Secreto a voces - Los amos del mundo bajo amenaza…

En opinión de Rafael Alfaro Izarraraz

Secreto a voces - Los amos del mundo bajo amenaza…

Una de las razones por las que las empresas decidieron trasladarse de Occidente hacia el continente asiático fue que no podían mantener el ritmo de ganancias que la posguerra le permitió en las primeras décadas. Lo anterior, debido a que sacrificaron parte de sus ganancias en prestaciones laborales con el fin de protegerse del ascenso soviético y de la popularidad que, en un mundo de pobreza, resultaba atractivo para los pueblos pero que, para lograrlo, deberían acudir a sus métodos revolucionarios contra el capital.

Fueron los trabajadores y la clase media estadounidense y europea la que perdió empleos, ingresos y sus condiciones de vida se vieron afectadas. La idea de recuperar altas tasas de ganancia, pensaron las élites occidentales, era llevar las fábricas a naciones con la mitad de la población mundial y mano de obra que vivía en la pobreza. Al interior de las naciones de occidente, como en EU, quedó una población con una importante clase media y la población trabajadora abatida por la decisión de las élites.

El traslado de empresas al continente asiático se hizo acompañar en Occidente de lo que conocemos como el modelo neoliberal de economía de mercado, globalizador. Una manera de ocultar narrativamente los intereses del capital de occidente: dar un golpe a los niveles de vida de la población que el modelo bipolar había obligado a sostener con ciertos beneficios en todo el mundo para la clase obrera y otros segmentos de la población. En específico: crear una pobreza mundial que ajustara los estándares de vida occidentales a los de la preguerra. El capital financiero como operador mundial de un modelo militar que EU sostenía.

Vistos los hechos de manera retrospectiva fue un éxito su estrategia en términos políticos. El bloque soviético fue derrotado y de sus cenizas surgieron dos modelos. Uno, el soviético que derivó un modelo de economía privada pero regulada por el Estado. En China, un Estado que combina la propiedad estatal con el capital privado, pero en donde predomina el poder del Estado, como en Rusia. Son modelos vinculados a una tradición histórico/cultural, que no es el tema. Pero, en nada se parecen al modelo soviético anticapitalista del siglo pasado.

En términos históricos, funcionó la estrategia. A occidente y particularmente a EU se le debe atribuir la derrota del modelo soviético anticapitalista. Sin embargo, como clase, a occidente le falló la estrategia si se contempla de manera conjunta a los poseedores de capital. No existe un riesgo de que el “virus” anticapitalista se extienda por el mundo, por lo menos de momento. Pero, por otro lado, también es verdad que no todo les salió bien a los que se han considerado “los amos del mundo” que son los que elaboraron aquella estrategia de llevar la producción industrial a China.

Lo bueno, el interés por detener la tendencia de la caída de la Tasa de Ganancia se detuvo enviando a las empresas hacia el oriente del mundo. Aunque amerita un análisis por sector industrial el PIB mundial de los BRICS se calcula en cerca de un 40 por ciento, superando al G7 que integra a los países industriales de occidente, entre ellos a Estados Unidos. Mientras la producción mundial es del 50 por ciento a nivel mundial tomando en su conjunto a los países que integran los BRICS a nivel mundial. Ahí se concentra también actualmente las materias primas básicas para la producción de bienes.

Lo malo. La estrategia derivó en algo más que un simple traslado de la producción hacia Asia. Lo que realmente impactó la acción de llevar la producción hacia el Oriente es que ha dado lugar a un cambio de época: el fin de la supremacía de la cultura occidental sobre el mundo. Es decir, si bien es cierto que EU y Occidente lograron detener la amenaza que representó el proyecto soviético lo cierto es que ocasionó un cambio cuyas consecuencias todavía están por verse, pero una cosa si es cierta: los que decidieron llevar la producción al oriente no salen bien librados.

Ganaron como clase, de momento, pero como poder de los amos del mundo occidental están al borde de lo que será una derrota no de EU sino del proyecto cultural occidental cuyo poder va de Occidente a otro continente con una cultura distinta a la que hemos vivido durante los últimos 500 años. Occidente ha sumado una serie de derrotas que van desde Vietnam hasta el reciente conflicto entre Irán e Israel. Pero la más importante es la que se ve venir es el fin del proyecto “civilizador” de Occidente.

Para detener la derrota histórica que están a punto de vivir han actuado de la manera más vil utilizando al pueblo ucraniano en una guerra desigual con Rusia. Millones de vidas del pueblo ucraniano han sido sacrificadas para servir a intereses que nada tienen que ver con un pueblo que fundo la nación rusa pero que lo han colocado como su principal enemigo, creando una narrativa infame. Ahora, los que se creen los amos del mundo, para comprometer a Trump en la guerra, Israel generó otro conflicto con Irán del que salió nuevamente derrotado EU.

Al interior de EU los que se creen los amos del mundo están confrontados con una corriente petrolera y nacionalista que representa Trump. Estos últimos quieren regresar al pasado de EU que vivió su época dorada durante la posguerra porque era la nación considerada la “fábrica del mundo”, que ahora lo representa Asia. A las empresas no les interesa regresar porque las materias primas que requieren para producir están en Asia, allá se encuentra mano de obra barata y cierta estabilidad que Trump no les puede brindar pues en las elecciones presidenciales se puede ir.

Algunos “memes” chinos dieron en el “clavo” cuando hace algunos meses, justo cuando Trump anunció las tarifas arancelarias para todos los países del mundo. Ahí, aparecían unos americanos, blancos, con sobrepeso, frente a unas máquinas de coser, como empleados de alguna empresa maquiladora. La imagen creó un imaginario que choca con la realidad en donde ese tipo de empleos (clandestinos, en algunos casos) son en los que se ocupan sobre todo las mujeres migrantes por ejemplo de México o de Centroamérica que ganan salarios inferiores a los que se deberían de pagar (Chris Tilly).

La “guerra contra los migrantes” en EU tiene otro trasfondo que es la de crear una narrativa que asocie la criminalización de estos sectores de la población combinando el empobrecimiento de la clase media blanca y, bajo esa lógica, empujarlos a ocupar empleos precarios con bajos salarios. Es una manera querer detener la caída de la tasa de ganancia del capital motivado por los antiguos elevados salarios y prestaciones. Pero para ello requieren no únicamente derrotar a los migrantes sino también a la propia clase media blanca estadounidense, condición que no ha ocurrido. Dice Richard Wolff que desde 2009 los salarios para los segmentos bajos de la población estadounidense no se han modificado estén gobiernos demócratas o republicanos.

Este es un propósito común de globalistas y petroleros estadounidenses: convertir a la potencia única que fue EU en un lugar en donde segmentos de la población blanca también se ocupe de los trabajos que generalmente son cubiertos por migrantes. No es nuevo, esto viene ocurriendo desde los años setenta del siglo pasado y se ahondó con las estrategias de Reagan y la señora Thatcher (en EU e Inglaterra, respectivamente) contra los trabajadores de sectores clave de la economía como la industria automotriz, bancarios, empleados de líneas aéreas, correos, porque venían el mundo financierista, “ecológico” y de las tecnológicas.

Una recomposición de la Tasa de Ganancia de las empresas al interior de EU implica derrotar a la clase media estadounidense que ha sido empobrecida (y engañada por dos partidos que de fondo persiguen lo mismo), pero no derrotada. Por lo pronto, abandonan a Trump.