Juego de Manos - La historia se repite
En opinión de Diego Pacheco
Divide y vencerás, pero, ¿qué pasa cuando todo mundo se divide?
A veces la arena política es como aquel profesor que lleva décadas dando la misma clase, con el tiempo, los contenidos se actualizan a los tiempos actuales, a los modismos, a los avances tecnológicos, a los cambios sociales; pero la médula, el núcleo de las enseñanzas, se mantiene. Así, una fotografía a través de los años mostraría lo que parecieran diferentes clases, pero la lección sería la misma.
Y es que la historia suele repetirse, aunque la vida, corta en comparación con el tiempo, actúa como visores que no siempre permiten ver la imagen completa. Es común sentir que lo que uno enfrenta es un escenario único, que enfrentamos retos nuevos o dificultades nunca antes experimentadas; pero no es así.
Si hay algo que nos ha enseñado la historia una, y otra y otra vez, es que la gran debilidad de partidos políticos, movimientos, colectivos y cualquier asociación social, es su división interna. Cuando se forman grupos al interior que buscan hacerse del control total y, por ende, se enfrentan al resto de la estructura, se generan fracturas que no siempre se pueden resanar. La ambición es una condición humana, pero hay que saber controlarla.
En el presente, el tablero político ha visto cambios considerables desde la entrada del nuevo milenio. Hemos observado la primera transición del partido hegemónico en el 2000, acompañado del ascenso del PAN como partido opositor y sus dos presidencias de la República y, posteriormente, el nacimiento y crecimiento veloz de la Morena como movimiento/partido político, que a la fecha suma dos presidencias de la República y un amplio número de victorias en escenarios locales.
En el inter, hemos demostrado como país que tenemos memoria y que, tarde o temprano, quien la debe, la paga. Así, partidos que figuraban en el tablero nacional, como el PRI o el PRD, hoy se encuentran en vías de extinción; hecho que ha convenido a la estrategia de otros, como el PAN, que busca hacerse de la bandera de partido opositor, o Movimiento Ciudadano, que, ante la guerra civil en el bando opositor, ha encontrado un espacio para crecer como partido, y busca deshacerse de la etiqueta de partido satélite con la que contaba. Así es esto.
Entonces, ¿en dónde nos encontramos? En un escenario caótico. Luego de la unidad, adoptada, quizá, más por conveniencia que por convicción, de los dos bandos principales que se enfrentaron en los comicios de este año; los grupos se están haciendo notar conforme la transición de poder tiene lugar. Ello, en todos los equipos. Vamos por partes.
La oposición no termina de configurarse. Pasada la luna de miel electoral, diversos integrantes de los partidos opositores han dado un salto a Morena, con lo que el partido presidencial ya cuenta con los votos necesarios en las Cámaras, locales y federales, para aprobar reformas constitucionales, nombramientos y cualquier decisión que se tome desde la (o las) esferas altas.
Aunado a este complicado escenario, personajes y agrupaciones que fueron protagónicos en las elecciones federales de este año, como el movimiento Marea Rosa —que creció con la llamada defensa al INE y que, posteriormente, se decantó en favor de la candidata a la presidencia Xóchitl— que hoy busca convertirse en un partido político; o la propia candidata presidencial del Frente, que también busca crear un nuevo partido político. Estas nuevas instituciones políticas generan división en un tablero que hoy se divide en dos partes: quienes están con el proyecto cuatroteísta y quienes se llaman su oposición
Pero ojo, que del otro lado no es el paraíso. Con la llegada de la presidenta Claudia Sheinbaum al poder, sucedió lo que ya se podía advertir con la personalidad del mandatario saliente: hay una pugna de poder entre las y los cuatroteístas leales a la presidenta Claudia Sheinbaum, y aquellos que se mantienen firmes con el expresidente López Obrador. A pesar de estar en el mismo proyecto, las visiones de país son distintas y pareciera que desde Tabasco se está dictando línea.
Entonces ¿a qué viene todo este recuento? Como se escribe en los primeros párrafos: la historia se repite, y si hay un patrón que no falla, es que las divisiones internas, independientemente de cuales sean sus causas, son el veneno de las organizaciones sociales y políticas. Estas pugnas, además de universales, tiene la capacidad de desintegrar proyectos y llevar a grupos hegemónicos a la extinción.
Mantener el control y la unidad al interior del partido —el que sea— es fundamental no solo para la rentabilidad política en tiempos electorales, sino también para la supervivencia de la institución. La historia de quienes hoy juegan al juego político puede terminar como muchas otras, si no se apuesta al orden y a la unidad. El tiempo dirá si, como enseña la historia, quienes hoy son protagonistas terminan donde muchos antes lo han hecho: en la banca. Al tiempo.
Por cierto
Como cada 25 de noviembre, el llamado del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer debe resonar a través del resto del año. Es fundamental la observación y reflexión sobre nuestra conducta, para poder alcanzar el cambio que queremos como sociedad. Las palabras cuentan, pero las acciones lo hacen aún más. Siempre hay espacio para aprender, mejorar y sanar.
Un día a la vez, pero todos los días: