Serpientes y escaleras - Política y dinero

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Política y dinero

 

Participar en política se ha convertido en un negocio muy lucrativo. Robas y nada pasa.

 

Política y dinero

Aunque por definición la política es una actividad relacionada con el ejercicio del poder público, la toma de decisiones, las relaciones entre las personas y las instituciones, la correcta distribución de recursos y el diálogo como instrumento para resolver problemas, en la realidad esta actividad tiene una fuerte y a veces indivisible relación con el dinero, las ambiciones y los intereses personales. Los problemas que enfrentamos en México no son por la política, sino por la manera como actúan los políticos.  

El ejercicio del poder y la administración pública no son una labor sencilla desde ningún ángulo que se les observe; las dos requieren de capacidad y experiencia, pero cotidianamente ambas se realizan a partir de ocurrencias, de improvisaciones, de intereses y sin tomar en cuenta aspectos técnicos, económicos, legales o sociales. Así es como comúnmente sucede, por eso la situación que estamos viviendo hoy en día.

Desde hace años en Morelos el ejercicio de poder ha quedado en manos de personas legítimamente electas, pero que en la mayoría de las ocasiones no cuentan con la experiencia, la preparación y el equipo necesario para realizar un buen trabajo. Aquí entra un aspecto sustantivo: los colaboradores. Muchas veces los gobernantes se hacen acompañar de amigos e incondicionales, arman su gobierno a partir de compromisos de campaña y suplen capacidad por complicidad.

Basta ver la situación en la que se encuentra la mayoría de los gobiernos municipales de la entidad para comprender el enorme daño que ha provocado la improvisación. Desde hace al menos un par de triénios las comunas están quebradas, sin recursos para realizar obra pública y los alcaldes junto con sus cabildos son sujetos de acciones legales que podrían destituirlos por el incumplimiento en el pago de laudos.

La mezcla para llegar a esta situación es simple: gobernantes incompetentes y complicidad política; la falta de pericia en el manejo financiero de las administraciones públicas se ha combinado con la contratación de nuevos créditos que sirven para abultar las carteras de los gobernantes en turno. Casi siempre ese dinero ha sido utilizado para cosas que no eran necesarias o acciones no contempladas en la ley, pero las irregularidades son omitidas porque quienes aprueban los empréstitos y los que fiscalizan los recursos se benefician económicamente de este tipo de cosas.

Lo que hemos visto en los últimos años es una cadena de equivocaciones y complicidades, de abusos, de omisiones y múltiples actos fuera de la ley en los tres poderes del estado. Los alcaldes llegan, roban y se van sin que nada pase; los diputados les aprueban nuevos endeudamientos a sabiendas que están utilizando de manera incorrecta los recursos públicos, los gobernadores son conscientes de los excesos en los municipios, pero no dicen nada porque ellos están haciendo lo mismo. ¿En quién podemos confiar?

En esta danza de complicidades los ciudadanos no estamos exentos de culpa porque somos nosotros quienes avalamos su llegada al poder a través del voto popular. Pensemos en quienes han sido candidatos en el pasado y los que quieren serlo en los próximos meses, ubiquemos a todos aquellos que se pasean mostrando su mejor sonrisa y negocian con los partidos para ser postulados.

De ellos vale la pena analizar su pasado, su trayectoria, su trabajo y en caso de haber sido ya un representante popular, lo que hizo cuando tuvo la oportunidad de servir a la ciudadanía. También valoremos el hecho que algunos de quienes buscan un cargo cargan una alforja llena de dinero para alcanzar su objetivo; en este último punto la reflexión es simple: Si gastan tanto dinero en una campaña es porque saben que van a recuperar sun dinero desde la posición que buscan.

El factor económico se ha convertido desde hace tiempo el eje central de la política: dinero en la campaña para comprar candidaturas y votos, dinero a través del cargo vendiendo y condicionando el voto, dinero desde una posición otorgando contratos… Quienes han accedido a un cargo público o un puesto de elección popular en el pasado reciente lo han hecho pensando en enriquecerse rápido, en hacer negocio con todo sin importar los compromisos de campaña o las necesidades de la gente.

