Punto kairo - Maestro digital

En opinión de Juan Salvador Nambo

Punto kairo - Maestro digital

Ser maestro de cualquier plataforma en línea implica una serie de responsabilidades que dan un toque especial y, obviamente, identidad. En primera instancia, conocer sobre la educación por competencias y sus principales estrategias didácticas, como, por ejemplo, el aprendizaje basado en proyectos, los sociodramas, portafolio de evidencias, organizadores gráficos, seguimiento de tareas, entre otras (Ortiz & Martínez, 2017).

Los desarrollos de estas plataformas virtuales de aprendizaje avanzan de tal manera en México que, a nivel Iberoamérica, es el mayor productor de cursos en línea (Pérez-Álvarez; Maldonado; Rendich; Pérez-Sanagustín & Sapunar, 2017), cursos cuyos docentes, denominados facilitadores o tutores virtuales incluyen el uso de las redes sociales, simuladores, juegos digitales, podcast, editores de video, inteligencia artificial, entre otros.

Así, no sólo será un sistema de formación en el que se eliminen las barreras de distancia y tiempo (Ricardo 2016), sino que se logren avances que permitan ir más allá del cambio de conductas o cogniciones del alumno (por consecuencia también del docente) y responder a las nuevas necesidades de una sociedad del conocimiento que demanda nuevos procesos de formación (Grosso, 2017; Tobón, 2017). En definitiva, como lo señala Cabello (2017): “la ciudadanía global aparece como un recurso retórico importante entre las instituciones globales e incluso entre la ciudadanía, que compra la idea de ser un ciudadano del mundo” (p. 12).

Lo anterior, agregado al contexto de pandemia que vivimos en la educación superior en México (Nambo & Chavez, 2020), representa un desafío importante para una sociedad del conocimiento que busca que las personas trabajen colaborativamente para resolver los problemas en el contexto y mejorar las condiciones de vida con una visión global, compleja y sistémica, teniendo como base las tecnologías de la información y la comunicación (Cabrero et al., 2020). 

En un estudio denominado Proyectos formativos: Una alternativa didáctica en entorno virtual para la enseñanza de las ciencias en México (Nambo, 2021), se analiza el trabajo que realizan 15 profesores de ciencias en Morelos a través de una metodología de investigación acción para desarrollar proyectos de ciencias con sus estudiantes que permitían la solución de problemas de contexto. Dicho artículo muestra la experiencia de dichos docentes que cursaron la maestría en Enseñanza de las Ciencias de la Universidad Politécnica del Estado de Morelos, el cual puede encontrarse en el siguiente link: https://www.vivatacademia.net/index.php/vivat/article/view/1374 

El trabajo por proyectos ha permitido revalorar la labor docente. En este sentido, Barber y Mourshed en su obra Cómo hicieron los sistemas educativos con mejor desempeño del mundo para alcanzar sus objetivos, afirman que las experiencias de éxito de 25 sistemas educativos resaltan tres puntos por atender, para incidir en dicho desempeño de manera positiva:

– conseguir a las personas más aptas para ejercer la docencia;

– desarrollarlas hasta convertirlas en instructores eficientes; y

– garantizar que el sistema sea capaz de brindar la mejor instrucción posible.

Estos sistemas también dan fe de que pueden lograrse mejoras de importancia en los resultados en el corto plazo, y de que la aplicación universal de estas prácticas podría tener enorme impacto para la mejora de los sistemas educativos con dificultades.

Es decir, una gran parte del éxito de un sistema educativo depende de sus docentes. Por lo que es pertinentes la pregunta de Myriam Southwell en La formación docente. Complejidad y Ausencias (2009) sobre ¿Qué sentido tiene hoy enseñar? 

Enseñar, menciona la autora, es establecer una relación, esto es, construir una posición que no está situada en coordenadas predefinidas, fijas y definitivas sino una posición que sufre alteraciones y que busca e inventa respuestas. Esa relación se establece con la cultura, el poder, los saberes y sus formas de enseñanza; una relación con los otros y lo que ellos generan en uno, con la política y la sociedad; con el mundo de trabajo y las múltiples estrategias que desarrollamos para ubicarnos en él.

Históricamente existen, destaca Myriam Southwell, conflictos por definir respecto a quien pertenece la escuela, quien puede usarla y cómo deben incluirse a las familias y a las culturas locales. Si bien frecuentemente nuestro mundo y nuestra época suele mirar la escuela con un sentimiento de desasosiego, también es importante recordar que algunos de sus rasgos ofrecen potencialidades nuevas. ¿Qué posibilidades tiene hoy la escuela de dar claves para interpretar este mundo, y de no transmitir imágenes de desencanto? 

Se añora el pasado como si en él existieran todas las respuestas a la problemática actual, pero ¿Qué se añora cuando se tiene nostalgia de un tiempo donde la docencia tenía marcos de referencia más claros? La autora establece que el rol del profesor no puede ser pensado hoy como un rol escrito de antemano. 

El modo en que las formas de justicia y la protección de niños y adultos entra en juego en la vida escolar encierra una serie de cuestiones que no tienen respuesta prefijada, sino que cobran sentido en el devenir de la práctica, en un terreno de decisión que no está previa ni completamente cartografiado, afirma la autora.