Nosotros

En opinión de José María Román Román

Nosotros

Por TSJ: La Cara Sucia De La Justicia.

La aspiración a que sean las normas y no los intereses los que prevalezcan en la aplicación de las leyes es esencial para cualquier sociedad civilizada. En Morelos, la justicia, debe comenzar en casa de esa señora que está en la entrada del edificio del TSJ  y que tiene tapado los ojos y que  sostiene el fiel de una balanza que curiosamente en estos tiempos se inclina peligrosamente con el mismo desprestigio del resto de los dos poderes (legislativo y ejecutivo) que en conjunto integran el gobierno y que son parte de la base y sustento del concepto de estado, tal como lo define nuestra constitución de 1917.

El reducto de la discrecionalidad que debe prevalecer en ese poder, da mucho que desear cuando públicamente se esgrimen y desde luego ventilan los desacuerdos que entre sus titulares principales saltan a la vista. Los propios litigantes han exhibido las irregularidades que por desgracia cada vez se agudizan más por intereses políticos y por intereses particulares de los actores y funcionarios principales y eso no es prudente ni conveniente porque eso produce desconfianza y desde luego acrecienta el calificativo de que es lo injusto y no lo justo lo que se imparte en la casa de la justicia. El razonamiento debido a los recientes acontecimientos que son la suma de mas de3 dos años de controversias entre sus miembros no hace más que poner en tela de duda de que si eso pasa entre sus miembros, ¿qué no pasará entre los pedidores de justicia?

Todo lo anterior se acumula por el hecho de que recientemente se anuncia en el Congreso estatal por parte de Tania Valentina, titular de la junta política y de Gobierno del órgano legislativo cuando refiere que no es fácil tomar decisiones respecto a un juicio político que el abogado Leonel Díaz Rogel promovió contra la titular del TSJ María del Carmen Verónica Cuevas López que a la vez al parecer es también titular de un gremio religioso que no ha tenido empacho en exhibir públicamente en cuanto a su participación en los medios en el gobierno del izquierdista  y pésimamente recordado Graco Ramírez. Las acusaciones son serias, como serias han sido ya las diferencias que ha tenido con parte de los magistrados con los que debería de hacer equipo por encima de cualquier interés personal. El nepotismo es gran parte del problema y un mal precedente cuando se trata de la titular del Tribunal Superior de justicia y sus magistrados y de eso ha sido acusado por parte de una fracción de los magistrados.

El litigante Díaz Rogel precisó varios puntos que inhabilitan y restan credibilidad en el actuar de la titular de la Justicia en Morelos y no debe de ignorarse su petición como tampoco debe ignorarse el cúmulo de inconformidades que parte de los magistrados se han hecho públicas. El dicho de la señora Tania Valentina es absurdo y carente de valor cuando afirma en sus declaraciones que no es fácil la decisión de someterla al escrutinio legislativo del juicio político  porque ella (María del Carmen verónica Cuevas) representa el poder judicial y nos es fácil tomar cartas sobre otro poder cuando el Poder Legislativo y al menos ella (Tania) presidente de la junta política del congreso hemos luchado por la división de poderes.

Muy pobre declaración para una legisladora que tiene precisamente la función de vigilar y hacer respetar la ley y la Constitución del estado. Es exactamente lo contrario de lo que afirma y dice la legisladora porque en su lugar además de constituir su obligación, debe ser  necesaria la toma inmediata de decisiones en cuanto a analizar la posibilidad del juicio político. Se trata de la impartición de justicia que a clamores se ha mencionado con mucha frecuencia y que adolece la titular del poder judicial y no tomar en cuanta ese necesidad va a seguir provocando escándalos innecesarios a ese poder y desde luego inconformidades de los quejosos que pueden y deben recurrir a la justicia federal para que sea esa justicia y no la de casa la que imponga el orden que debería de ser impuesto por la justicia local que representa el congreso con la posibilidad de un juicio político. Nadie dice que sea procedente lo que pide el litigante Díaz Rogel o los magistrados inconformes, pero todos pueden afirmar que es absurdo no considerar la posibilidad del juicio, de analizarlo y concluir si es o no procedente. Cuando la toma de decisiones del Congreso es en los términos que refiere la legisladora y  se hace público no se siente más que tristeza y decepción por el triste papel de mediocridad que solo sigue complicando  el valioso trabajo que tiene el Tribunal Superior de justicia de imponer el orden legal a la convivencia social y de los ciudadanos de Morelos.

Un pueblo sin justicia y sin Ley es un pueblo que concluye en el caos de sus instituciones y de la vida de su sociedad. Es una lástima tener una legisladora con tan pobre criterio, y más lastimoso resulta que rehúya sus obligaciones lo que en el fondo pareciera ser más una complicidad tácita que una ejecutora de la voluntad popular que dice tener.

Alguien debe limpiarle la cara a esa señora que en el patio del edificio del Tribunal Superior de Justicia todos los días nos dice que ya no es tan ciega como parece y  que de vez en cuando manos extrañas del mismo edificio le bajan el pañuelo que cubre sus ojos por los intereses personales de quienes se encargan da hacer su voluntad. ¿Será para que mire quién manda en el TSJ?