernavaca, pero tristemente cada vez son más los momentos similares. Los bloqueos de calles, la toma de instituciones, las acusaciones de corrupción, las críticas por los servicios públicos municipales y los señalamientos por la mala calidad de obras se multiplican y aderezan el constante reclamo que genera la corrupción, la inseguridad y la imparable violencia.

El presidente se ha convertido en rehén de sus propias decisiones y víctima de su carácter; se entiende que por razones políticas no ha podido mover las piezas que dentro del gabinete le imponen los hermanos Martínez Terrazas como cuota de partido, pero también ha resultado incapaz de actuar con figuras que él mismo puso, que no representan ningún tipo de acuerdo y que evidentemente brillan por su incapacidad. Guillermo Correa es un ejemplo de ello, pero no es el único en esa situación.

El margen de operación del abogado se va reduciendo a pasos acelerados en todos los sentidos; las constantes oleadas de violencia y la cada vez más evidente incapacidad de su policía para garantizar la seguridad ciudadana se mezcla con el deterioro de la infraestructura urbana, la mala calidad de los servicios y la corrupción manifiesta en varias oficinas de su gobierno, empezando por la de Obras Públicas.

El ambiente dentro del ayuntamiento se ha complicado por la mala relación que el secretario Carlos de la Rosa tiene con varios miembros del cabildo y con distintos secretarios; la única fortaleza del encargado de la política interna municipal es el compadrazgo con el alcalde, porque su carácter lo ha hecho pelear con muchos y provocar conflictos en lugar de evitarlos.

José Luis Urióstegui dedica mucho tiempo a las relaciones públicas, se ha destapado a sí mismo como precandidato a la gubernatura en el 2024 y a partir de ahí se entiende su descuido en el manejo de la ciudad. El abogado no es el único actor político que ha puesto su vista en la sucesión, pero sí es el único presidente municipal interesado en la primera magistratura que no tiene un equipo que haga su trabajo mientras él hace grilla.

Los últimos días en Cuernavaca han sido críticos en materia de seguridad, se han suscitado distintos hechos violentos, se han incrementado los delitos del fuero común y también los crímenes de alto impacto. En paralelo la ciudad está en quiebra, está dejando de pagar a los trabajadores, comienza a incumplir con sus compromisos financieros y no se ve por donde estabilicen las cosas, porque por el enfoque electoral que ha dado a su cargo se ha enemistado con el gobierno estatal y no tiene apoyo de la federación.

Económicamente hablando el ayuntamiento de la capital depende hoy de sus ingresos propios y estos han disminuido como consecuencia de la contracción económica del país; recién inició su administración Urióstegui se apresuró a pagar deudas millonarias como las de PASA y comprometió recursos más allá de lo que le mandató un juez, sin considerar que ese dinero le haría falta para cerrar el año. Lo mismo hizo cuando apostó por la realización de obra pública sin pensar en el flujo económico que requiere el municipio para operar. Hoy paga las consecuencias y lo que es peor: la obra que realiza el municipio es de mala calidad y comienza a ser señalada por la ciudadanía como trabajos chafas.

José Luis Urióstegui es un buen hombre, pero no (hasta el momento) un buen presidente municipal; su inexperiencia en la administración pública se combina con un gabinete que no trabaja en el mismo sentido, ni comparte los mismos intereses; al lado del alcalde hay personas valiosas, capaces y comprometidas con él y con la ciudad, pero también los hay mediocres, corruptos, señalados de acosadores sexuales o con el único objetivo de hacer dinero.

Mientras José Luis Urióstegui no se de cuenta de lo que pasa en su gobierno, mientras no asuma su rol de presidente municipal y dedique su atención a la ciudad por encima de su aspiración electoral, las cosas en la capital en lugar de mejorar se van a poner peor.

Cuernavaca no necesita un buen hombre, requiere un buen alcalde. Y un buen alcalde necesita un buen equipo.

·         posdata

La sanción contra el expresidente municipal de Cuernavaca y el exfuncionario del gobierno de Graco Ramírez representan un cambio en la forma como se imparte justicia en Morelos. independientemente de las denuncias y el contenido de las carpetas de investigación es importante entender porqué la dinámica ha cambiado.

