Serpientes y escaleras - Muchos candidatos
En opinión de Eolo Pacheco
Los obradoristas deben ponerse de acuerdo entre ellos; después irán contra todos los demás.
Muchos candidatos
El próximo proceso electoral en Morelos estará caracterizado por un enorme número de contendientes, campañas distintas y una pandemia que podría obligarnos nuevamente al confinamiento. Hay 21 partidos políticos con registro en la entidad y al menos una docena de ellos postularán candidatos en la mayor parte del territorio estatal. En Cuernavaca la historia no será diferente, aunque al final la competencia se reducirá a no más de tres aspirantes. La decisión en el 2021 es una: cambiar o seguir igual.
Hay una máxima en la vida, absolutamente aplicable en política: Nunca hay que ser el enemigo común de todos. Hacerlo es terrible, complica las cosas y vuelve imposible atender todos los frentes, además de que quita tiempo para atender los asuntos verdaderamente importantes.
Con todo y su experiencia Graco Ramírez cometió el error de convertirse en el enemigo común y al hacerlo no solo tuvo que dedicar mucho tiempo, dinero y esfuerzo a pelear contra tantos adversarios, también redujo sustancialmente la fuerza y el objetivo de su gobierno se volvió irrealizable; imposible triunfar en una batalla contra todos los demás.
La del 2021 puede ser una locha electoral en donde todos irán en contra del sistema, entendiendo este como los gobiernos de Morena y los de sus aliados. Es natural que en cada elección el adversario a vencer sea aquel que está al frente de las instituciones, pero algunas veces la lucha se hace personal porque las diferencias políticas se pasan al terreno individual y el odio se vuelve el hilo conductor de los discursos de campaña.
En Morelos la batalla natural de la oposición será contra Morena, pero en ciertos casos muy concretos la cruzada se volverá íntima en contra del régimen, de su titular y de aquellos que lo representen en las urnas. La historia se debe leer en dos sentidos: por un lado el Movimiento de Regeneración Nacional, cuya representación en Morelos es mediocre, insulsa, carente de liderazgo y como tal ha omitido la importancia de realizar un trabajo político dentro y fuera del partido. Luego está el PES.
En algunos municipios la lucha de Morena será contra los morenistas, contra todos aquellos que no quedarán conformes con la forma como de decidan las candidaturas y los procedimientos que implemente el partido para armar las planillas. Nada nuevo bajo el sol: desde su creación el Movimiento de Regeneración Nacional ha batallado para contener los ímpetus de sus militantes, para poner orden en sus filas antes, durante y después de los procesos y para salir unidos a campaña. Lo saben hacer cuando se trata de apoyar a López Obrador, pero les resulta imposible lograrlo si el candidato es alguien más.
Pero los problemas de Morena no terminan ahí: la alianza con otros partidos es un motivo más de conflicto, especialmente cuando se habla del Partido Encuentro Social; ahí la situación es mucho más difícil porque el rechazo al PES supera las diferencias internas y unifica a todos los grupos contra cualquier unión con el partido del gobernador.
Lo complejo es que esa coalición sí es posible porque desde México podría venir la orden para que se implemente. Para nadie es secreta la buena relación entre el gobernador Cuauhtémoc Blanco y el presidente Andrés Manuel López Obrador y pocos dudan que si el futbolista lo solicita, el líder moral de Morena dará indicaciones para que la alianza se lleve a cabo.
Desde la elección del 2018 cuando se creó la coalición Juntos Haremos Historia, la alianza en Morelos con el Partido Encuentro Social fue difícil, porque nadie se ocupó de operarla políticamente con los morenistas locales y después de que se concretó los candidatos del PES nunca portaron la playera de Morena ni incluyeron a esa militancia en su proyecto de gobierno. Peor: después de alcanzar la victoria en la gubernatura el discurso oficial ofendió al obradorismo: se ganó por la popularidad de Cuauhtémoc Blanco, no por la fuerza de Morena o de López Obrador.
