Punto Kairo - Ayotzinapa

En opinión de Juan Salvador Nambo

Punto Kairo - Ayotzinapa

El 26 de septiembre de 2014 se registró la desaparición de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. No se puede hacer luto nacional si la mayoría de ellos siguen en calidad de desaparecidos. Roberto González Villarreal, investigador especialista en el tema habló al respecto hace algunos años en una conferencia desarrollada en el Centro de Estudios Superiores “Lic. Benito Juárez García”· A continuación les mostramos parte de lo que señaló y que ayuda a comprender más sobre el tema:

La desaparición no es, voy a poner el ejemplo de Ayotzinapa, no es que los policías municipales se hayan llevado a los compañeros, eso es la detención, la aprehensión y su detención. Hasta ahí, no hay desaparición. Empieza a haber desaparición cuando los policías (cuando el ministerio público) las autoridades dicen ya no están aquí y no sabemos dónde están. Cuando Abarca y su esposa se van del pueblo y ya no sabemos, cuando se lleva toda una semana donde nadie sabe qué pasó, donde el gobernador dice, en el colmo de la ridiculez: el dos de octubre, 650 funcionarios de medio pelo del estado fueron casa por casa en Iguala y en Chilpancingo buscando a los desaparecidos.

Es el colmo de la ridiculez que una secretaria vaya a buscarlos. ¿Qué es eso? ¿Un distractor? Eso es la desaparición. Es la desaparición: distraernos, confundirnos, que pase el tiempo, que los testigos mueran, que se confundan los testigos, eso es la desaparición.  La desaparición es el conjunto de todas las prácticas institucionales, burocráticas, policiales, mediante las cuáles se hace perdedizo el destino de aquél que fue abducido. Eso es la desaparición, por eso lo de ayer es un insulto a nuestra inteligencia.

Ayer, cuando Murillo Karam dice que ya los encontraron y que están en dos bolsas y que son cenizas por una serie de tonterías que no voy a decir ahorita sino voy referirme estrictamente a la técnica, o mejor dicho a la táctica política, ¿Qué está diciendo? Ya no vamos a saber de ellos porque son cenizas y no se pueden identificar.

La tecnología de la desaparición es un proceso muy complejo donde hay una parte militar o policial que es “la abducción”, hay una parte más importante que es burocrática y política cuando el Ministerio Público dice: ya no sabemos dónde están, quién sabe quién se los llevó. Pero también cuando al final el procurador de la nación nos dice: ya no sabemos qué pasó con ellos porque son cenizas. En ese momento pretenden culminar la desaparición. De nosotros depende que los dejemos o que no los dejemos, porque no son 43, son miles.

¿Por qué evoluciona de 570 que dice el comité Eureka a cerca de 30 mil? Yo digo, por tres procesos.

Primero: la impunidad rampante. Si se sabe esto desde hace mucho tiempo y no se castiga ¿No es un permiso para que se sigan desapareciendo? Para seguir usando la práctica. Es un permiso social y político.

Segundo: el Estado fue el que inició esto. Esta tecnología la inició el Estado. Fue el Estado entendido como un entramado, como un enrejado, como una red de complicidades que va desde el policía hasta el presidente de la república, por eso es el Estado. Tiene concreción si uno lo ve así y en el largo plazo.

Tercero: porque el Estado le enseñó a la sociedad cómo desaparecer sin que ocurriera nada. Le enseñó la tecnología y le enseñó, como parte de la tecnología, la impunidad. En una época en donde las mezclas entre el Estado, el crimen organizado nacional e internacional, ya no son los que nos asaltan, no son esos. El crimen organizado forma parte ya de la economía y los registros que tenemos es que cerca del 80 por ciento de las actividades productivas en el país están entremezcladas con el crimen organizado y con la política. Estamos hablando ya de otra cosa. El Estado es el maestro del crimen y el crimen organizado es un discípulo, o mejor dicho, uno de sus tentáculos, una de sus vertientes. Contra eso es lo que debemos luchar hoy en día.

Roberto González es autor del libro editado por Terracota “Historia de la desaparición, nacimiento de una tecnología represiva" y quien ha formado parte de la Red de Estudios de Movimientos Sociales.

El investigador afirma que la desaparición es un fenómeno que a lo mejor no tenemos registrado cuando empieza: Yo les cuento que fue en 1969, hay quienes dicen que fue en 1968, pero hay unos archivos, yo los encontré, en el que el ejército los usaba desde los años 30, le llamaban a eso la práctica de la escoba, porque había que barrer a los indeseables al interior del mismo ejército.

Yo eso nomás lo he oído, no puedo decirlo, se sabe por los estudios de los argentino que el ejército Alemán tenía una práctica que se llamaba la noche y niebla en dónde hacían prácticamente desaparecer a judíos, homosexuales, gitanos, en fin.

Se sabe, yo lo que digo es que probablemente, pero con el nombre la detención, empieza un problema sustantivo, la desaparición existe como problema político, cuando fracasa la desaparición y cuando los padres, las madres, comité eureka y otras asociaciones estatales, empiezan a decir se lo llevaron y no sabemos dónde está