Columna Desde la Torre - Infortunio presidencial
En opinión de Roberto Enrique Rodríguez Guerrero
El derrumbe del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, está a la vista, el error del presidente de la República, fue el de abrir muchos frentes de batalla, la confrontación y la mentira es la principal característica de su gobierno, lo que motivó se desviara del proyecto social y económico, y no lograr detener el crimen organizado pactó con él; la bandera de campaña de combatir la corrupción, simuló desaparecer este flagelo, pero solo actuó contra sus enemigos políticos, dejando que su familia, funcionarios y amistades, colocaran en el Rankin mundial como el más corrupto entre 139 países; en lugar de achicar y hacer eficaz la administración, se metió en un embrollo que no tiene idea de cómo resolver, en ningún momento cruzó por su mente devolver al Estado la rectoría de la economía, frenar los abusos del mercado y de la iniciativa privada, quitando de tal manera la esperanza de tener una vida digna para las familias mexicanas, que en estos precisos momentos están angustiados por la falta pericia gubernamental para controlar los precios en los productos indispensables para sobrevivir, AMLO no logró mejorar el poder adquisitivo de los sectores mayoritarios, y lo que no se había visto en 36 años, hoy se tiene una inflación del 8.7%; fracaso total en el renglón que está afectando a la mayoría de la población, al no detener el crimen organizado, que dentro de la bitácora de asuntos urgentes, es el que debe de ser atendido y solucionado con una estrategia congruente con la realidad que vive la población y no con la óptica de vivir en un palacio protegido por centenares de militares. México 2022, es el gobierno más violento 126, 206, 84 asesinatos, al final del sexenio se tendrán aproximadamente 191 mil, AMLO, tiene una concepción distinta de la gravedad, afirmando que tiene resultados, que está tranquilo y optimista y que no va a cambiar de rutina, tampoco dejará de manipular al pueblo, a los más necesitados, quienes desconocen la fallida estrategia de seguridad. López Obrador presume su popularidad que contrasta con los pésimos resultados de su administración.
López Obrador afirma que es el presidente de la República que más ha trabajado, entregado de tiempo completo, negándose en aceptar que lo mejor para el país para contener la crisis agobiante, de inseguridad, optar por un modelo optativo que consolide y desarrolle una fuerza profesional de policías federales, fortaleciendo las estatales y municipales, para su desgracia y mayor para el pueblo mexicano, es que decantó entregar la seguridad pública a los militares, concentrando información, inteligencia y operatividad e infinidad de recursos que tienen a la cúpula de SEDENA hoy es una gran empresa empresarial que poco le importa la violencia desatada. El modelo anterior de policías con su errores, a diferencia del actual , era más fácil y congruente , que requería de una profunda profilaxis, garantizarles un marco jurídico a sus actividades, la mentalidad presidencial no alcanza para construir y mejorar lo que se tenía, para su administración es mejor desaparecer, destruir, creando el Frankestein de la Guardia Nacional, con más fiascos que aciertos, 170 mil elementos para apuntalar el poderío militar, para sostener la dictadura en nuestro país, soslayando el fracaso estrepitoso, primero con Felipe Calderón Hinojosa, posteriormente con Enrique Peña Nieto, y exponencialmente en este gobierno de la 4T, pensamiento, infantil o perverso, para hacer creer que los capos son seres humanos como cualquier ciudadano productivo, equivocada señal confirmada con la orden de defenderlos y cuidarlos como a todos los habitantes, burlándose en todo momento al emitir frases “ si se portan mal los acusaría con sus mamás o abuelitas, para que los corrijan”. La realidad es que pactó con el crimen organizado, que ante esta ventaja, se dedicaron a ganar más territorio y expandiéndose a los 5 continentes; ¿qué es lo que está dejando esta prerrogativa?, calles, negocios de las diferentes localidades con la escenografía de 90 asesinatos diarios, lo cual hasta el momento al presidente López Obrador es un tema que no está como prioridad en su agenda, para él es mejor nadar de a muertito, con dos vertientes según AMLO, para ganar tiempo y organizarse o dejar que la delincuencia organizada confirme el pacto que tiene con los militares, el gobierno federal aparentando que el dinero que regala a los jóvenes ya no migraran hacia estos grupos criminales, pero la triste realidad, arraigando el pensamiento de rémoras en una juventud que en nada le interese progresar y solo estar ávidos de los dineros que les proporciona “un programa social”, más bien electoral.
A la fecha no se tiene la unidad de inteligencia financiera para cerrar los circuitos del dinero, sin ser adivinos, el gobierno no lo implementa en razón que los principales funcionarios y militares dejarían de percibir millones de dólares, de ahí que en el horizonte se observa un lejano resolutivo que impulse una reforma judicial para sanear la corrupción en ministerios públicos y policías. López Obrador como lo manifiesta no se atreve a reconocer su fracaso y cercenar de raíz el cáncer de la inseguridad que lo atribuye al pasado, negándose a responsabilizarse de las atribuciones que tiene como presidente de la República. Su renuncia a poseer una corporación policial a nivel federal integrada por civiles es el vacío que la Guardia Nacional tampoco está cubriendo, organismo que confundió sus actividades que nada tienen que ver con amenazas a inseguridad nacional, naufragaron 170 mil elementos que no tienen futuro para enfrentar a la delincuencia con la presumible disciplina y entrenamiento militar, que jamás se sujetará a normas civiles, desde su creación respondió ante la SEDENA y no ante la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, el 80% de sus elementos pertenecen al ejército y a la Marina, desde el 2020 Luis Cresencio Sandoval , secretario de la defensa nacional asumió el control operativo, y coloca a este militar en el umbral para sentarse en la silla presidencial.
La última y nos vamos: AMENAZA FORMAL DE LA SEDENA; Si las fuerzas armadas regresan a los cuarteles, podrían generar problemas, advirtió el general Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional. Hay que ir con mucha precaución ya que los militares saben y están conscientes de los signos de ingobernabilidad y estar ante la presencia de un Estado fallido. Una dictadura militar es una forma de gobierno autoritario en la cual (en mayor o menor grado) las instituciones ejecutivas, legislativas y judiciales son controladas por las fuerzas armadas que impiden cualquier forma de control democrático y social, asociadas con el narco y funcionarios corruptos como los actuales, crearan por décadas inestabilidad política para la nación, difícil de rescatarla de la amenaza de la ideología seudosocialista, máscara de una dictadura comunista perversa, sacada del bote de la basura histórica por Andrés Manuel López Obrador, que confirma “AMLO es un peligro para México”.