Con estos antecedentes llegamos al 2020. En dos años la relación entre Morena y el PES no ha mejorado, por el contrario, la distancia entre ambas estructuras se ha ampliado porque ninguna de las dirigencias se ha interesado en hacer sinergia. Gerardo Albarrán es una figura decorativa que obedece ciegamente las órdenes de Rabín y Radamés Salazar, tiene en completo descuido al partido, carece de liderazgo, no ha fortalecido la estructura ni se ha preocupado por fortalecer al morenismo local.
El dirigente estatal de Morena supone que el 2021 será exitoso porque la gente aún apoya al presidente Andrés Manuel López Obrador y consecuentemente volveremos a ver un voto en cascada en favor de los candidatos de Morena. Con esa lógica Albarrán ha descuidado el trabajo interno, no se ha interesado en estar cerca de sus representantes populares para verificar que se mantengan en la misma línea que el presidente, ni mucho menos ha trabajado en la identificación de buenos candidatos. Frente al desastroso desempeño de sus diputados, Albarrán aún confía que la ola obradorista impulsará nuevamente a cualquier candidato, no importa que tan malo sea.
En Encuentro Social la historia es distinta, pero con resultados parecidos. El partido estuvo olvidado por más de un año después de que ganaron la elección y hace unos meses trataron de darle vida con la designación de Jorge Argüelles Victorero como dirigente estatal. El diputado federal asumió el control de la institución, pero no ha realizado hasta ahora un verdadero trabajo de partido para fortalecer su estructura o definir una línea de actuación desde sus gobiernos o de sus representaciones populares.
Para Argüelles el camino ha sido la grilla superficial y un mal intento de manejo de medios que no incluye una agenda política definida, ni la atención de temas sociales. Las ruedas de prensa del PES se han convertido en un espacio para difundir las acciones del gobierno estatal y defender a su titular, para atacar a sus críticos y para despreciar a los dirigentes estatales de los partidos, empezando por el de Morena.
Localmente Jorge Argüelles no hace trabajo político, si acaso replica la fallida estrategia de Rodrigo Gayosso de sentarse con algunos personajes de otros partidos y de comprar voluntades para lanzar uno que otro petardazo para llamar la atención. El trabajo de fondo, el que se necesita para ganar, el que implica establecer alianzas con distintos grupos y actores de la sociedad, el de establecer una buena relación con quienes podrían ser sus aliados en las próximas elecciones, identificar liderazgos que les ayuden a ganar credibilidad y tender puentes con otros actores de poder no se ha hecho.
En la dirigencia pesista, en la nacional y en la estatal, confían que la coalición se realizará porque así lo ordenará el presidente de México. Y puede ser que así sea, pero el costo de imponerla sin convencer a la base estatal de Morena sería muy alto para ambos partidos y pondría en riesgo la posibilidad de triunfo en las próximas elecciones.
Es ahí el punto medular del problema y el motivo por el cual la elección del 2021 será compleja para Morena. Sin olvidar el desgaste de los gobiernos locales y la pesada loza que cargará el candidato del Movimiento de Regeneración Nacional en la capital por los escándalos en los que se encuentra metido el alcalde Villalobos, un punto delicado de la historia está en la falta de operación política en las dirigencias de ambos partidos, en su incapacidad para dialogar y para llegar a acuerdos; imponer un acuerdo desde México no gustaría ni a la militancia ni a los simpatizantes obradoristas.
En el 2021 habrá muchos candidatos y muchos partidos compitiendo por todos los espacios, pero en el caso de la capital lo que veremos al final es una sola decisión con no más de tres opciones reales de triunfo.
Si queremos continuar por el mismo camino que vamos la vía es volver a votar por Morena y cualquiera que sea su candidato. Si de lo que se trata es de encontrar una alternativa diferente las opciones serán varias, pero no más de dos realmente sólidas para ganar la elección y para hacer un buen gobierno.
- posdata
Accedo a un estudio de opinión realizado hace unos días en la capital morelense de cara al proceso de selección de candidatos a diferentes cargos de elección popular. Es un trabajo serio y profesional realizado para consumo interno que no se publicará en ningún lugar, pero los datos que ofrece son valiosos.