La lucha por el dinero ha dado pie a la complicidad; no importa de qué partido hablemos, todos participan y todos se vuelven cómplices de la corrupción. Graco Ramírez denunció al “narcogobierno” de Marco Adame, habló de los negocios que hicieron a través de la administración estatal y de los múltiples casos de corrupción encontrados en casi todas las dependencias, pero a lo largo de seis años no hubo sanción a los supuestos ladrones y todo quedó en declaraciones.

Lo mismo ha ocurrido en los municipios porque la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización, dependiente del Congreso del Estado de Morelos, ha sido un instrumento de negociación con los presidentes municipales, es decir, en lugar de identificar y sancionar las faltas las utiliza para extorsionar a los responsables. Todos saben que cualquier yerro cometido en la administración pública se resuelve con el personal de la ESAF; en Morelos es rentable desviar recursos porque todos saben que no hay castigo y en caso de ser investigado siempre es posible llegar a un acuerdo económico para no ser sancionados.

El problema actual de la política es que todo gira en torno al dinero; las comunas están quebradas porque las administraciones pasadas abusaron de las finanzas públicas, heredaron pasivos impagables y muchos de los actuales gobiernos en lugar de resolver el problema se han dedicado a ahondar la crisis.

La participación en política es atractiva porque se trata de un negocio muy lucrativo, porque la gente sigue votando sin pensar y porque los involucrados se han dado cuenta que es posible hacer todo sin que haya consecuencias.

Mientras los órganos fiscalizadores no actúen, mientras los corruptos no paguen y mientras los ciudadanos sigamos avalando con nuestro voto este tipo de acciones todo va a seguir igual.

En un ambiente de crisis múltiple y generalizada, la política y los partidos políticos son los negocios más rentables y seguros de todos.

  • posdata

El desgaste del gobierno de Cuernavaca es visible, inocultable. La administración que encabeza Morena en la capital se ha convertido en la más cuestionada y repudiada de todo el estado, porque cotidianamente se mete en problemas y es incapaz de comunicar adecuadamente las acciones que realiza.

Antonio Villalobos ha tratado de salir al paso de los conflictos, pero la falta de equipo y planeación no le ayuda; el edil se mueve entre los escombros, intenta sortear el vendaval con expresiones coloquiales y presencia en las calles, pero frente a ello aparece la notoria incapacidad de quienes deberían ayudarlo en las diferentes áreas.

Todos los días aparece un problema nuevo en la ciudad: los baches, la tala de árboles, la falta de alumbrado, las extorsiones de los inspectores, la burocracia municipal… todo ocurre a plena vista y con cargo directo a la imagen del alcalde.

El presidente municipal se asume como una víctima, como un perseguido político de quienes ven en él a un personaje fuera de serie; lo que no entiende Villalobos es que sus problemas inician dentro de su gabinete, en su área jurídica, en la administración, en desarrollo sustentable, en comunicación, en obras, en el sistema de agua…

Si el edil entendiera e lo que pasa en su gobierno y tomara decisiones no estaría en la situación en la que se encuentra; sus colaboradores no necesitan dar excusas sobre su incapacidad porque es el propio presidente municipal se encarga de justificarlos.

Lo que vemos actualmente en Cuernavaca es terrible y ha trascendido la frontera estatal; en la última visita de Andrés Manuel López Obrador a Morelos quedó de manifiesto que el presidente de México no quiere cerca al alcalde de Cuernavaca ni avala sus acciones; Morena mismo, su partido, le ha dado la espalda desde hace tiempo y son ellos a través de sus diputados quienes exigen su dimisión al cargo.

Antonio Villalobos Adán ha cometido demasiados errores y sigue sin querer darse cuenta; su estrategia es la victimización y la autocomplacencia, aunque nadie lo considera víctima de nada, ni está de acuerdo en las excusas que todos los días ofrece.

Si fuese menos arrogante y ególatra, el munícipe buscaría bajarle tres rayitas a la crisis que ahora enfrenta, pero como no lo es, seguirá por el mismo camino y enfrentará la embestida de todos los que se benefician con su caída, de todos a los que ha lastimado, de todos a los que políticamente les estorba, de todos a quienes decepcionó y de todos a los que personalmente les cae gordo.

El alcalde no se da cuenta que puede ir a la cárcel y lo pueden obligar a resarcir el daño económico que le ha provocado a la ciudad. Alejandro Vera es un claro ejemplo de lo que le puede suceder si no reacciona.

Con este escenario tan deplorable ¿Como piensa Morena volver a ganar en Cuernavaca?

