La soberanía se defiende

En opinión de Arendy Ávalos

La soberanía se defiende

A lo largo de estos casi cinco meses con Donald Trump frente a la presidencia de Estados Unidos, sus países vecinos, México y Canadá, han tenido que enfrentarse a los caprichos del narcisista que, más allá de gobernar, tiene el objetivo de demostrar que sólo él tiene el poder.

Mientras su homólogo estadounidense lanza amenazas a la menor provocación, Claudia Sheinbaum opta por mantener una idea de armonía, negociación y evasión del conflicto que no le está funcionando lo suficientemente bien; especialmente porque el republicano se esfuerza en incrementar la tensión.

La semana pasada, The Wall Street Journal dio a conocer que Donald Trump le planteó a la presidencia mexicana la posibilidad de enviar tropas militares para combatir a los grupos criminales dedicados al narcotráfico. Sheinbaum Pardo, en defensa de la soberanía nacional, rechazó la oferta y dio por concluido el tema.

Frente a los medios de comunicación, durante su conferencia matutina, Claudia dio por cerrado el tema, pues considera que no vale la pena generar un desencuentro entre ambos gobiernos cuando todos los intercambios han sido respetuosos y sin imposiciones. Con las amenazas de incrementar los aranceles, la situación no parece muy amigable, pero bueno. Cada quien su percepción de la realidad, oiga.

De acuerdo con la mandataria, el gobierno de México está dispuesto a compartir información pero no está dispuesto a aceptar que el ejército estadounidense ingrese a territorio mexicano.

Mientras Sheinbaum se imagina que la relación con Donald Trump es maravillosa y ultra cordial, el estadounidense declaró que su homóloga mexicana es “una mujer encantadora, pero que le tiene “tanto miedo a los cárteles que no puede caminar [...] ni siquiera puede pensar con claridad”. Porque, evidentemente, para él la respuesta correcta era aceptar su propuesta.

El republicano no hace más que señalar las fallas en México que afectan a su país: narcotráfico y migración, principalmente. Sin embargo, la estrategia de meter presión al gobierno vecino se transforma en un discurso de odio y hasta misoginia, porque ¿de qué sirve ser una mujer encantadora si “no sabes” cómo gobernar un país?

La “buena comunicación” es fundamental para mantener una relación sana y resolver los posibles conflictos que pudieran presentarse (porque el conflicto también es indispensable para que los vínculos avancen, ojo ahí). ¿Pero qué pasa cuando las dos personas involucradas están interpretando de forma abismalmente distinta lo que dicen?

Claudia Sheinbaum, frente a Estados Unidos, asegura que la soberanía se defiende; pero en México su estrategia de seguridad sigue siendo insuficiente para combatir la violencia. ¿Habría que recordarle que la soberanía también se demuestra desde adentro? No basta con asegurar efectividad cuando gran parte del territorio enfrenta altos índices de violencia.

Nos queda claro que las amenazas, estigmas y constantes descalificaciones de Donald Trump representan un reto tan diplomático como simbólico. Sin embargo, no basta con apelar a la cooperación y a la soberanía como único principio de la política exterior. ¿Qué hay más allá de la evasión o de la ingenuidad de pensar que “todo va a estar bien?

Pretender que no pasa nada es insistir en alejarse de la realidad, porque los temas incómodos, como el narcotráfico, deben enfrentarse con más que estrategias discursivas que a la población le sirven de poco o nada. Para defender que México es un Estado libre se necesitan resultados concretos y un plan concreto que garantice seguridad para todas las personas, no sólo la tranquilidad del presidente estadounidense.

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