Los autores del estudio, gente experimentada que ha trabajado en diversas campañas a lo largo del país y continúan realizando una labor profesional con distintas organizaciones públicas y privadas me explican lo que encontraron y aclaran que, sin ser determinante aún, el muestreo permite tener un panorama previo al siguiente proceso electoral en Cuernavaca.
Con su permiso comparto algunos datos generales sin abundar en detalles, porque el objetivo de esta encuesta no es destacar a nadie en particular, ni fue patrocinada por ninguno de los aspirantes a los diferentes cargos de elección popular.
El primer dato interesante, aunque de ninguna manera sorpresivo, es que Morena aventaja la carrera por la capital de Morelos, aunque con solo unos cuantos puntos a favor de su más cercano adversario. Ahí se miden dos candidatos: Alejandro Mojica Toledo y Jorge Argüelles Victorero; el primero tiene más rentabilidad electoral, aunque si lo montan en el partido obradorista el legislador del PES también tiene posibilidades de ganar.
La segunda marca más atractiva para el electorado capitalino es Acción Nacional; ahí al que se mide es a José Luis Urióstegui, cuya rentabilidad es similar a la de Javier Bolaños. Juntos en la misma fórmula, el primero en la candidatura a la presidencia municipal y el segundo compitiendo en un distrito local convierten al PAN en un serio aspirante a ganar la elección del 2021. Detrás de ellos aparecen la priísta Maricela Velázquez y detrás el empresario Gabriel Haddad; todos los demás no pintan.
El primer distrito federal también se mide tomando como participantes a Daniel Martínez Terrazas, Alejandro Mojica Toledo y Maricela Velázquez. Aquí la contienda electoral no es tan cerrada: la elección la disputarían el morenista y la priísta.
Un dato más: como partido político Morena sigue siendo el mejor posicionado, seguido por Acción Nacional y muy abajo todos los demás. El PRI carga un voto en contra muy alto y la suma del PRD a una alianza en lugar de impulsarlos los va a hundir más. Encuentro Social no existe, apenas logra un 1% (¡uno por ciento!) de conocimiento y además de que posee una mala imagen. De los partidos nuevos el MAS es el único que la gente identifica.
Hay muchos más datos que arroja este estudio, pero por respeto a los autores solo comento los anteriores. La conclusión que me deja el levantamiento llevado a cabo el fin de semana pasado es uno: nada se ha definido aún en la contienda municipal, aunque los partidos que se pelearán el control de la ciudad serán Morena y el PAN.
Aquí entra un elemento extra: si las cosas siguen por el mismo camino y la elección avanza con un empate técnico entre ambas instituciones, la suma de facto de otros candidatos y partidos puede hacer la diferencia.
De ahí la importancia de hacer política con los demás.
- nota
Un elemento extra en todas las encuestas, sobre todo en las que se llevan a cabo actualmente en todo el país, es el llamado voto oculto. Cuando aparece puede cambiar todos los escenarios, sobre todo si el rubro de los indefinidos aparece en una proporción mayor a quienes ya saben por quién van a votar.
Recordemos lo que pasó en Hidalgo y Coahuila.
- post it
Encuentro Social tiene en Cuernavaca un uno por ciento de conocimiento entre la población; otros estudios le conceden más, pero ninguno se atreve a darle más de un dígito en este rubro.
Aún aliado a Morena la lucha del PES por conservar el registro será ardua.
Imaginemos el reto representará al Partido Encuentro Solidario (el PES2) ganarle al menos un distrito federal a Morena.
¿Para qué mandaron a Ulises Bravo a esa cruzada? ¿Por qué aceptó?
- redes sociales
A pesar de todos los pronósticos el semáforo epidemiológico de Morelos se mantendrá en color naranja por las próximas dos semanas. Nuestro problema no ha sido solo el comportamiento de algunos paisanos frente a la pandemia, sino el hecho de que tenemos muchos visitantes que nos traen el virus.
La mejor manera de prevenir esta grave enfermedad es quedarnos en casa. Hay que hacerlo por uno y por los demás.
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