Serpientes y escaleras - Cambios en el gabinete

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Cambios en el gabinete

El gobernador ajustó su primer círculo de gobierno ¿Qué debemos esperar de ello?

 

Cambios en el gabinete

El gobernador Cuauhtémoc Blanco hizo ajustes en su equipo, como se esperaba fueron separados el secretario de gobierno Pablo Ojeda y el jefe de la oficina de la gubernatura José Manuel Sanz; el primer relevo era previsible: Samuel Sotelo, consejero jurídico del gabinete y cercano al gobernador, el segundo fue un enroque sorpresivo, pero interesante: la secretaria de Hacienda pasó al lugar del ex representante del futbolista. ¿Qué podemos esperar de estos cambios?

La primera reflexión versa en la necesidad de modificar un equipo que desde hace tiempo funcionaba mal, en donde las pugnas internas habían superado la institucionalidad y se multiplicaba el fuego amigo; el ejercicio de poder desgastó a los integrantes del gobierno y la sucesión generó apetitos personales que comenzaban a hacer mella en la institución. Era momento de hacer un alto en el camino y oxigenar al equipo, como lo declaró Cuauhtémoc Blanco.

El relevo de Pablo Ojeda era esperado desde hace al menos dos semanas, pero solicitado por diversos sectores desde hace mucho tiempo; Ojeda Cárdenas nunca funcionó como se esperaba, primero porque a su secretaría le quitaron atribuciones legales para trasladárselas a la oficina de la gubernatura y luego porque sus ausencias y falta de relación con la clase política y la sociedad morelense se convirtieron en problemas para el gobierno y para su titular. Desde un tiempo a la fecha, dicen, el jefe de la política interna se prestó a otro tipo de intereses y junto con Hugo Eric Flores comenzaron a generarle conflictos al gobernador.

El caso de José Manuel Sanz es distinto, aunque también estuvo envuelto en grillas y diferendos personales; el jefe de la oficina de la gubernatura fue poderoso solo durante unos meses, hasta que se peleó con otros integrantes del gobierno y con el hermano del gobernador; entonces comenzó una etapa sumamente compleja, porque el funcionario inició una guerra de guerrillas a través de Gerardo Becerra que concluyó con una denuncia por enriquecimiento ilícito y desvío de recursos presentada hace algunas semanas ante la fiscalía anticorrupción y denunciada en la secretaría de gobernación. Pese a todo, por su historia y relación personal, anímicamente la salida de José Manuel Sanz debe haberle costado mucho al gobernador, por eso se prolongó la decisión.

Los relevos también tienen una lectura propia: Samuel Sotelo es un abogado inteligente y serio (la cara opuesta de su hermano Cipriano) que durante tres años ha sido institucional y evitó participar de las grillas internas; no es el más listo de los chicos listos del gabinete, pero desempeña su trabajo con sobriedad. El nuevo secretario de gobierno está lejos de ser un operador político, pero tiene cualidades humanas para comenzar a construir una buena relación con los diferentes sectores del estado, con todos aquellos a los que su antecesor no tomó en cuenta o en algunos casos agravió.

Mónica Boggio asume la jefatura de una oficina igual o más importante que Hacienda; su trabajo en el manejo de las finanzas del estado fue bueno, mejor que el de Alejandro Villarreal, pero sus habilidades políticas y su capacidad para construir acuerdos políticos pueden ser la razón para que el gobernador la colocara en un espacio desde el cual se puede mejorar la gobernabilidad y reconstruir la imagen del gobierno. Boggio Tomasaz es una dama muy preparada, inteligente y con la sensibilidad a flor de piel; su capacidad le alcanza para superar el trabajo de José Manuel Sanz y para monitorear lo que se haga con las finanzas del estado, pero para que eso suceda primero debe entender que su reto es hacer más de lo que formalmente implica su cargo.

Para el gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo este cambio conlleva un alto significado personal, porque se despide de las últimas dos figuras que llegaron con él a Morelos cuando inició su aventura política en la presidencia municipal de Cuernavaca; recordemos que José Manuel Sanz lo tuteló como candidato, lo acompañó en el gobierno municipal y más allá de su relación profesional dentro del ámbito futbolístico, estuvo a su lado en esta nueva etapa como representante popular. Durante años lo cuidó como su padre.

