Repaso - OPERATIVO MOCHILA, SIN RAZÓN PEDAGÓGICA

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Repaso - OPERATIVO MOCHILA, SIN RAZÓN PEDAGÓGICA

Después del lamentable suceso ocurrido en una escuela de Torreón, dentro de un prestigiado colegio particular, entre las noticias que se generaron como lamentable reacción de todo ello, es que los padres de familia no aceptaron la aplicación del programa denominado “Operativo Mochila”.

No es la primera vez que, después de algún hecho trágico en espacios escolares, se desencadenen opiniones que, para hacerme entender, concluirían con un “se los dije”, intentando legitimar la eficacia del “Operativo Mochila”.

¿En realidad ha resultado muy bueno? La respuesta nos la podrían dar quienes hayan investigado, en primer lugar, las cosas u objetos encontrados en las mochilas y calificados como potencialmente riesgosos. No sólo eso: saber qué acciones preventivas o remediales se efectuaron. No se trata solamente de “descubrir” lo que algunos alumnos lleven, sino emprender acciones formativas, asertivas, pedagógicamente recomendables.

Lamentablemente, no ha sido extraño que sólo se use para estigmatizar a niños o adolescentes. ¿Qué se les “decomisa” y qué hace la escuela con ello? Obviamente los casos extremos son objetos punzocortantes, armas de fuego e incluso alguna droga. ¿Son muchos los que incurren en esos hechos graves? Los que fuesen, ¿qué se hace con ellos?  ¿Se les expulsa? ¿Se les presenta a sus compañeros como potenciales infractores?

Ya se ve que únicamente abogar por la revisión de las mochilas con afán inquisitorial, no es suficiente. Es lo mínimo, pienso yo. La responsabilidad es lo que acuerdan hacer maestros, autoridades y padres de familia. Quedarse en el límite de niños problema y de plano inferir que le hacen daño a la escuela, no es lo más recomendable.

Lo que se ha propuesto, para empezar, es quitarle su carga fiscalizadora, “policiaca”, de búsqueda inconsciente de la maldad en algunos estudiantes. Por eso han sido varias las ocasiones en que el “Operativo Mochila” no se le acepta, en tanto que su orientación es buscar culpables y no niños o niñas con necesidad de ser atendidos y orientados. Sí, con firmeza, pero no con arrebatos enjuiciadores o moralinos.

La aplicación presuntamente inadecuada del “Operativo Mochila” ha orillado incluso a que organismos de derechos humanos intervengan para oponerse a la revisión que se lleva a cabo en esas condiciones carentes de sentido y de reorientación formativa, no criminalizada.

Hasta el momento, tengo la impresión de que no se le ha dado al clavo. Como que los funcionarios del sector educativo e incluso gubernamental, desdeñan las razones pedagógicas, de andamio para la toma de conciencia crítica y razonada, y sólo apoyan acciones dentro de ese operativo con clara intención estigmatizadora. Si ese es el caso, para nada cambian los resultados si las mochilas las revisan, policías, maestros, los alumnos a otros alumnos, o los padres de familia en las escuelas, como lo sugiere el actual secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán.

Concluyó: a la revisión de mochilas hay que quitarle la carga inquisitorial y convertir esa actividad en una oportunidad para aprender, para prevenir, para crear conciencia, para ayudar al desorientado. Para ello, repito, debe buscarse la razón pedagógica, razón que es la que menos atienden nuestras autoridades educativas, como las que tenemos en el estado de Morelos.

  • De refilón

¿Por qué no cambiarle el nombre y denominarla “La mejor mochila”? Implicaría un trabajo previo entre maestros y padres de familia, sobre todo, para que los estudiantes, por voluntad propia, participen comprometiéndose a tener todo en orden dentro de su propia mochila. Se podría al respecto, elaborar un proyecto sólido, didáctico, formativo.

E mail: profechon@hotmail.com