Secreto a voces - Claudia, la primera PresidentA (24)
En opinión de Rafael Alfaro Izarraraz
Como que el triunfo de Claudia, como ella lo dijo en Querétaro, el haber ganado la elección interna cuando tuvo que competir con cinco hombres, no se le ha dado la importancia que merece. Desde luego, no sólo por el triunfo que en sí mismo es relevante, sino porque en otros tiempos lo que ocurrió hubiera sido imposible. Una competencia entre cinco hombres y una mujer, difícilmente hubiera salido airosa una mujer, como es el caso, ahora, de Claudia. ¿Qué pasó? Si, efectivamente, se ha debilitado el machismo, que consideraba a la mujer como inferior y eso se traducía en el desplazamiento de cargos reservados para los hombres como es el caso de la presidencia.
Existe algo más profundo. Un debilitamiento del machismo, pero va más allá del machismo y no está en contradicción con el debilitamiento de ese muro contracultural. La fuerza que ha tomado la participación popular en la vida política electoral y la conexión que ha ocurrido entre ese movimiento y Claudia Sheinbaum. En esa conexión existe un factor que es el eslabón que une a movimiento y Claudia: se trata de la fuerza social como eslabón clave: el Obradorismo. A esta conexión no se le presta relevancia en los círculos de la derecha opositora porque es reconocer lo que no quieren, la fuerza gravitatoria del obradorismo.
En Morena, también parecen pasmados, no se han dado cuenta del activador femenino que representa Claudia, inclusive pensando en el voto femenino si así se quiere ver. La derecha lo pasa por alto porque así conviene a sus intereses. Son millones de votos en juego y sobre todo, una campaña que será un activador del movimiento de movimientos sin el cual la violencia hacia las mujeres no podrá tener un muro que la detenga. De fondo, las implicaciones políticas que tendrá para México una presidentA mujer. No es solamente una Revolución pacífica sino también una revolución de la conciencia de las mujeres, con Claudia.
La importancia de la mujer en la vida política nacional no tiene necesariamente una ruta preestablecida en cuanto a cuál será el elemento activador y catapultador de los derechos de las mujeres, en una nueva fase. La llegada de Claudia a la presidencia significa y significará un cisma en la vida política local que ha pasado desapercibido pero que será un activador de los derechos de la mujer y la figura de Sheinbaum es clave en este punto ocupando el máximo cargo que existe en este país: como presidentaA. El discurso de Claudia en Querétaro es muy importante tenerlo presente porque nos ofrece claves de lo que veremos en el futuro.
Política y mujer se integran. La Cuarta Transformación tiene ahora un rostro femenino, el de Claudia, y esto es algo revolucionario. Su candidatura se encuentra eslabonado a una mirada de mujer proyectada hacia la vida política nacional. Se trata de una mujer que entiende muy bien la condición de la mujer en general y lo que viven las mujeres en nuestro país. Ha vivido como mujer las mismas circunstancias por las que atraviesan las mujeres en su condición de mujer y, esa condición, por el discurso de Claudia en Ciudad Juárez y Querétaro, se va traducir en políticas públicas que en el pasado no se proyectaban por la condición masculina de quienes ocuparon la presidencia.
Claudia ha expresado que desea que se le recuerde como la presidentA de la educación. Yo sinceramente, sin desmerecer de que así se le recuerde si ella lo desea, en los hechos y contra su voluntad, será recordada como la presidentA mujer de las y los mexicanos. Lo anterior, debido a que, todavía no dimensionamos el significado revolucionario que eso significará para una nación (ahora si será una Nación y no únicamente un país) gobernado por mujeres. Y aquí quiero destacar brevemente, que no es igual la figura de Claudia y la de otras presidentas de países latinoamericanos o desarrollados: Claudia es parte de una revolución pacífica.
El que sea la candidata de un movimiento que ha encabezado una revolución pacífica, es un signo distintivo del que carecen otras candidatas mujeres o presidentas que ya lo han sido de otras naciones. No es lo mismo Margaret Thatcher que Claudia Sheinbaum. La primera encabezó el arranque del modelo neoliberal en el mundo. Claudia, encabeza, la Revolución de las conciencias, en México. Inclusive, no es lo mismo que la candidata de la derecha en México, Xóchitl Gálvez. Esta última es, en chiquito, la réplica del programa de la Thatcher, en un escenario como el mexicano en donde los conservadores quieren recuperar el poder.
El cuerpo de mujer no se traduce automáticamente en pensamiento o conciencia feminista, como dicen las estudiosas del tema. Xóchitl, podrá ser mujer, pero su conciencia no le da para pensar en las mujeres. Claudia, representa, ir a contracorriente de las políticas neoliberales en México y algo más: el espíritu femenino. Claudia es sensible al hecho de que el neoliberalismo fue un modelo depredador de la vida social de los desposeídos y que no afectó a todos por igual, fueron las mujeres las principalmente impactadas por ese modelo que llevó a la quiebra a las instituciones que habían blindado socialmente a segmentos importantes de la sociedad mexicana y latinoamericana.
El aumento de la violencia general y de género, que es un fenómeno que acompaña al neoliberalismo, dejó su huella en las mujeres como ocurrió en Ciudad Juárez y los feminicidios en el país. Un hombre no hubiera iniciado su campaña hacia la presidencia como lo hizo Claudia, en Ciudad Juárez, el símbolo del modelo económico neoliberal que se impuso en México: empleos mal remunerados con violencia general y particularmente dirigida hacia las mujeres. Modelo que se extendió a toda la nación. Para ello no sólo era necesario ser mujer sino también el poseer un pensamiento crítico y una biografía vinculada a las luchas de las mujeres, como Sheinbaum.
La campaña de Claudia dejó ya una huella en la estrategia política electoral, la de dar los primeros pasos hacia la protección de las mujeres como ocurrió en Ciudad Juárez. La idea de crear Centros de Educación Inicial para apoyar a las mujeres que son madres en Ciudad Juárez, que será una primera medida que tomará al llegar a la presidencia. Los centros no serán la réplica de las antiguas guarderías que terminaron en el trágico suceso de la Guardería ABC que terminó con la lamentable muerte de niños inocentes. Guardería que, por cierto, había sido concedida a familiares del ex presidente Felipe Calderón.
Asimismo, anunció, la iniciativa de que se otorgará a las mujeres de 60 años y hasta los 64 una pensión que, inicialmente, será la mitad de lo que reciben los adultos mayores. Un millón de mujeres se harán acreedoras de este beneficio durante el primer año de mandato de Claudia. Y qué es lo que está detrás: sabe Claudia que las mujeres en esa etapa de la vida un ingreso económico les proporcionará autonomía y seguridad, así como un premio al esfuerzo y el trabajo que, todos lo conocemos: atender a los niños, la casa, el trabajo, el esposo, la familia, los nietos, entre otras tantas tareas que asumen en el hogar.
Pero, subrayó Claudia, en su discurso de Querétaro: lo que deseamos son cambios sustantivos entre las relaciones del hombre y la mujer en México. Queremos, expresó, que a las mujeres se les otorgue un trato como seres humanos. Por lo que habrá reformas constitucionales que consagrarán los derechos de la mujer en un plano que todavía estamos por descubrir pero que se pueden percibir en lo dicho por Claudia en Querétaro, un día antes de celebrarse el Día Internacional de la Mujer: liberar a las mujeres de la violencia masculina.
La Revolución de las Conciencias tiene un rostro de mujer y la Nación también la tendrá por primera ocasión en su historia.