Serpientes y escaleras - Cuauhtémoc, el hijo pródigo

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Cuauhtémoc, el hijo pródigo

La opinión pública ya lo juzgó, pero Morena puede hacer valer la impunidad

 

Cuauhtémoc, el hijo pródigo

La denuncia por intento de violación en contra de Cuauhtémoc Blanco colocó al futbolista en la agenda nacional; la fama del jugador provocó que muchos opinaran sobre su caso e hizo que sus seguidores callaran, pero Morena aún puede protegerlo. Esta semana se suponía que la cámara de diputados votaría la solicitud de desafuero, pero el presidente de la comisión instructora ha dicho que por algunos “detalles técnicos” el tema se pospondrá. ¿Continuará la protección?

Al exgobernador le gusta la polémica, la provoca y se burla de los problemas porque sabe que su fama ha sido desde hace muchos años una barrera infranqueable. Como jugador de futbol destacó por sus cualidades y actitud, pero también por su carácter iracundo, por su irreverencia y los escándalos en los que se metía dentro y fuera de la cancha.

Como político la historia no fue distinta: se ausentaba constantemente de sus responsabilidades, se enfrentó con todos los que opinaban distintos, hizo del gobierno un refugio laboral para amigos y familiares, lucró con las instituciones y permitió que el estado se corrompiera.

Lo que hizo Blanco Bravo como jefe del ejecutivo puede no ser muy distinto a lo que han hecho muchos gobernadores en México y quizá no es peor que lo que hizo Graco Ramírez. La diferencia es la fama que tenía antes de que se incorporara a la política y que se mantiene después de que concluyó su periodo como jefe del ejecutivo.

El reconocimiento público que acompaña al tepiteño deriva de su trayectoria como jugador profesional de futbol y el impulso que le dieron los medios de comunicación. Dicho por algunos técnicos que lo dirigieron, Cuauhtémoc Blanco no es el mejor jugador por sus cualidades técnicas, pero destacó por su personalidad, por la entrega que tenía en la cancha y su capacidad de inspirar a las masas.

El americanista fue exitoso, pero no disciplinado como Cristiano Ronaldo o Leo Messi, que cuidan su imagen y evitan escándalos que manchen su carrera. El mexicano es valemadrista, entrón e irresponsable: como deportista recibía constantes llamados de atención y como figura pública se caracterizó por sus francachelas, sus excesos, por tener múltiples relaciones amorosas y roce constante con figuras relacionadas con la delincuencia organizada.

Su personalidad encajó perfectamente con la afición americanista, que no juzga el abuso del alcohol, simpatiza con los buscapleitos y ve con buenos ojos a un hombre poliamoroso; la tolerancia de sus seguidores ha sido un enorme blindaje para Blanco Bravo, motivo que además le abría puerta en televisoras, para que hablara a pesar de que su capacidad de dicción es sumamente limitada.

Como persona Cuauhtémoc Blanco nunca tuvo interés en ponerse límites y como gobernante mantuvo esa misma regla; al frente del gobierno de Morelos se volvieron comunes sus escapadas, las fiestas y los excesos; la agenda oficial era muy pobre en todos los sentidos y la convivencia del gobernador se limitaba a su grupo de amigos, porque no le interesaba interactuar con nadie más.

El cobijo del presidente Andrés Manuel López Obrador y su fama como futbolista lo volvieron un gobernador intocable; bajo su mandato Morelos entró en una espiral de problemas que comenzaron con el incremento exponencial de la delincuencia y la llegada de nuevos grupos delictivos. Paralelamente el estado dejó de hacer obra pública, la inversión privada escaseó y la corrupción se normalizó.

Nada de esto cambió la forma como el presidente lo veía y esta circunstancia incitaba a los cuauhtemistas a llevar las cosas al extremo: desde el principio fueron notorios los excesos, pero conforme avanzó el sexenio el estilo se volvió grotesco y el saqueo se hizo sin recato.

Los propios funcionarios hablaban de esto: la rapacidad en los servicios de salud era multimillonario y se reflejaba en la falta de medicamento en hospitales y clínicas, la obra pública se hacía a sobreprecio, de mala calidad y con las empresas selectas que pagaban por adelantado el “regreso” que se imponía. Lo mismo ocurría en la Ceagua, en la DGPAC, en Sedagro, en Filatec y en casi todas las oficinas, por eso Edgar Maldonado describió lo que encontraron como una “corrupción generalizada”.

Pero ni la corrupción, ni la inseguridad, ni los vínculos personales del gobernador con narcotraficantes mermaron la protección presidencial, ni cambiaron la manera como los aficionados veían a su ídolo. La prensa destacaba lo malo, documentaban las faltas y replicaban las denuncias ciudadanas, pero en el timeline de los americanistas lo que prevalecía eran sus glorias como jugador.

Pero a pesar de que los aficionados mostraron apoyo total a su ídolo en los momentos más complicados de su periodo como gobernador e hicieron de lado todas las acusaciones en su contra, incluso aquellas en las que se documentó su relación con líderes de la delincuencia organizada, la denuncia por intento de violación ha hecho que sus seguidores guarden silencio.

Y es que esa es nuestra realidad actual: ahora resulta más cuestionable un escándalo sexual o un señalamiento por violencia de género que la corrupción o tener vínculos con narcotraficantes. Cuauhtémoc Blanco confirma esto. La denuncia interpuesta en su contra por su media hermana ha tenido mucha más atención que cualquier otro escándalo en el que haya estado involucrado y logró lo que parecía imposible: que los americanistas callaran. Pero no contábamos con Morena.