Pablo Ojeda apareció un poco después de que el americanista tomó las riendas del ayuntamiento de la capital, lo hizo frente a los ataques del gobernador Graco Ramírez y de su hijastro Rodrigo Gayosso; aunque la defensa pública del entonces alcalde capitalino la presentó Cipriano Sotelo, el verdadero trabajo jurídico, el diseño de la estrategia y el cabildeo para evitar que Blanco Bravo fuera depuesto estuvo a cargo del despacho de Ojeda.

Pasada la primera mitad de su sexenio Cuauhtémoc Blanco se ha quedado sin el acompañamiento de las personas que lo ayudaron a llegar y de alguien que lo conoce de toda la vida: José Manuel Sanz; de los que estuvieron con él desde el principio en la alcaldía de Cuernavaca solo queda Alexander Pisa, todos los demás son personajes y figuras que se fueron sumando en el camino, pero no están en su círculo personal, ni tienen la confianza que en algún momento le brindó a quien fuera su representante como futbolista y amigo entrañable. Independientemente de las razones, la salida de José Manuel Sanz le dolió al gobernador.

Con el relevo en la secretaría de gobierno y en la jefatura de la gubernatura inicia una nueva etapa en la administración estatal, una etapa muy importante para el estado y determinante para el gobernador y para su equipo. Lo que ha fallado en el gabinete ha sido la política interna y la supervisión del trabajo de los secretarios; la sustitución en esas dos oficinas era importante para acabar con los conflictos internos, pero también porque impedían que el régimen se conectara con la sociedad local.

La decisión de los cambios no se basó solo en el desempeño de los funcionarios, ni tampoco fue únicamente por sus resultados, si así fuera varios más deberían haber sido separados; el análisis de este ajuste versó en la urgencia de estabilizar al gabinete, de frenar el fuego amigo y preparar la salida. A Samuel Sotelo y a Mónica Boggio les corresponde poner en marcha esta estrategia, tienen que actuar muy rápido para recomponer el ambiente interno y mejorar el panorama externo; los primeros pasos deberán ser hacer política y comunicar mejor.

Por sus habilidades y preparación, la jefa de la oficina de la gubernatura podría asumir la tarea de recomponer el ambiente político, tejer alianzas y con ello disminuir la presión que desde hace años recibe el gobernador desde otros lados. En esta primera mitad del mandato han explotado muchos problemas por falta de análisis, porque no hay cabildeo político ni prevención de conflictos. Cualquier inconformidad social crece porque nadie la atiende y todos los problemas se intentan solucionar con manejo de prensa.

Si los nuevos funcionarios dimensionan el problema y trabajan en ello pueden hacer una buena mancuerna que ayude al gobernador en temas sensibles, pero sobre todo que mejore la relación política e imagen pública del gobierno. Samuel Sotelo es un abogado morelense, está identificado con la sociedad y es un hombre respetado; aunque no es un político experimentado, es capaz de dialogar con cualquiera y se deja ayudar.

Mónica Boggio llegó a Morelos hace apenas unos años, pero como titular de las finanzas estatales demostró que no solo está preparada académicamente para manejar los números, también es tiene una habilidad innata para construir puentes de diálogo y acuerdos que ayuden a Cuauhtémoc Blanco a tener un cierre de sexenio menos difícil que el que se avizora.

No existe una fórmula mágica para hacer un buen gobierno, pero si hay caminos obligados que las instituciones y sus titulares deben seguir para transitar en el ambiente de poder sin perder su relación con la sociedad. Hacer política y comunicar mejor es una fórmula básica para cualquier administración pública y es algo que los nuevos funcionarios deben implementar para recomponer las cosas.

Con Mónica Boggio en la jefatura de la gubernatura y Samuel Sotelo en la secretaría de gobierno el panorama para Cuauhtémoc Blanco puede mejorar mucho; ambos son institucionales y los dos trabajarán para el gobernador.

Un tercer elemento que les puede ayudar a este trabajo es Víctor Mercado.

  • posdata

Muchos esperábamos que con su habilidad mercantil y su capacidad para construir complicidades, Rubén Jasso se reelegiría como presidente del poder judicial de Morelos; apostaba por ello y a esa tarea dedicó la mayor parte de su tiempo en los últimos meses.

