Escala de Grises - Respuestas pendientes

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Respuestas pendientes

El pasado 20 de enero, la Fiscalía de la Ciudad de México reportó la activación de la Alerta Ámber por la desaparición de María Ángela Olguín Bustamante. De acuerdo con el relato de su madre, la joven de 16 años se quedó esperándola afuera de los sanitarios públicos que hay junto al Metrobús Indios Verdes.  Después de 10 minutos de espera, María Ángela ya no estaba.

 

Eran poco más de las 5 p.m. en uno de los lugares más transitados de la ciudad y, aún así, ninguna de las personas que se encontraba en la zona supo qué había pasado con la joven. Considerando lo anterior, Claudia Sheinbaum propuso reforzar la seguridad en el paradero de Indios Verdes, un punto clave para la comunicación entre la Ciudad y el Estado de México. 

 

Dos días después de que fuera vista por última vez, María Ángela fue localizada en un terreno baldío de Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México. La menor de edad presentaba signos de violencia y, antes de ser auxiliada por dos policías municipales, estaba cubierta con plásticos, atada de pies y manos, claramente desorientada.

 

Como si una tragedia no fuera suficiente para la ciudad y el país entero, menos de 24 horas después del caso de María Ángela, desaparecieron dos menores de edad más en la misma alcaldía (Gustavo A. Madero). Afortunadamente, también fueron localizadas con vida.

 

María Ángela fue trasladada a la CDMX, donde pudo reunirse con su familia y ser atendida conforme al protocolo de atención a menores víctimas de violencia. Por supuesto, la Fiscalía de la Ciudad de México aseguró que no sería descartada ninguna línea de investigación.

 

Sin embargo, luego de casi una semana, la dependencia encabezada por Ernestina Godoy hizo públicas sus conclusiones sobre el caso. A través de plataformas digitales, se estableció que, tras realizar un análisis a fondo de todos los elementos, “la ausencia de María Ángela fue voluntaria y no fue víctima de delito”.

 

La fiscalía estableció que María Ángela dejó la estación Indios Verdes y, casi una hora después, arribó al Centro Histórico capitalino con el objetivo de pedir ayuda a las integrantes de “Fénix Libertas”, una colectiva feminista que suele ubicarse cerca del Palacio de Bellas Artes.

 

Como era de esperarse, esa versión contradice lo declarado por los policías municipales que localizaron a la menor en Neza y con lo capturado por la cámara de C5 que, según Rocío Bustamante y Jesús Olguín, muestra el instante en que María Ángela es sustraída por un hombre. Estas imágenes no fueron retomadas en las declaraciones de las autoridades de la CDMX.

 

Entre las dudas más evidentes están las pruebas proporcionadas por parte de la fiscalía, donde se observa a la joven con ropa distinta a la reportada en su ficha de búsqueda, la falta de declaraciones formales por parte de los policías que la localizaron y el grito que escuchó Rocío antes de que María Ángela desapareciera.

 

Una vez más, nos enfrentamos a las versiones emitidas por diferentes autoridades que demuestran la falta de protocolos efectivos para abordar y atender casos de desaparición forzada y, en este caso, de violencia de género. Una vez más, nos enfrentamos a una investigación que concluye en revictimización.

 

Aunque la Fiscalía de la Ciudad de México aseguró que no descartaría ninguna línea de investigación, parece que no retomó ni siquiera la posibilidad de sumisión química. Quedan varias respuestas pendientes, ¿no le parece? ¿Quién es el hombre que se llevó a María Ángela? ¿Cómo puede ser posible que nadie notara que una menor de edad era privada de su libertad a mitad de la tarde?

 

¿Por qué si se fue por voluntad propia apareció atada y cubierta de plástico en un terreno baldío? En el remoto caso de que la Fiscalía capitalina esté en lo correcto, ¿qué razones orillaron a una menor de 16 años a desaparecer sin que su familia supiera nada más sobre ella?

 

A pesar de que la localización con vida de María Ángela es una buena noticia para la familia Olguín Bustamante, no debería significar la conclusión de las investigaciones o el cierre de su caso. Agotar las líneas de investigación, tal como prometió la fiscalía, también debería implicar justicia y una garantía de no repetición, ¿o no?

 

¿Qué ocurrirá si ese hombre, en efecto, es responsable de la desaparición de María Ángela? ¿Qué ocurrirá con las menores de edad que sigan desapareciendo en la ciudad? ¿Qué ocurre con las investigaciones de desaparición para las niñas, adolescentes y mujeres que desaparecen cada día a nivel nacional?

 

México continúa con una cifra que supera las 110 mil personas desaparecidas y una impunidad del 95% que, aparentemente, no representa una alerta para las autoridades involucradas. México continúa con un promedio de 10 mujeres asesinadas cada día y la solución a la violencia de género parece no acercarse ni tantito.

 

Ni siquiera a plena luz del día, ni siquiera acompañadas; ni siquiera en la capital del país, gobernada por una mujer, cuya fiscalía también está presidida por una mujer, podemos tener una garantía de que regresaremos a casa. ¿Cuál es la alternativa, entonces? ¿Argumentar que todos los errores cometidos en la presente administración son parte de una guerra orquestada por la oposición?

 

¿Qué nos queda por hacer? Es indispensable que los tres niveles de gobierno se involucren en la solución de los problemas estructurales que llevan años moldeando nuestra realidad. Empezar por conocer más sobre el tema y rodearse de personas expertas para plantear acciones encaminadas a resolver, en lugar de suponer y elaborar mentiras sin pies ni cabeza, me parece una gran opción.

 

Invertir recursos (de todo tipo) en encontrar la verdad y garantizar justicia, así como la no repetición de los delitos que nos han traído hasta aquí, también suena como una buena idea. Replantearnos la forma de abordar problemas tan cercanos como la desaparición forzada o la violencia de género es el primer paso para comprender que nos enfrentamos a monstruos que son reales y que habitan el mismo espacio, a las mismas horas, que nosotres.

 

Aunque sea de día:

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