Cuando se presentó ante el congreso federal la solicitud de desafuero por intento de violación la historia era una: el presidente de la sección instructora, enemigo personal de Cuauhtémoc Blanco, se mostraba seguro de que el tema avanzaría rápido y reiteraba que no había cabida para este tipo de acciones; ahora ese mismo personaje habla distinto y dice que el expediente tiene errores técnicos que impiden que la solicitud avance.

La viralización del tema ha colocado a Morelos en la mira nacional por un personaje que atrae reflectores y que, frente a la crisis, en lugar de actuar con prudencia, mantiene la misma postura beligerante y se burla del tema tratándose de ungir como un defensor de los hombres ante las acusaciones de las mujeres.

Políticamente hablando algo ha cambiado que a pesar de la opinión de un amplio sector morenista que ve con malos ojos a una figura arribista, sin capacidad profesional ni convicción; la fuerza del expresidente en el congreso federal, donde tiene mayoría, permitirá que una vez más Cuauhtémoc Blanco se salga con la suya.

El duelo en este punto no es entre grupos políticos, ni entre seguidores y críticos del futbolista, sino entre un partido político que pretende hacer valer su fuerza y sus votos en favor de un presunto violador y la opinión de muchas personas, grupos sociales, organizaciones de mujeres y analistas que reclaman que al acusado se le investigue como a cualquier persona.

En un México como el actual, donde la justicia se compra o se orienta desde los niveles más altos de poder, pensar que un personaje como Cuauhtémoc Blanco, amigo personal del expresidente Andrés Manuel López Obrador sea juzgado, es algo que parece impensable.

Lo que sí es posible y ya está sucediendo es que su figura sea sujeta de escrutinio público, señalada por sus abusos y referido como un violentador de mujeres. Morena a través de sus diputados puede frenar el proceso de desafuero bajo cualquier argumento, como el de los “detalles técnicos”, lo que no puede hacer es frenar el deterioro de su imagen ni cambiar la opinión que hoy tienen miles de personas de este personaje.

La fama del futbolista fue hace tiempo un valor agregado para la 4T; hoy sus le pegan al partido, a la presidenta y a la gobernadora.

·         posdata

Según el diputado Hugo Eric Flores, la solicitud de desafuero que envió la Fiscalía de Morelos en el caso del exgobernador Cuauhtémoc Blanco tiene “detalles técnicos” que impiden que el caso se resuelva esta semana, como lo había anunciado hace unos días.

El repentino cambio genera suspicacias: primero se veía decidido a someter a consideración el expediente junto con las pruebas aportadas y ahora refiere que no es prudente hacerlo porque hay que respetar el debido proceso, la presunción de inocencia y el protocolo jurídico.

Derivado de las múltiples voces que entraron a debatir el tema parecía que la solicitud de procedencia sería analizada con celeridad, pero al parecer hubo alguna indicación contraria que le metió freno al proceso e hizo que el presidente de la comisión instructora reculara.

Curiosamente quien ahora debe solventar los “detalles técnicos” y promover el juicio de desafuero en contra de Cuauhtémoc Blanco ya no es la fiscalía de Uriel Carmona, sino la de Edgar Maldonado.

Y aquí iniciará un nuevo debate, porque la coincidencia entre el ingreso de la solicitud de procedencia y la destitución del fiscal morelense fue considerada como una misma acción en defensa del futbolista; para la opinión pública el cambio en la FGE fue un acto de represalia contra quien intentó aplicar la ley, una acción ordenada directamente por la gobernadora.

Hoy la fiscalía responde a las órdenes de Margarita González Saravia ¿Qué va a hacer Edgar Maldonado con este tema? ¿Dejar morir la denuncia y consecuentemente cargar con el desprecio público por la protección a un agresor sexual o retomar el caso, corregir las faltas y dar celeridad a las investigaciones?

El tema de Cuauhtémoc Blanco no es solo judicial, se trata de un caso que genera polémica, combina múltiples intereses y ante el cual la opinión pública espera que, al menos, se le procese como a cualquier ciudadano.

La pelota está en la cancha del nuevo fiscal. Y de la gobernadora.

·         nota

A propósito del fiscal: la bienvenida para Edgar Maldonado no ha sido buena; los hechos de violencia que han ocurrido desde que asumió el control de la dependencia exponen el tamaño del monstruo que tiene enfrente.

Personalmente conozco poco al nuevo fiscal, lo considero un hombre decente, un profesional en su trabajo y una figura totalmente leal a la gobernadora. Las pocas veces que he platicado con él me causó buena impresión, aunque algunos de sus compañeros de gabinete insisten que se le subió el poder a la cabeza.

Nunca lo vi como un aspirante a la fiscalía y creo que nunca estuvo en su mente ocupar esa posición; me parece que entró de emergente y aceptó un reto de ese tamaño a petición directa de Margarita González Saravia, a sabiendas que esa responsabilidad iba a cambiar su vida y la de su familia.

Tomar el control de la fiscalía es una muestra de la lealtad de Edgar Maldonado con la gobernadora. Se sacó la rifa del tigre.

·         post it

“Haiga sido como haiga sido”, la 4T consiguió los votos necesarios en el congreso local para cambiar al fiscal.

El reto para el coordinador parlamentario de Morena, ahora, es mantener esos votos juntos y dar paso a las reformas y acciones que requiere el gobierno estatal para salir adelante.

·         redes sociales

Cuentan que la exsecretaria de seguridad pública de Cuernavaca no está contenta con su salida y que en privado contradice la versión del alcalde.

La lealtad no termina con un encargo: Alicia recibió una enorme oportunidad profesional y apoyo por tres años; si su salida no fue por motivos de salud, debería decirlo de manera pública… o reservarse sus comentarios para no generar un rumor que dañe a un hombre que le brindó su apoyo y la reconoce hasta el final, aunque sus resultados no fueron los mejores.

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