La sorpresa fue que otro magistrado le ganó la partida y terminó con el negocio familiar de los Jasso; con once votos contra siete Luis Jorge Gamboa superó a su minúsculo contrincante y dio el campanazo en una historia que parecía escrita.

Desde hace semanas diversas voces de alzaron en contra de Rubén Jasso por la ilegalidad que representaría su reelección: su periodo como magistrado concluye en un año y la presidencia a la que aspiraba supera ese plazo. Las acusaciones contra el actuar de su padre, a quien señalan de ponerle precio a las sentencias y cobrar un porcentaje de los juicios también se incorporaron al debate por la reelección. Desde antes de ser presidente Rubén Jasso ha sido señalado por este tipo situaciones, por actos de corrupción que incluyen, entre otras cosas, una historia de luminarias en algunos municipios.

Lo que pocos creíamos es que los magistrados le dieran la espalda a un personaje que se jactaba de tenerlos contentos y bien atendidos a todos: la fórmula de la presidencia de Rubén Jasso era básica, pero funcionaba: otorgó beneficios y posiciones a todos y así hasta los más críticos de su persona, como Carlos Iván Arenas, se quedaron callados.

Lo que espera al nuevo presidente del poder judicial no es sencillo, no importa la voluntad y buenos deseos de Gamboa; el Tribunal Superior de Justicia de Morelos es de los peores calificados del país en casi todos los rubros: en desempeño, en eficiencia, en operatividad, en modernización, en transparencia y por supuesto en honestidad.

Item más: el poder judicial de Morelos es un ente sin voz, sin capacidad de comunicar y expuesto permanentemente a los escándalos que provocan sus integrantes. Es secreto a voces que en el TSJ Morelos la justicia tiene precio y los impartidores trabajan para el mejor postor.

Ahí está el trabajo sustancial que deberá hacer el nuevo presidente, debe cambiar la imagen del poder judicial de Morelos y convencer a la sociedad que se acabó el comercio de la justicia.

Para que la imagen cambie, por cierto, lo primero que debe cambiar es el proceder de sus integrantes. Nada más, pero nada menos.

  • nota

El alcalde de Cuernavaca le está entrando a problemas reales, añejos y profundos de la ciudad; atendió el adeudo millonario con PASA, puso el dedo en la llaga en lo referente a La Ronda de Ocotepec y está decidido a superar la tragedia en la que se ha convertido el sistema de agua potable de la ciudad.

Todos estos temas están siendo atendidos personalmente por el presidente municipal, es él quien lo ve y resuelve, lo que implica dedicarles mucho tiempo. Frente a ello el resto de su equipo no se ve y su gobierno no comunica, de ahí que en este primer lapso de la administración la expectativa haya superado los resultados que se esperaban.

El cabildo decidió junto con el edil que se ratificaría a todos los miembros del gabinete, que les darían 8 meses más para dar resultados, sin que ello anule una evaluación o eventual relevo antes de ese tiempo. Dicen que no es un cheque en blanco, pero parece.

José Luis Urióstegui necesita hacer algunos ajustes en su planteamiento de gobierno: 1- Debe dejar claro que solo él gobierna. 2- Tiene que poner orden en su equipo y delegar más. Y 3- Necesita comunicar mejor su trabajo.

  • post it

Cuando Alejandro Villarreal dejó la secretaría de Hacienda, estuvo presente en el acto de transición. Ahora que se relevaron a los titulares de la secretaría de gobierno y la jefatura de la gubernatura no acudieron ni Pablo Ojeda ni José Manuel Sanz.

Saquen sus conclusiones.

  • redes sociales

Las cosas no han sido fáciles para la 55 legislatura desde que el congreso se dividió en diciembre pasado; de hecho, la convivencia entre diputados siempre es compleja por las distintas personalidades y puntos de vista que ahí convergen.

En medio de este entramado que involucra a los veinte legisladores, pero que ha lastimado más a once, hay un personaje que insistentemente ha tratado de mantener el barco a flote: Francisco Sánchez.

Aunque al principio fue uno de los actores clave en la historia del rompimiento, hoy el exalcalde sobresale por un comportamiento institucional y sus intentos por reconstruir la relación. Obvio, sin la disposición de la mayoría cualquier esfuerzo es infructuoso. Considero que el diputado Francisco Sánchez es un actor político que vale la pena y a quien hay que observar de cerca.

El lunes hablaré más sobre el tema.

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