La puesta tras las rejas de Antonio Villalobos y de Sergio Beltrán Toto son consecuencia de varias cosas; el proceso comenzó con las denuncias, incluye la actuación de la fiscalía anticorrupción e involucra a los jueces. Muchas de estas querellas fueron presentadas ante las autoridades desde hace mucho tiempo, pero justamente ahora han empezado a moverse ¿Por qué?

Observar la situación solo bajo una óptica jurídica podría dejar corto el análisis; por supuesto importa la actuación de las autoridades judiciales, la de quienes llevan los expedientes, la de quienes presentan las denuncias, pero en conjunto estamos hablando de algo más, algo que movió las cosas como no había sucedido.

¿Tendrá algo que ver con el cambio en la presidencia del Poder Judicial? ¿Será esto parte de una agenda personal del fiscal Juan Salazar? ¿Veremos más procesos que avancen y sujetos que se sumen a la lista de procesados? ¿O son chispazos que nada tienen que ver con una modificación en la postura de la FECC?

En Morelos nos hemos acostumbrado a la impunidad, cada tres y seis años vemos historias de corrupción y repetimos los mismos señalamientos sin que nada cambie, porque sin importar el tamaño de los abusos nunca pasa nada. Hasta ahora.

Paradójicamente el fiscal Juan Salazar se ha convertido en una figura llamativa por, ahora sí, combatir la corrupción; por mucho tiempo lo señalaron como cómplice y protector de Graco Ramírez, por haber ocupado la posición con la única encomienda de cubrir a los ladrones del gobierno anterior, pero hoy está haciendo otra cosa.

El tiempo dirá si el abogado Salazar es un verdadero fiscal anticorrupción o simplemente se trató de petardos para desviar la atención de lo importante.

Un dato más: si la FECC continúa por esta línea, actuando con firmeza contra los corruptos sin importar el color de los gobiernos, a nadie debe sorprender que en el futuro sus baterías se enfoquen nuevamente en la administración de Cuauhtémoc Blanco.

Si mantiene en prisión a Villalobos y al principal aliado de Graco ¿Quién le reclamaría que actúe con firmeza contra alguien más? Al fin y al cabo su gestión como fiscal concluye hasta el año 2027.

·         nota

Más muertos el fin de semana. Más ejecuciones, más balaceras, más asaltos y más hechos que reiteran que ni Cuernavaca ni Morelos están avanzando en el combate a la delincuencia.

Las excusas sobre lo que ocurre son muchas y las mismas desde todos lados, las autoridades defienden sus estrategias con estadísticas y números que no convencen a nadie, porque contrastan con lo que se ve y se vive todos los días en las calles, en los negocios y en las casas de todo el estado.

La cereza del pastel la puso la semana pasada la jefa de policía Alicia Vázquez Luna cuando criticó que los ciudadanos publiquen en redes sociales videos de hechos de violencia e inseguridad, como el asalto a una taquería en el centro de Cuernavaca. “Mejor ayuden o llamen a la policía” dijo la dama que en días pasados afirmó que el robo de llantas es por culpa de la gente que deja sus autos en las calles.

En materia de seguridad el estado igual que el país vive una tragedia sangrienta. En la capital la situación se combina con la torpeza verbal de una jefa de policía insensible, incapaz y arrogante.

·         post it

El presidente del poder judicial de Morelos parece estar decidido también a combatir la corrupción; desde hace tiempo había advertido faltas en el manejo financiero de su antecesor y ahora ha dicho que por la vía penal buscará que Rubén Jasso pague por las irregularidades cometidas como titular del TSJ.

Hay omisiones en el proceso de entrega recepción, faltantes financieros y recursos económicos que podrían haber sido mal manejados o desviados, afirma Jorge Gamboa. “El expresidente tiene hasta fin de mes para solventar las irregularidades o procederemos por la vía penal”.

Bien por Gamboa.

·         redes sociales

“También deben avanzar las carpetas de investigación contra Graco Ramírez” dice el secretario de gobierno Samuel Sotelo.

¿Avanzaran?

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