  • nota

Poco a poco se fija la idea de que el gobernador Cuauhtémoc Blanco perderá el control del próximo congreso. Hace unos meses se hablaba de lo difícil que le resultaría a su partido ganar la elección, hoy se da por sentado que perderá por todos lados.

La nueva idea que se plasma en el imaginario colectivo es que tras la derrota será enjuiciado y deberá dejar el cargo.

El tiempo confirmará si la percepción se convierte en realidad.

  • post it

La Fiscalía General del Estado de Morelos informó a través de un comunicado de prensa sobre los hechos ocurridos la mañana del sábado en e estacionamiento del hospital de Zacatepec, donde fue encontrado sin vida al interior de un vehículo calcinado el cuerpo de una persona que más tarde se identificaría como el médico David Armando Suayfeta Méndez. Según la dependencia NO se trató de un hecho violento, ni fue un incendio provocado, sino un accidente. La dependencia aclara que NO se encontraron agentes externos que provocaran el siniestro, por lo cual concluye que el incendio no fue intencional. En síntesis esto es lo que narra:

  1. La persona salió a descansar.
  2. Se quedó dormido y encendió el aire acondicionado (en ese órden).
  3. Se inició un corto circuito que provocó un incendio.
  4. Inhaló humo y murió.

Del mismo incidente el Instituto Mexicano del Seguro Social dio a conocer su versión sobre ocurrido en un vehículo dentro del estacionamiento de la representación del IMSS Morelos en el HGZ No. 5 de Zacatepec a través de un boletín. En ninguna parte del comunicado hace referencia a la muerte de un médico, ni expresa pena o apoyo de ningún tipo para los familiares de la víctima. A la letra dice:

  1. No hubo afectaciones a las instalaciones ni a los servicios médicos que presta el instituto.
  2. Lamenta lo sucedido y ofrece todo el apoyo A LAS AUTORIDADES ESTATALES para resolver el hecho”.

Leer el primer comunicado deja la sensación de que algo no cuadra en la historia ¿Por qué el médico salió a descansar en el estacionamiento en lugar de quedarse dentro del nosocomio o irse a su casa? ¿Accionó dormido el aire acondicionado? ¿Nadie se dio cuenta que la camioneta se comenzaba a incendiar? ¿El doctor no fue capaz de reaccionar a pesar de la intensidad del fuego y de que se estaba quemando?

Y luego viene el segundo boletín, en el que de manera escueta la dependencia federal comunica que se quemó un auto en su estacionamiento, una persona murió, pero afortunadamente no hubo afectaciones materiales; se solidariza con las autoridades, pero olvida a los familiares y a la víctima.

Quienes elaboraron los boletines merecen una mención especial; el primero por acatar órdenes a pie juntillas y redactar historias fuera de toda lógica y el segundo por ocupar un cargo sin tener capacidad, preparación, ni sensibilidad para ello. 

Es la vida a través de los boletines.

  • redes sociales

La tala de un árbol centenario en la colonia Vista Hermosa ha desatado una ola de comentarios críticos al gobierno municipal. Se trataba de un árbol en medio de una amplia calle en una zona poco transitada que se convirtió en parte del paisaje tradicional de la capital y por su belleza era postal de todos los que pasaban por el lugar.

Algunos defensores oficiosos del ayuntamiento justificaron a través de bots en redes sociales que la tala fue en respuesta a una petición ciudadana y anexaron un oficio que supuestamente avalaba sus dichos; el documento es una copia simple escrita a mano que dice que el árbol estaba seco y representaba un peligro para la gente, aunque la dirección de dicho reporte es diferente a la del lugar en el que se encontraba el árbol en cuestión.

Es posible que el árbol centenario tuviera algún tipo de plaga o se hubiese secado (lo mismo ha pasado con otros árboles de la zona), pero el gobierno municipal no fue capaz de justificar sus actos o explicar su actuación; esa incapacidad para comunicar adecuadamente sus acciones le ha traído siempre una andanada de cuestionamientos.

El caso de este árbol es representativo de lo que pasa en Cuernavaca: un gobierno que actúa por ocurrencias, que no comunica bien y que al final queda mal con todos. Antonio Villalobos no solo se debe cuidar de sus enemigos, los primeros que lo empinan son sus colaboradores.

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