Sin rastro
En opinión de Carlos Morales
Mi sombra se está desangrando,
arrastra los pasos;
hace rato ya, que me perdió el rastro.
No pude esperarla,
el eclipse tiñó de magenta todo el silencio.
Mi sombra tiene una brújula colgada al cuello,
un reloj en el bolsillo y,
dos o tres monedas que recibió por su alma.
La ciudad está vacía,
la noche atiborrada de Dios.
Mi sombra me ha perdido;
la hirieron con un pistolete,
apuntaron justo al centro de su amargura.
No ha dejado testamento;
posee lo que yo poseo,
mas, me he quedado sin sombra,
y nada, nada me queda,
sólo un trago de esta fétida botella de amor,
lo beberé de un golpe;
me inmolaré,
antes de que la prensa voraz
se atavíe con la noticia de mi sombra muerta.
Mi cuerpo se está desangrando,
arrastro los pasos;
hace rato ya, que a mi sombra le he perdido el rastro.